Hilo de Venezuela

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Venezuela cierra 2015 con una caída de 10 puntos del PIB, con una inflación del 250% y un índice de desabastecimiento del 60%.
Y 28 mil asesinados
 

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El presidente Nicolás Maduro anunció el martes que Venezuela decidió reactivar las gestiones ante los países de la OPEP y a productores independientes para promover el control del mercado petrolero y sumar esfuerzos para hacer frente a la caída de los precios internacionales del crudo.

"Hoy (martes)... por primera vez en 12 años el petróleo venezolano llega a 24 dólares el barril, el nivel más bajo en casi una década y media, producto de la guerra del petróleo que hay que revertir", dijo Maduro en un acto realizado a las puertas del palacio de gobierno con motivo de la firma de una nueva convención laboral de los trabajadores petroleros.

La llamada cesta venezolana, un precio promedio de la amplia variedad de crudos livianos y pesados que exporta esta nación sudamericana, cerró la semana pasada en 27,87 dólares por barril. La cesta OPEP, en tanto, cerró el viernes pasado en 30,14 dólares.

"Le he dado órdenes al ministro (de Petróleo y Minería) Eulogio Del Pino que reactive todas las gestiones ante la OPEP y ante los países productores de petróleo no OPEP, para que detengamos esta guerra de precios y recuperemos el mercado", comentó.

Maduro ha destacado reiteradamente la urgencia que los países productores vean la necesidad de que los "que producimos el petróleo" sean los que regulen y controlen el mercado y el proceso de fijación de precios, bajo un sistema "justo, estable, no especulativo".

La caída que han sufrido en los últimos meses los precios del crudo, que actualmente rondan los 30 dólares por barril, ha golpeado a la economía venezolana, la cual es altamente dependiente del petróleo, pues éste genera el 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones. Venezuela es uno de los principales exportadores de crudo de la región y un miembro activo de la OPEP.

Algunos países como Arabia Saudí -el mayor productor de crudo de la OPEP- pueden capear la baja de precios, pero otros miembros de la organización, como Venezuela y Nigeria, necesitan que estén más cerca de 100 dólares el barril para financiar sus presupuestos nacionales.
 

Johngo

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Maduro alivia la tensión y convoca en el Congreso al diálogo con la oposición

Venezuela

El presidente venezolano dijo respetar la victoria legislativa de la disidencia. Reconoció la crisis que sufre su país y atacó la dependencia del petróleo, pero no formuló autocríticas.

NOTA: nada nuevo, sigue en sus trece con la costumbre de echar la culpa al otro y seguir con la política comunista. Record de inflación y devaluación. Presos en su propio país a una amiga venezolana le costo un año en lograr salir del país.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro reconoció ayer ampliamente la crisis económica que acosa a su país y, al mismo tiempo, se mostró muy cauto y moderado en su primer discurso en un Congreso dominado por la oposición política. El mandatario, que rendía su discurso de gestión anual, invitó al diálogo con la disidencia a la que dijo respetar. “Quedamos listos y dispuestos para conversar este y cualquier otro tema que sea susceptible y necesario de conversar por la paz que nos exige Venezuela”, manifestó tras aludir a la amnistía que proponen los opositores para los presos políticos.

La reacción se produjo después de que el gobierno lograra que el nuevo Congreso acepte remover a tres legisladores con lo que la oposición perdió momentáneamente su estratégica diferencia de dos tercios. Maduro eludió la posibilidad de la amnistía a los presos, y propuso en su lugar una Comisión Nacional de Justicia, Verdad y Paz que investigue lo sucedido. Una forma de enviar al callejón de la retórica la posibilidad de liberar al casi centenar de políticos detenidos.

En su largo mensaje, Maduro aceptó que el país sufre una crisis pero eludió en todo momento la responsabilidad de su gobierno y de su mentor Hugo Chávez en la pesadilla cotidiana de os venezolanos que no consiguen productos, y sobreviven apenas a una inflación superior al 200%. Cualquier alternativa al sistema vigente los últimos 17 años, fue traducido como neoliberal y punto.

“El 70 por ciento de la inflación sufrida en 2015 por nuestro país está asociado al ataque a la moneda, 70% fíjense”. Y denunció una restauración neoliberal citando incluso el ejemplo de Libia conde se derrocó la dictadura de 42 años de Muammar Khadafi, como una de las víctimas de esa restauración.

“Venezuela sufre una guerra no convencional particularmente desde la partida física del comandante Chávez, es una guerra no convención, integral, de varias dimensiones y en el seno de esta agresión contras Venezuela hay una guerra económica”. “Hemos sido blanco de estrategias imperiales de desestabilización”, sostuvo.

La oposición y los analistas sostienen, en cambio, que el desastre venezolano se debe a la multiplicación de tipos de cambios, un exagerado cierre de la economía que impide las inversiones, y un gasto público sin control que se financia con emisión sin respaldo. En el discurso en el cual Maduro citó a Eva Perón, Néstor Kirchner o Lula da Silva, y en el que repitió su respeto por la victoria opositora, afirmó que “el año 2015 fue el más difícil, un auténtico año terrible por la crisis económica, la guerra económica y el derrumbe de los precios de petróleo que cayeron a mínimos en diez años (perdiéndose), el 62% del ingreso nacional en divisas”. Según el presidente bolivariano, se trata de que los países productores recuperen el mercado petrolero que habría sido tomado por fuerzas oscuras. “Si no lo hacemos el daño del mercado petrolero no va a tener parangón”, marcó.

Maduro sí admitió que no se logró reemplazar las importaciones en un país que compra al exterior casi la totalidad de los alimentos que consume y otros artículos de primera necesidad. “No hemos logrado contar con un aparato productivo lo suficientemente fuerte que nos permita atender la demanda interna de bienes y servicios y rompiendo la dependencia con el ingreso petrolero”, sostuvo. Y admitió que el país tiene una deuda de 14.000 millones de dólares.

Pero nuevamente explicó que eso es parte de una situación de guerra mundial que es lo que ha bajado los precios del petróleo y no la recesión que afecta al globo. También atacó al empresariado venezolano por una supuesta “huelga de inversiones y huelga de cooperación con las leyes y sus obligaciones”.

Ayer el gobierno proclamó un decreto de emergencia económica que pretende que el Congreso apruebe y que libera las manos del régimen para intervenir empresas o manipular sus producciones. Difícilmente el Congreso le dé luz verde, lo que profundizará el choque de poderes.

Maduro advirtió contra los intentos de desestabilización. “Son modelos de perder, no crean que llegaran así a la cúspide del poder en Caracas”, le dijo a la oposición. “Deben imaginarse la respuesta del pueblo”. El roce más evidente fue cuando dijo que no permitirá que “se privatice” el millón de viviendas que el gobierno construyó y entregó a familias venezolanas. Se refería a la decisión de la oposición de entregar las escrituras a la gente. El régimen solo les da la llave y dice que si le entregan los papeles la gente podría vender las casas. Los diputados disidentes que consideran eso una extorsión le gritaron “propiedad, propiedad”.
 

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La inflación en Venezuela alcanzó los tres dígitos para ubicarse en septiembre pasado en 141,5%, la mayor tasa anualizada en casi dos décadas, mientras que la economía se contrajo en 7,1% para el tercer trimestre de 2015, resultados que el presidente Nicolás Maduro consideró como "cifras catastróficas".

Venezuela enfrenta una aceleración de la inflación y la recesión económica en medio de crecientes problemas de desabastecimiento, y un severo déficit fiscal que los analistas estiman que podría agravarse este año ante la caída de los precios del petróleo, que es la principal fuente de ingresos del país. Para hacer frente a la crisis económica, Maduro aprobó la declaratoria de una emergencia económica en todo el país por espacio de dos meses.

El decreto le otorga facultades al gobierno para tomar las "medidas oportunas" para "mitigar los efectos de la inflación inducida, de la especulación del valor ficticio de la divisa, el sabotaje a los sistemas de distribución de bienes y servicios, así como contrarrestar las consecuencias de la guerra de los precios petroleros", dijo el vicepresidente del área económica, Luis Salas, al leer el texto.

El índice nacional de precios (INPC) alcanzó en los primeros nueve meses de 2015 una tasa acumulada de 108,7%, anunció el Banco Central de Venezuela en un comunicado.

Con este registro, la inflación anualizada para el período septiembre 2014-septiembre 2015 saltó a 141,5%, la mayor tasa en casi dos décadas. En Venezuela no se daban tasas de inflación de tres dígitos desde 1996, cuando se alcanzó una tasa de 103% tras una severa crisis financiera que afectó a buena parte de la banca venezolana.

Uno de los renglones que tuvo mayor aceleración entre julio y septiembre de 2015 fue el de los alimentos, que registró una tasa de 55,7%.

Venezuela cerró 2014 con una inflación de 68,5%, que fue el último registro del índice de precios que difundió el Banco Central en febrero de 2015.

Al explicar las razones de la aceleración de los precios, el instituto emisor indicó que Venezuela es víctima de una "guerra económica de nueva generación" promovida por páginas de internet que fijan la tasa de cambio "sin ningún criterio ni sustento económico".

"Cerca de 60% de la inflación registrada en 2015 es resultado de la incidencia del tipo de cambio, asociado a la exagerada depreciación del bolívar que se difunde a través de las referidas páginas web", señaló el BCV.

La inflación en Venezuela sigue manteniendo un ritmo acelerado a pesar de los estrictos controles que mantiene el gobierno desde 2013 que implicaron las expropiaciones de algunos comercios de electrodomésticos señalados de especular, y las rebajas de precios de algunos productos que decretó el gobernante.

La economía venezolana sufrió en el tercer trimestre de 2015 una caída de 7,1%, muy superior a la contracción que se enfrentó en el mismo período de 2014 que fue de 2,7%, de acuerdo con estimaciones preliminares que difundió el Banco Central.

Al explicar las razones del comportamiento desfavorable de la economía, el Banco Central indicó que el sector público experimentó un incremento de 1,1% mientras que el sector privado tuvo un descenso de 10,5%.

El organismo reconoció que "la menor disponibilidad de divisas" generada por la caída de los precios del petróleo, que financia 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones, fue uno de los factores que afectó el desempeño del aparato productivo venezolano.

Maduro consideró como "catastróficas" las cifras económicas que difundió el viernes el Banco Central, y dijo en la presentación de su informe anual al país que el modelo socialista es el "único" que puede transitar estas dificultades y la "tormenta económica" que enfrenta Venezuela.

El mandatario admitió que el país está sometido a intereses geopolíticos que están determinando una "guerra de precios" del petróleo y la caída del valor del barril, y un "ataque monstruoso" a la moneda y al sistema de cambio.
 

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El presidente Nicolás Maduro anunciará el martes nuevas medidas para hacer frente a la severa crisis económica que padece el país suramericano, indicó el ministro de Industria.

Luego de la declaración de emergencia económica que acordó Maduro la semana pasada, el mandatario tiene previsto sostener el martes un encuentro con empresarios donde dará algunas orientaciones y "hará algunos anuncios", dijo en una transmisión de la televisora estatal el ministro de Industria y Comercio, Miguel Pérez Abad, sin ofrecer más detalles.

Pérez Abad expresó, durante un acto en el estado centro costero de Aragua, que el gobierno espera constituir "alianzas estratégicas" con empresarios y trabajadores para superar las dificultades económicas, y descartó que el gobierno vaya a utilizar la emergencia económica para agilizar las expropiaciones en el país.

Las autoridades anunciaron el 15 de enero un decreto de emergencia económica que le permitirá al gobierno disponer recursos especiales para atender los gastos del presupuesto; lograr financiamientos para recuperar la inversión; establecer límites máximos de ingreso y egreso de moneda venezolana en efectivo, y tener acceso a los medios de transporte, canales de distribución y almacenes privados.

La presentación del decreto coincidió con la difusión que hizo el Banco Central de Venezuela de la tasa de inflación que alcanzó para septiembre pasado una variación anualizada de 141,5%, mientras que la economía se contrajo en 7,1% para el tercer trimestre del 2015, cifras que Maduro consideró como "catastróficas".

Venezuela enfrenta una desbordada inflación y la recesión económica en medio de crecientes problemas de desabastecimiento, y un severo déficit fiscal que los analistas estiman que podría agravarse este año ante la caída de los precios del petróleo, que es la principal fuente de ingresos del país.

Maduro pidió el viernes, durante la presentación de su informe anual de gestión, apoyo a todos los sectores y al Congreso, que controla la oposición, para hacer frente a la crisis.

La Asamblea Nacional tiene un plazo de una semana para evaluar el decreto de emergencia económica. El mandatario remitió el decreto al Tribunal Supremo de Justicia para determinar si está ajustado a las leyes y la constitución.
 

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La Asamblea Nacional, bajo control de la oposición, rechazó el viernes el decreto de emergencia económica del presidente Nicolás Maduro, decisión que amenaza con recrudecer las tensiones políticas en Venezuela ante un inevitable un nuevo choque entre el gobierno y el Congreso.

El presidente del Congreso, Henry Ramos Allup, anunció que tras un intenso debate de cuatro horas la mayoría opositora desaprobó el decreto que fue propuesto la semana pasada por Maduro para hacer frente a la crisis económica.

Con la decisión que tomó la Asamblea Nacional cesó el decreto de emergencia, dijo el jefe de la bancada opositora, diputado Julio Borges, al reconocer que la oposición seguirá abierta a sentarse con el gobierno a discutir un "cambio total de la economía" para enfrentar la crisis.

"Hoy no se clausuró una puerta sino que se abrió lo que tiene que ser una discusión seria", expresó Borges, y agregó que "el gobierno quiere solventar su crisis metiéndole la mano al pueblo venezolano para sacarle plata. Nosotros lo que queremos es que el gobierno venezolano sea quien se apriete el cinturón y tome las medidas serias que tiene que tomar para verdaderamente racionalizar un gasto".

El mandatario, por su parte, acusó a la oposición de actuar de "espaldas al país" y de preferir el camino "del show, de la confrontación estéril". "No debemos caer en ese camino", agregó.

Maduro dijo, durante un acto con empresarios en la capital, que lamentaba el giro "muy negativo" de la oposición y sostuvo que "se corresponde más con otros planes que con el deseo real de que afrontemos y llevemos adelante iniciativas económicas que nos permitan cabalgar y transmontar esta situación compleja".

A las críticas contra el Congreso se sumó el diputado reelecto Diosdado Cabello que señaló, al leer un comunicado de la bancada oficialista, que la oposición actúa movida por "hilos que desde el exterior juegan a la crisis del país, al enfrentamiento entre los venezolanos y a la ingobernabilidad buscando con ello la excusa para una intervención con supuestos fines humanitarios y la salida del presidente". Cabello dijo que el oficialismo convocará concentraciones en todas las plazas Bolívar del país para explicar al pueblo los alcances de la regulación.

Maduro pidió el martes pasado a la Asamblea Nacional que apruebe el decreto para superar la "tormenta" económica y advirtió a la oposición que de rechazarlo se entraría en una "confrontación". La coalición opositora tiene actualmente 109 diputados mientras que el oficialismo posee 54.

El Tribunal Supremo de Justicia declaró a mediados de semana que el decreto de emergencia se ajusta a la constitución, lo que podría abrirle el camino a Maduro para llevar adelante la nueva regulación que le da facultades por 60 días para disponer recursos especiales para atender los gastos fiscales, establecer límites máximos de ingresos y egresos de moneda venezolana en efectivo y lograr el acceso a los medios de transporte y almacenes privados, entre otras medidas.

Los analistas estiman que será inevitable que el choque entre el gobierno y el Congreso agite nuevamente las tensiones políticas en Venezuela, lo que podría agravar aún más la crisis causada por una desbordada inflación que se ubicó en septiembre pasado en 141,5%, severos problemas de desabastecimiento, un fuerte déficit fiscal y una profunda recesión.

Maduro anunció el viernes que las exportaciones se regirán a partir de ahora por la tasa de cambio del mecanismo conocido como "sistema marginal de divisas" que establece regularmente el Banco Central y que está en 199,8 bolívares por dólar. Anteriormente para las exportaciones se utilizaba el tipo de cambio del "sistema cambiario alternativo de divisas" que es de 13,50 bolívares por dólar.

El oficialismo y la oposición se enfrentaron la semana pasada por tres diputados del estado sureño de Amazonas que fueron suspendidos por el Tribunal Supremo de Justicia que los procesa por supuestas irregularidades en su elección.

Las tensiones lograron superarse luego que la mayoría opositora decidió acatar una sentencia del máximo tribunal que ordenó la desincorporación de los tres congresistas.
 

Johngo

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La crisis económica azota las universidades de Venezuela

CARACAS—Hasta el mes pasado, cuando la universidad pudo reabrir sus puertas en medio de serios problemas presupuestarios, William Saavedra, un estudiante de ortodoncia de 22 años, y algunos de sus compañeros ofrecían exámenes dentales gratuitos a la población en una silla de dentista ubicada en la ajetreada Plaza Brión de esta capital.

Su motivación no era puramente altruista: esta era la única forma en que podían acumular horas de experiencia clínica. A Saavedra le faltaba sólo un año para graduarse cuando su facultad, que pertenece a la mayor universidad pública del país, suspendió las clases el pasado septiembre en medio de un recorte de 70% en el presupuesto, una huelga de profesores y la falta de suministros, desde guantes de látex a bombillos eléctricos.

La Universidad Central de Venezuela, donde estudia, ha vuelto a dar clases, pero las condiciones muestran que la profundización del colapso económico del país está también causando otra crisis, que se desarrolla en cámara lenta: la desintegración del sistema de educación pública, alguna vez considerado uno de los mejores de América Latina.

Fundada en Caracas en 1721, esta casa de altos estudios es el buque insignia del sistema universitario público de Venezuela. En los últimos cuatro años, dicen los administradores, ha perdido casi una cuarta parte de sus 4.000 profesores después de que la inflación dejó a muchos de ellos ganando jornales equivalentes al precio de una lata de atún. El presupuesto mensual para suministros y administración de su facultad más grande, que enseña ciencias sociales, economía y administración de empresas a cerca de 7.000 estudiantes, ronda el equivalente de US$186 en el mercado negro.

Tratar de revertir el daño es una prioridad para la oposición venezolana, que en las elecciones de diciembre obtuvo la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Más de un millón de ciudadanos con educación superior ha abandonado Venezuela, según Tomás Páez, sociólogo de la Universidad Central, que ha estudiado el fenómeno. Como resultado de la fuga de cerebros y la continua crisis universitaria, dicen economistas y expertos en educación, el país enfrenta un grave déficit de trabajadores calificados, incluyendo emprendedores y cirujanos. “Necesitamos gente educada para sacarnos de la situación en que estamos”, asevera Ulises Rojas, vicerrector académico de la Universidad de Carabobo.

Las universidades públicas son responsables de ocho de cada 10 diplomas universitarios que se otorgan en Venezuela. El resto corresponde a instituciones privadas y a la red de las llamadas universidades bolivarianas, creadas por el gobierno izquierdista del presidente Hugo Chávez con el objetivo declarado de educar a los estudiantes para que apoyen la revolución del pueblo.

Las universidades públicas sufrieron bajo Chávez, que fue presidente entre 1999 y 2013, y su sucesor Maduro. Los recortes presupuestarios, la creciente escasez y una tasa de inflación que el año pasado llegó a 275% han agotado las becas de alojamiento para estudiantes y postergado obras de mantenimiento básico. Muchos profesores han huido al exterior.

Después de años de recortes presupuestarios y de tensión entre las universidades y el gobierno, en agosto Maduro apretó aún más los tornillos, exigiendo que las universidades acepten entre 50% y 75% más de nuevos alumnos, muchos de familias pobres. Sostuvo que la actual competencia para ingresar a las mejores universidades públicas, basada en méritos, favorecía a los ricos.

Sin embargo, al tiempo que obligaba a ampliar la inscripción de alumnos, el estado recortó los presupuestos universitarios para 2016 entre 70% y 80%. Las universidades públicas consideran que el objetivo de esos recortes es hacerlas desaparecer. “No hay suficiente para nada, ni siquiera para los bombillos” de luz, dice Adelaida Struck, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central.

Furiosos, los profesores se declararon en huelga. Algunos se reintegraron a sus puestos a finales de noviembre y la universidad volvió reabrió sus puertas en enero, pero profesores y estudiantes creen que la institución se paralizará nuevamente a menos que haya una gran inyección de fondos.

Mientras tanto, la delincuencia se ha disparado en los campus. La Universidad de Carabobo ha solicitado la presencia policial en respuesta a un promedio semanal de cinco robos a mano armada a estudiantes. Bandas de ladrones les roban teléfonos celulares, tornos dentales, libros y cualquier cosa que pueda ser vendida en el mercado negro.

Al completo con imágenes: La crisis económica azota las universidades de Venezuela - WSJ
 

Johngo

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Maduro importa toneladas de billetes en Boeing 747

En Caracas, el presidente de la Fundación Arturo Uslar Pietri, Antonio Encarri, le dijo al programa Primera Página, de Globovisión, que en más de 16 meses no se ha reportado la situación de las reservas de oro del país: “El venezolano cuenta con unas reservas que se están despalillando (…) El oro sirve para comprar comida y medicinas. Hay que cambiar de gobierno porque los que nos trajeron estos problemas, no nos van a sacar de esto”, agregó. A propósito de la situación en Venezuela, aqui una nota del The Wal Street Journal:

por KEJAL VYAS

En los últimos meses, millones de kilos de provisiones llegaron en tres docenas de Boeing 747 desde diversos países para dar alivio a la paralizada economía venezolana. Sin embargo, no eran alimentos ni medicamentos, sino otra cosa que a menudo escasea aquí: billetes de la moneda de Venezuela, el bolívar.
Esos cargamentos fueron parte de una importación masiva de al menos 5.000 millones de billetes autorizada por el gobierno del presidente Nicolás Maduro en el segundo semestre de 2015, con la que intenta apuntalar la oferta de una moneda que vale cada día menos, según siete personas al tanto.

Esto no es todo. En diciembre, el Banco Central de Venezuela inició negociaciones secretas para encargar otros 10.000 millones de billetes, dijeron cinco de estas personas, lo cual duplicaría la cantidad de efectivo en circulación. El número es muy superior a los 8.000 millones de billetes que la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo imprimen respectivamente cada año, con la diferencia de que dólares y euros se utilizan en todo el mundo.

Cuatro voceros del banco central no respondieron a llamadas y correos electrónicos solicitando comentarios.
Los economistas advierten que estas importaciones podrían agravar la crisis económica de Venezuela. La inyección de grandes cantidades de billetes podría atizar la inflación, que el Fondo Monetario Internacional estima alcanzará 720% este año, la tasa más alta del mundo. Los datos del banco central muestran que en 2015 Venezuela más que duplicó su masa monetaria, una medida utilizada para medir el dinero en circulación en la economía, incluyendo depósitos bancarios.

La impresión de más bolívares debilita aún más la moneda. Esta semana, en el mercado negro cruzó por primera vez el umbral psicológicamente importante de 1.000 unidades por dólar. El país tiene varios tipos de cambio, incluyendo uno de 6,3 bolívares por dólar. Los 30 millones de habitantes de Venezuela parecen no poder obtener efectivo lo suficientemente rápido, dice Steve H. Hanke, un experto en monedas en problemas de la Universidad de Johns Hopkins. “La gente quiere efectivo porque quiere deshacerse de él tan rápido como sea posible”. Aunque ha aumentado el uso de tarjetas de crédito y transferencias bancarias, los venezolanos deben llevar fajos de billetes debido a que muchos comerciantes tratan de evitar las tarifas por las transacciones. Una cena en un buen restaurante puede costar un fajo de billetes del tamaño de un ladrillo. Una arepa con queso se vende a casi 1.000 bolívares, o 10 billetes de 100 bolívares, la denominación más alta, cada uno de los cuales vale menos de 10 centavos de dólar.

Según los economistas, los rígidos controles de precios sólo han empeorado la situación y han generado un floreciente mercado negro para casi cualquier producto, desde neumáticos de autos a pañales de bebé, en el que el efectivo es la forma preferida de pago. La compra de billetes le está costando al gobierno izquierdista, acuciado ya por la falta de dinero, cientos de millones de dólares, según las siete fuentes, que fueron informadas oficialmente de los acuerdos de Venezuela con los productores de billetes.
El alto costo de la impresión de billetes constituye una carga especialmente pesada para Venezuela, que todavía sufre por la caída de los precios del petróleo y por 17 años de un dispendioso gobierno socialista, cuyos gastos han dejado las arcas públicas en ruinas.

La mayoría de los países ha tercerizado la impresión de billetes a empresas privadas que ofrecen sofisticadas tecnologías contra la falsificación, como marcas de agua y tiras de seguridad. En el caso de Venezuela, sin embargo, su motivación ha sido la urgencia y el gran volumen de sus necesidades de divisas. Las imprentas que el banco central posee en la ciudad industrial de Maracay no tienen suficiente papel de seguridad para imprimir más que una pequeña porción de los billetes del país, dijeron las fuentes. Las dificultades se derivan de la misma escasez de dólares que ha afectado a toda esta economía centralizada. El gobierno tiene dificultades para pagar las importaciones de todo, desde medicamentos contra el cáncer al papel higiénico y el repelente de insectos para combatir el virus del zika.

Esto significa que Venezuela tiene que comprar bolívares en el exterior a cualquier precio. “Es plata fácil para muchas de estas compañías”, dijo una de las personas. El enorme pedido de 10.000 millones de billetes no puede ser satisfecho por una sola imprenta, según las personas al tanto de los acuerdos, lo cual ha generado interés entre varias de las firmas de impresión más grandes del mundo. Entre ellas, según las fuentes, se encuentran la británica De La Rue, Canadian Bank Note Co., la francesa Oberthur Fiduciaire y una filial de Giesecke & Devrient, con sede en Múnich, que imprimió el marco alemán de la República de Weimar durante la hiperinflación de la década de 1920, cuando la gente transportaba carretillas de efectivo para comprar pan. Más recientemente, Giesecke & Devrient fue la proveedora del papel de seguridad para Zimbabue cuando el país sufrió una hiperinflación en 2008 en el que los precios se duplicaban a diario. La imprenta canadiense no respondió a pedidos de comentarios, en tanto que las otras no quisieron hacer declaraciones.

Los expertos en divisas dicen que los retos logísticos de importar y guardar grandes cantidades de billetes ponen de relieve una verdad innegable: Venezuela está gastando mucho más de lo que necesita porque el gobierno no ha impreso un billete más grande. Esto, dicen los analistas, es un reconocimiento implícito de hiperinflación por parte de un gobierno que públicamente niega el problema. “Los grandes billetes no causan inflación. Los grandes billetes son el resultado de la inflación”, señala Owen W. Linzmayer, un experto en monedas con sede en San Francisco y autor que cataloga las divisas del mundo. “Billetes de mayor denominación en realidad pueden ahorrarle dinero al banco central, porque en lugar de tener que reemplazar 10 billetes deteriorados sólo se necesitan cinco, o uno”. Los últimos encargos del Banco Central de Venezuela han sido exclusivamente de billetes de 100 y 50 bolívares, porque los de 2, 5, 10 y 20 valen menos que el papel en que están impresos, según las siete fuentes.

Maduro y sus aliados dicen que el aumento galopante de los precios al consumidor es parte de una conspiración capitalista para desestabilizar su gobierno. A finales de diciembre, el presidente hizo cambiar una ley para darse a sí mismo control total sobre el banco central, despojando a esta institución de la supervisión de la Asamblea Nacional justo cuando sus oponentes políticos tomaban el control del poder legislativo por primera vez en 17 años.

“Para frenar la impresión excesiva, tenemos que cambiar esa ley y restaurar la autonomía del banco central”, dijo Elías Matta, un legislador opositor que se centra en las finanzas del Estado. La inundación de dinero ha llevado a algunos sectores de la economía, como el inmobiliario y el automotor, a fijar sus precios en dólares, aunque lo hacen a escondidas debido a que es ilegal realizar transacciones en dólares. Incluso los secuestradores exigen rescates en dólares, dicen expertos en seguridad. Una fotocopia en color de un billete de 100 bolívares cuesta más que el billete. En una imagen que se difundió en los medios sociales, un comensal aparece sosteniendo una grasosa empanada con un billete de 2 bolívares, que es más barato que una servilleta.

Algunos cajeros automáticos limitaron los retiros a alrededor de 6.000 bolívares por día, menos de US$6 en el mercado no oficial. Incluso entonces, las máquinas funcionan a menudo con poco efectivo. Y en una señal de la rapidez con la que los bolívares recién impresos circulan en la economía, los números de serie de los billetes nuevos dispensados por los cajeros automáticos están a menudo en orden secuencial.

Lo que está claro es que hay poco respeto por el asediado bolívar, no importa la forma que adopte.
Mario, un poblador de un barrio pobre de 46 años, caminaba hace poco con un megáfono por las calles de un barrio rico de Caracas, pidiéndoles a los residentes que le vendieran sus monedas, que luego guardaba en un enfriador agua con ruedas. Su idea era fundirlas. “Puedes hacer un anillo arrechísimo con eso”, explicó Mario, que no quiso dar su apellido, pero dijo que prefiere que lo llamen por su apodo: “Moneda”. U24
 

Johngo

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Lo mejor que le puede pasar a Venezuela es un default

Azerbaiyán pidió ayuda al Fondo Monetario Internacional. Nigeria está recurriendo al Banco Mundial. Rusia y Arabia Saudita están recortando el gasto público y analizan vender activos del estado. En Venezuela, donde la caída de los precios del petróleo ha sido aún más devastadora para la economía, las autoridades parecen estar paralizadas. Ahora que el presidente Nicolás Maduro está inmerso en una lucha de poder con la legislatura encabezada por la oposición, la mejor esperanza para los venezolanos quizás sea que los acreedores externos del país intervengan y obliguen a una resolución. Lo antes posible.

Es difícil conocer los números en un país con tres tipos de cambio oficiales y precios controlados que guardan poca relación con las realidades del mercado negro. Pero la inflación es de tres dígitos, incluso según los indicadores oficiales. El FMI estima que la producción se redujo 10% el año pasado; y está claro que el pueblo está sufriendo graves dificultades. Las exportaciones de petróleo son la única fuente de divisas que tiene Venezuela para comprar casi todas los artículos de primera necesidad. Las importaciones se han desplomado desde alrededor de u$s 50.000 millones en 2007 _cuando el crudo Brent promediaba los u$s 72 el barril_ hasta u$s 30.000 millones el año pasado, una importante contracción del 40% que ha provocado escasez de medicamentos, pañales y alimentos básicos como la leche y el arroz.

Las colas, el acaparamiento y la especulación se han convertido en parte de la vida cotidiana. Como el precio del crudo venezolano es apenas superior al costo de producción, las importaciones continuarán disminuyendo este año. Pronto las dificultades diarias se convertirán en una crisis humanitaria y en una ola de refugiados.
Sin embargo, no hay ninguna señal de acciones efectivas para evitar el desastre. Maduro mantiene los severos controles de precios y los subsidios a los combustibles que sirven simplemente para enriquecer a personas cercanas al régimen. Intenta asegurar su control sobre el banco central, dañando su ya desgastada credibilidad. Y le ha pedido a la asamblea nacional poderes para administrar la economía mediante decretos de emergencia, una petición que fue aprobada, posiblemente inconstitucionalmente, por un Tribunal Supremo repleto de empleados del régimen y luego bloqueada por la legislatura.
El resultado es un estancamiento político. Actualmente no hay héroes en la política venezolana, sólo villanos en mayor o menor escala. Nadie tiene el control ni legisla y nadie está actuando de forma constructiva, en un momento en que la acción enérgica es vital para evitar una crisis económica que afectaría a la gran mayoría de los venezolanos.

Sin embargo, a pesar del fracaso total de sus políticas, Maduro ha priorizado el cumplimiento de los pagos de la deuda soberana, aun a costa de restringir aún más las importaciones. Esto se debe a que un impago amenazaría la existencia del régimen: les permitiría a los acreedores incautar los cargamentos de petróleo y los activos en el exterior, asfixiando los ingresos de los que depende el sistema de clientelismo político.
El gobierno ha logrado reunir lo suficiente para pagar la deuda, con la ayuda de préstamos chinos y exigencias como canjes de oro y emisiones de alto rendimiento. Podría tambalearse durante unos cuantos meses más. Sin embargo, el pago de cerca de u$s 10.500 millones vence este año y la paciencia de China se está agotando. A menos que repunten los precios del petróleo, aunque reduzca las importaciones no será suficiente para cubrir la brecha de financiamiento. Con el riesgo creciente de malestar social, la mayoría de los analistas cree que es inevitable que ocurra un impago.

Esto provocaría una fuerte presión si las incautaciones de activos le impiden a Venezuela el acceso a su única fuente segura de ingresos, lo cual empeoraría la escasez existente. Cualquier reestructuración sería difícil, dada la hostilidad de Venezuela hacia el FMI. Sin embargo, un default al menos forzaría a los políticos delincuentes del país a enfrentar sus problemas, sin importar lo complicada y demorada que sea la solución. En la actual condición de estancamiento, quizás ese sería el mejor resultado. EDICIÓN IMPRESA FINANCIAL TIMES
 

Johngo

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Con vencimiento a la vista, Venezuela se enfrenta al escepticismo sobre su deuda

Para los inversionistas en mercados emergentes, Venezuela ha pasado de ser una fuente de oportunidad a un motivo de alarma.

Los bonos del país sudamericano generaron el año pasado retornos de dos dígitos para los inversionistas, superando con creces el desempeño de la deuda soberana de otros países.

En los últimos meses, sin embargo, el entusiasmo por la deuda venezolana se ha evaporado ante el derrumbe de los precios del petróleo, el debilitamiento del bolívar y el déficit comercial. Los precios de los bonos venezolanos cayeron casi 15% en enero, según J.P. Morgan.

Se espera que Venezuela, uno de los mayores deudores de los mercados emergentes, pague los US$1.500 millones que vencen este mes. Los interrogantes, dicen los inversionistas, giran en torno a lo que ocurrirá en los próximos años y si vale la pena quedarse con los bonos, o venderlos.

“La pregunta no es si Venezuela caerá en cesación de pagos, sino cuándo lo hará”, dice Russ Dallen, socio del banco de inversión Latinvest Group Holdings.

 

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Las autoridades financieras decidieron liquidar el estatal Banco Industrial de Venezuela, y ordenaron el cese inmediato de sus operaciones bancarias, anunció el viernes el gobierno.

El gobierno justificó el cierre del Banco Industrial de Venezuela, que fue fundado en 1937, por considerar que la medida busca fortalecer, reorganizar y optimizar el funcionamiento de la banca pública, que integran seis instituciones y que controla buena parte del mercado local.

La estatal Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario decidió la "disolución anticipada" del Banco Industrial de Venezuela, medida que entró en vigencia este viernes luego de su publicación en la Gaceta Oficial.

El proceso de liquidación de la entidad estatal, que tiene oficinas en todo el país, Miami, Nueva York y Curazao, será dirigido por la junta directiva del banco, señala la resolución.

El Banco Industrial de Venezuela enfrentó el 2009 un proceso de intervención que fue levantado casi dos años después.

Al momento de su intervención el banco estatal manejaba las principales operaciones del Estado, y tenía cerca de un millón de clientes y depósitos por unos 4.000 millones de dólares, según cifras oficiales.

De acuerdo a un informe de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario para mayo del 2009 el Banco Industrial de Venezuela estaba descapitalizado, y cerca de 15% del total de la cartera de crédito, que alcanzaba a 732 millones de dólares, estaba en mora o en proceso judicial por atraso.

Entre el 2007 y el primer semestre del 2009 el Banco Industria de Venezuela acumuló pérdidas por más de 30 millones de dólares.
 

Johngo

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Venezuela: se acelera el proceso para revocar a Maduro

En una de las escaladas más graves del conflicto de poderes que vive Venezuela, el presidente del Congreso, Henry Ramos Allup, repudió el dictamen de la Corte Suprema, controlada por el régimen, que dio curso constitucional a un decreto de emergencia que el legislativo había anulado. Esa iniciativa permite al gobierno de Nicolás Maduro confiscar mercaderías y utilizar logística y hasta estructuras privadas con el argumento de enfrentar la crisis nacional. La oposición, que tiene mayoría en el Parlamento unicameral, reaccionó anunciando que a partir de ahora acelerará el proceso de “revocamiento” del gobierno.

Ramos Allup dijo que el choque de poderes que ha iniciado el gobierno en su intento por desconocer la voluntad popular lo que está produciendo es acelerar la salida de Maduro por la vía constitucional, pacífica y democrática.

Dijo que inicialmente la oposición se había planteado seis meses para decidir el mecanismo para remover a Maduro, pero pueden ser dos, tres o cuatro meses antes. “En los próximos días vamos anunciar el mecanismo más conveniente para cambiar de gobierno. Vamos a dar con el método, no tengan dudas”, recalcó.

Venezuela sufre una extraordinaria crisis con una inflación que el FMI calcula por encima del 700% para este año. A ello se suma un déficit fiscal de 20 puntos del PBI y un desabastecimiento de productos esenciales de más de 60%. En los últimos dos años escaló la pobreza, lo que explica la derrota electoral. La existencia de un mercado cambiaron con cuatro tipos de cotizaciones, complica el panorama. La primera paridad oficial es de 6,4 bolívares por dólares, pero en el paralelo la divisa cotiza por encima de mil bolívares. En ese desequilibrio se encuentran las razones del desabastecimiento debido a la fuerte carencia de dólares. El gobierno niega su responsabilidades en ese desastre y culpa a de poderes ocultos en el mundo y en Venezuela empeñados en hacerle daño.
 
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