Hilo de la reforma fiscal Trump

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El presidente Donald Trump trató de disimular el domingo la difícil tarea que les espera a los legisladores que trabajan para tener lista la iniciativa de reducción de impuestos que el mandatario podría firmar dentro del plazo de Navidad que se fijó a sí mismo.

Trump tuiteó sobre el pendiente proyecto de ley antes de acudir a su campo de golf en West Palm Beach para jugar una ronda con el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur. Graham, que se ha convertido en un habitual compañero de golf de Trump, discutió con el presidente el proyecto fiscal y las próximas negociaciones presupuestales después de jugar, informó el vocero de la Casa Blanca, Raj Shah.

“Cada vez más cerca de la Iniciativa de Reducción de Impuestos. Está desarrollándose incluso mejor de lo esperado”, escribió Trump en Twitter. “La Cámara de Representantes y el Senado trabajan muy duro y con inteligencia. El resultado no sólo será importante, sino ESPECIAL!”

Trump se ha establecido como plazo la Navidad para convertir el proyecto en ley, lo que da a los legisladores asignados para una comisión especial dos semanas para resolver las grandes diferencias en las versiones de la Cámara baja y el Senado sobre la legislación. La comisión tiene programada su primera reunión formal el miércoles.

Ambas medidas reducirían los impuestos por cerca de 1,5 billones de dólares durante la próxima década al tiempo que agrega un déficit de entre miles de millones a 20 billones de dólares, combinando un marcado recorte de impuestos para las corporaciones con reducciones más modestas para la mayoría de los contribuyentes. Juntos, los cambios representarían la mayor reforma al sistema fiscal estadounidense en 30 años, afectando a cada rincón de la sociedad.

Diferencias importantes entre las propuestas deberán ser resueltas antes que Trump pueda cumplir su promesa de campaña y apuntarse su primer logro legislativo serio. Los legisladores republicanos, entre ellos Graham, han dicho públicamente que el fracaso en cuanto a los impuestos _luego de un vergonzoso desplome de varios intentos por revocar la ley de atención médica de la era del entonces presidente Barack Obama_ sería políticamente devastador y pondría en riesgo el control de las dos cámaras en las elecciones legislativas del próximo año.

“Sería un completo desastre”, aseguró Graham en octubre.
 

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Las cúpulas republicanas de las dos cámaras legislativas estadounidenses acordaron un proyecto de reforma fiscal el miércoles, lo que allana el camino a una votación la semana entrante para reducir los impuestos a las empresas y dar pequeños recortes a muchos estadounidenses a partir del año entrante.

Fuentes republicanas, que pidieron no ser identificadas porque no estaban autorizadas para hablar públicamente sobre las negociaciones privadas, dijeron que los legisladores aceptaron el paquete final en principio.


Hay algunos detalles que deben ser finiquitados, pero lo más probable es que esta semana se devele el acuerdo bicameral, dijeron las fuentes.

Cuando se le preguntó si existe un acuerdo en principio sobre los recortes de impuestos, el senador republicano por Utah, Orrin Hatch, respondió: “Es más que eso. Creo que tenemos un acuerdo bastante bueno”.

Sería la primera victoria legislativa del presidente Donald Trump en el Congreso. Prominentes dirigentes republicanos como el presidente de la cámara baja Paul Ryan también alcanzarían una meta trazada hace mucho: reformar un código fiscal lleno de exenciones.

La oposición demócrata y muchos expertos estiman que la reforma mayormente beneficiará a los ricos y a las grandes empresas.

El jefe del bloque de senadores demócratas, Chuck Schumer, dijo que se debería aplazar la votación final hasta que asuma el senador electo por Alabama, el demócrata Doug Jones.

“Sería un error que los senadores republicanos obliguen a votar sobre este proyecto impositivo sin que el senador electo por Alabama tenga la oportunidad de emitir su voto”, dijo Schumer a la prensa. “Eso es exactamente lo que dijeron los republicanos cuando (el senador republicano por Massachusetts) Scott Brown fue elegido en 2010".

Trump se dedicaba el miércoles a promover la medida, rechazada por muchos. Presentará según sus colaboradores un “alegato final al pueblo estadounidense” desde el vestíbulo de la Casa Blanca, para explicar cómo los cambios beneficiarían a familias de clase media como las que lo acompañarán, de Pennsylvania, Ohio, Virginia, Iowa y el estado Washington.
 

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La ligera ventaja de los republicanos para hacer avanzar por el Senado su reforma fiscal está en riesgo después de que el senador Marco Rubio declaró el jueves que votará en contra de la propuesta a menos que los negociadores expandan el crédito fiscal que los estadounidenses de bajos ingresos pueden solicitar por sus hijos.

La potencial deserción de Rubio complica el objetivo de los líderes republicanos de aprobar su propuesta de 1,5 billones de dólares la próxima semana, y entregarle al presidente Donald Trump su primer gran triunfo legislativo antes de Navidad.

Los senadores republicanos aún podrían aprobar la reforma sin el voto de Rubio, pero sin mucho margen de error. La versión original se aprobó con una votación de apenas 51-49, con el respaldo de Rubio. El copatrocinador del cambio que propuso Rubio, el senador republicano Mike Lee, permanece indeciso sobre la propuesta en general y propugna por que el crédito sea lo más generoso posible, dijo el portavoz de Lee, Conn Carroll.

La revuelta en el Senado se presenta el mismo día en que una facción clave de los republicanos en la Cámara de Representantes se expresó a favor del proyecto, lo que incrementa sus posibilidades. Miembros de la bancada conservadora Freedom Caucus pronosticaron que la gran mayoría de sus miembros respaldarían la reforma.

Un día antes, los líderes republicanos de ambas cámaras llegaron a un acuerdo en principio sobre los cambios más radicales a las leyes fiscales del país en más de 30 años. El paquete otorgaría generosos recortes de impuestos a las corporaciones y a los estadounidenses más ricos, y recortes más modestos para las familias de ingresos bajos y medios.

Los confiados líderes republicanos auguraron que la reforma se aprobaría rápidamente la próxima semana, y le enviarían la propuesta a Trump para ser firmada.

En la Casa Blanca, Trump expresó confianza en que Rubio cambiará de opinión.

“Ha sido un tipo realmente grandioso y de gran apoyo. Creo que el senador Rubio estará ahí”, dijo Trump, quien durante las elecciones primarias del Partido Republicano se burlaba de Rubio diciéndole “pequeño Marco”.

La reforma incrementaría el crédito fiscal de 1.000 a 2.000 dólares por hijo. La medida pone a disposición de las familias una porción del crédito, 1.100 dólares, incluso si no tienen impuesto sobre la renta a cargo, y recibirían el dinero en forma de un reembolso. Rubio quiere incrementar esa cifra, pero no ha dicho a cuánto.
 

Johngo

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MMmmmmm, ahora tienen una diferencia de 1 VOTO
 

Johngo

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Los republicanos terminan su proyecto de reforma tributaria

15 Diciembre 2017

(Reuters) - Negociadores republicanos del Congreso estadounidense dieron los toques finales al proyecto de reforma tributaria y divulgarán los detalles más tarde el viernes, incluyendo planes para expandir los descuentos a quienes tienen hijos en un intento de ganar el apoyo de dos senadores que han mostrado dudas.

El representante Kevin Brady, director de la comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, dijo a periodistas que los republicanos de la comisión bicameral que trabajaban en un renovado proyecto firmaron un documento final. Los detalles serán publicados a las 2230 GMT.

Un integrante de la comisión negociadora, el representante republicano Kristi Noem, dijo más temprano a periodistas que la porción reembolsable de un crédito tributario para quienes tienen hijos había subido a 1.400 dólares desde 1.000 dólares, una apuesta probablemente encaminada a ganar el apoyo de los senadores republicanos Marco Rubio y Mike Lee.

“Creemos que estamos en una buena posición y que podríamos conseguir su apoyo”, dijo Noem refiriéndose a Rubio.

La cadena CNBC, citando a fuentes anónimas, reportó que Rubio dio su apoyo al proyecto finalizado. Antes de que circulara lo del crédito expandido, Rubio había hecho notar que la legislación duplicaría el crédito tributario por hijo a 2.000 dólares, pero que solo la mitad de ese crédito estaría disponible para millones de familias de clase trabajadora.

El senador dijo en Twitter que sólo podía apoyar el proyecto si el porcentaje del crédito está disponible para esas familias en un porcentaje “significativamente más alto” que un 55 por ciento.

Una cantidad reembolsable de 1.400 dólares como anunció Noem representaría un 70 por ciento.

Líderes republicanos esperan que la ley se vote en la Cámara de Representantes y en el Senado la próxima semana.

El presidente Donald Trump prometió constantemente durante su campaña un recorte tributario y quiere que un proyecto aprobado llegue a su escritorio antes de Navidad. Sería la primera gran victoria legislativa de Trump desde que asumió el cargo en enero.
 

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El viaje de ida y venida al trabajo será una de las víctimas de la reforma fiscal republicana que será votada la próxima semana en la Cámara de Representantes y el Senado.

La versión final de la propuesta de ley acordada por negociadores republicanos y dada a conocer la tarde del viernes, elimina el incentivo fiscal a empresas privadas que subsidian el costo del pasaje, estacionamiento y uso de bicicleta de sus empleados.

Actualmente, las compañías pueden proporcionar vales de estacionamiento o pasaje con un valor de hasta 255 dólares al mes a empleados como prestación para sus gastos de transporte al trabajo, y luego deducir el costo de sus impuestos corporativos. La cantidad estaba por aumentar a 260 dólares el 1 de enero.

La justificación para eliminar tal deducción es que ya que la reforma fiscal reduciría sustancialmente la tasa fiscal corporativa, ya no son necesarias las exenciones fiscales menores que complican el código fiscal. Las empresas todavía pueden proporcionar vales de estacionamiento y pasaje a empleados, pero ya no tendrían la deducción fiscal. Y los empleados que paguen por sus propios costos de transportación, todavía pueden usar el ingreso bruto.

La eliminación del subsidio tiene a las agencias de tránsito preocupadas de que menos personas opten por el transporte público.

“Sin duda es algo negativo para las personas que gastan mucho dinero en transporte público”, dijo Rob Healy, vicepresidente de asuntos gubernamentales de la Asociación Estadounidense de Transporte Público. Los subsidios del empleador suelen ser más lucrativos para las personas que la capacidad de utilizar el ingreso bruto para cubrir los costos de transportación, dijo.

“La preocupación es que si los empleadores no pueden deducirlo, no lo ofrecerán. Si no lo ofrecen, es una pérdida para los empleados”, dijo Healy.

Los negocios que ofrecen a sus empleados 20 dólares al mes para cubrir los costos de llegar al trabajo en bicicleta, tampoco podrán desgravar la prestación con la reforma fiscal. Sin el incentivo, el número relativamente reducido de empleadores que ofrecen esa prestación podrían dejar de hacerlo, dijo Ken McLeod, director de políticas de la Liga de Ciclistas Estadounidenses.

Lo que más molesta a los ciclistas, dijo McLeod, no es tanto el dinero, sino que “simplemente se siente como si el gobierno federal no apoyara el ciclismo”.
 

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Pese a la magnitud y el amplio impacto de la reforma fiscal de 1,5 billones de dólares, la victoria mayor y más rápida que obtendrían los republicanos al aprobar la ley en el Congreso la semana próxima sería lo que pudiera evitar: otra gran derrota legislativa para el partido en la era de Donald Trump.

Incluso si los republicanos tienen razón de que los recortes de impuestos para empresas y ricos estimulan la economía, los resultados tardarían en hacerse evidentes. Y aunque bajen los impuestos para millones de familias, muchas no van a sentirlo hasta que presenten sus impuestos de 2018 en 2019. Eso será mucho después de las elecciones de noviembre de 2018, donde pudiera cambiar el equilibro en el Congreso, y contiendas recientes indican que muchas de las elecciones podrían estar fuertemente influenciadas por la impopularidad del presidente.

La sanción de la ley fiscal parece segura, con la aprobación en la Cámara de Representantes y después que dos de sus adversarios potenciales en el Senado dieron su apoyo el viernes a la medida: Marco Rubio y Bob Corker. Eso significaría una ceremonia de firma de la ley en la Casa Blanca probablemente para la Navidad.

Los republicanos esperan que eso eclipse su fracaso en el intento de anular la ley de salud de Barack Obama. Otro fracaso habría enardecido a partidarios y donantes republicanos ya furiosos por la debacle de la ley de salud, alimentado retos de la ultraderecha en primarias contra legisladores republicanos o alentado a conservadores a no acudir a las urnas en noviembre.

Si la ley fiscal no es aprobada, “la reacción en el país va a ser: ‘¿Para qué los apoyamos a ustedes?’”, dijo David Winston, encuestador del partido republicano que asesora a los líderes legislativos.

“Aprobar la ley es necesario, pero no suficiente para que los republicanos retengan el control del Congreso en el 2018”, dijo el consultor republicano Whit Ayres. “Le da al partido un logro concreto que pueden presentar a los votantes, y eso es crucial”.

Los demócratas ven en el proyecto de reforma fiscal es una oportunidad política.

Los sondeos este mes muestran que claras mayorías se oponen a la ley. Según encuestas de las universidades Quinnipiac y Marist, al menos 6 de cada 10 personas dicen que la ley ayudaría principalmente a los ricos. Análisis del Comité Conjunto sobre Impuestos, una entidad no partidista del Congreso, han mostrado que la mayoría de los beneficios serán para corporaciones y familias acaudaladas, con una ayuda más modesta para familias de ingresos medios y bajos, un ángulo de ataque que los demócratas están usando ya.

“Esto es una realidad. La reforma fiscal bajo el control republicano de Washington es una realidad”, dijo el presidente de la cámara baja, Paul Ryan, en una conferencia telefónica el viernes con miembros de base del partido. “La mayoría de los detractores no creían que pudiera suceder... Y ahora estamos en el umbral de algo verdaderamente histórico”.

Es la reforma más amplia del código tributario en tres décadas y se prevé que aumentará la deuda nacional, que ya suma 20 billones de dólares. Se proyecta que los recortes de impuestos sumarán 1,46 billones en una década. Los republicanos quieren forzar su aprobación la semana entrante.

El proyecto reduciría el impuesto sobre las empresas del actual 35% a 21%, lo cual para muchos republicanos es la joya de la corona. Trump y los líderes republicanos esperaban reducirlo a 20%, pero agregaron un punto para permitir otros recortes que ganaron el voto de legisladores vacilantes en las últimas negociaciones.

La ley reduciría los impuestos que pagan los más ricos. Los beneficios para la mayoría de los contribuyentes serían menores.

Además derogaría una parte importante de la ley de salud del presidente Barack Obama _el requisito de que los estadounidenses que no tengan seguro de salud paguen una multa por ello_ en el intento de socavar una ley que los republicanos no pudieron derogar a mediados de año.

Los republicanos obtuvieron el apoyo que les faltaba para aprobar la reforma el viernes por la noche, cuando varios senadores vacilantes le dieron su respaldo.

La Casa Blanca dijo que Trump “no ve la hora de cumplir la promesa que hizo al pueblo estadounidense de darle un recorte de impuestos antes de que finalice el año”.

El proyecto encarna el concepto republicano de que una fuerte rebaja de impuestos a las empresas estimulará el crecimiento económico y la creación de empleos.

Los demócratas probablemente votarán contra el proyecto de manera unánime.

“Bajo este proyecto, la clase trabajadora, la clase media y la clase media alta sufren mientras los ricos y las grandes empresas se enriquecen como bandidos”, dijo el líder del bloque minoritario en el Senado, Chuck Schumer. “Es lo contrario de lo que necesita Estados Unidos, y los republicanos deplorarán el día que lo aprueben”.
 

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La propuesta de ley de reforma fiscal en Estados Unidos es una riesgosa apuesta de los congresistas republicanos: Que recortar los impuestos para las corporaciones y los ricos va a acelerar el crecimiento económico y garantizar prosperidad para los estadounidenses en el futuro.

Los riesgos son considerables.

Una amplia gama de economistas y analistas no partidistas han advertido que la medida aumentará la deuda federal, intensificará las presiones para reducir programas sociales y ampliará más la ya preocupante brecha de ingresos en el país.

Se espera que el Congreso vote esta semana sobre la propuesta, que sería la mayor reforma del código fiscal en Estados Unidos desde 1986. Reduciría los impuestos corporativos, alentaría a las compañías a regresar al país los billones en ganancias que han mantenido en el exterior, recortaría los impuestos a familias acaudaladas y _ aunque sólo temporalmente _ las tasas de impuestos para individuos.

El argumento es que reducir impuestos va a hacer a las corporaciones estadounidenses gastar más en el país.

“Es una apuesta al espíritu empresarial de nuestro país, y esa es una apuesta que estoy dispuesto a hacer”, dijo el senador republicano Bob Corker el viernes tras abandonar su oposición previa a déficits más elevados y dar su respaldo a la medida.

Al mover la propuesta en un Congreso dividido _ ningún demócrata la respalda _ los republicanos han insistido en que las virtudes económicas del paquete fiscal contrarrestan los riesgos sobre los que advierten muchos analistas.

“Éste va a ser uno de los mayores regalos para las personas de ingresos medios en este país que hayamos recibido por Navidad”, dijo el presidente Donald Trump el sábado al prepararse para dejar la Casa Blanca por el fin de semana. “Los empleos van a regresar en masa al país”.

La ley añadiría al menos un billón de dólares al déficit federal que ya iba a crecer a medida en que se retire la generación de posguerra y gaste fondos de Seguro Social y Medicare. Y las ganancias de los recortes de impuestos están inclinadas hacia los ricos, que usualmente son más renuentes a gastarse dinero adicional que hogares con medios modestos. Un resultado muy probable es que las corporaciones y las familias acaudaladas ampliarán la brecha con el resto.

Incluso los cálculos políticos de los republicanos parecen cuestionables: Un sondeo de la Quinnipiac University encontró que los votantes estadounidenses, al tanto de que los beneficios irán a parar mayormente a corporaciones y ricos, se oponen al plan 55% a 26%.
 

Johngo

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Un regalo navideño para Trump: los republicanos alcanzan un acuerdo sobre la reforma fiscal

Ahora queda que ambas cámaras aprueben este texto y que Trump lo ratifique con su firma

Donald Trump ya tiene su primer regalo de Navidad. Los republicanos del Senado y la Cámara de Representantes han alcanzado un acuerdo sobre el proyecto de la ansiada reforma fiscal que pretende el presidente. Ahora queda que ambas cámaras aprueben este texto y que Trump lo ratifique con su firma.

Este paso cumplo con el sueño de Trump de aprobar este plan tributario antes de fin de año. John Cornyn, el número dos de los republicanos en el Senado, anunció este domingo domingo en entrevista con un programa de la cadena ABC su confianza en la aprobación de la legislación, la cual, sugirió, se llevaría a cabo el martes. El congresista republicano Kevin Brady también aseguró que su partido tiene los votos necesarios para que la reforma quede aprobada en las votaciones de esta semana.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, se mostró contento pero no quiso dar fechas. “Esto es una realidad. La reforma fiscal bajo el control republicano de Washington es una realidad”. “La mayoría de los detractores no creían que pudiera suceder. Y ahora estamos en el umbral de algo verdaderamente histórico”, aseguró Ryan. Desde la Casa Blanca anunciaron que Trump “no ve la hora de cumplir la promesa que hizo al pueblo estadounidense de darle un recorte de impuestos antes de que finalice el año”.

Las negociaciones entre ambas cámaras no han resultado sencillas, pese a que los republicanos tienen mayoría en las dos. La comisión formada por la Cámara de Representantes y el Senado ya había acordado un texto a mediados de semana, pero en la versión dada a conocer este viernes, se introdujeron algunas modificaciones que exigió para brindarle su apoyo el senador Marco Rubio. El Senado es la clave de este acuerdo, debido a que el partido republicano cuenta con una mayoría de 52 a 48, y no puede permitirse muchos 'rebeldes'.

UNA REFORMA LIGHT

Donald Trump logra cumplir una de sus principales promesa de campaña. Aunque no al 100%. Las reiteradas modificaciones que ha sufrido se plan tributario para logar el mayor consenso entre los republicanos han provocado que, el texto que se votará en las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos, difiera bastante de la idea inicial del presidente de Estados Unidos.

Como es el caso de la bajada del Impuesto de Sociedades. El acuerdo recoge una bajada del 35 al 21% en el actual impuesto de sociedades que pagan las empresas. No obstante, la intención inicial del presidente era una bajada hasta el 20%, pero finalmente accedió al 21% debido a reglas del Congreso que no permiten aprobar una ley de impuestos que incremente el déficit por más de 1,5 billones de dólares en un plazo de diez años. BMFG
 

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Los congresistas republicanos avanzaron con entusiasmo el miércoles de madrugada en la mayor reforma fiscal de Estados Unidos en más de tres décadas. La norma es muy impopular, pero sus defensores insisten en que los estadounidenses aprenderán a amarla cuando vean sus nóminas el año próximo.

El presidente, Donald Trump, animó a los legisladores deseoso de cobrarse su primera victoria legislativa importante.

El Senado aprobó la ley después de la medianoche por 51-48 votos, coincidiendo con las divisiones de partido. Hubo interrupciones de manifestantes que corearon “maten la ley, no nos maten a nosotros” y el vicepresidente, Mike Pence, tuvo que llamar varias veces al orden. Republicanos como el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, vitorearon tras la votación.

El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, republicano por Kentucky, insistió en que los estadounidenses responderán bien a la norma fiscal.

“Si no podemos venderle esto al pueblo estadounidense, deberíamos dedicarnos a otra cosa”, dijo. Trump celebró la votación en un tuit y prometió una rueda de prensa el miércoles en la Casa Blanca después de que la Cámara de Representantes complete una iniciativa legislativa sobre el tema.

La votación de madrugada llegó horas después de que el Partido Republicano lograra aprobar la reforma en la cámara baja por 227-203. Peor no fue la última palabra en el Congreso debido a un imprevisto de última hora.

Tres cláusulas de la propuesta de ley, incluido su título, violaban las normas del Senado, de modo que los senadores tuvieron que votar para eliminarlas. Así, la enorme ley se devolvió a la Cámara de Representantes para que la vote otra vez el miércoles, y los republicanos tendrán una nueva oportunidad de celebrarlo.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, que ha trabajado durante años para reformar el sistema tributario del país, había anunciado con alegría la aprobación del texto en la cámara. Los representantes aplaudieron al aprobar un paquete de 1,5 billones de dólares que afectará a todos los contribuyentes de Estados Unidos y todos los aspectos de la economía, proporcionando grandes rebajas fiscales para empresas y personas acomodadas y ayudas más modestas para familias de bajos y medios ingresos.

Pese al discurso republicano sobre la disciplina de gasto, el texto aumentará aún más la enorme deuda nacional.

“Esto fue una promesa que se hizo. Esto es una promesa cumplida”, dijeron Ryan y otros representantes en una rueda de prensa.

Tras la demora para su segunda votación en la cámara baja, el texto se enviará a Trump, ansioso por mostrar una gran victoria política tras 11 meses de fracasos e intentos fallidos en materia legislativa. El presidente tuiteó sus felicitaciones a los líderes republicanos y a “¡todos los grandes republicanos de la Cáamra de Representantes que votaron a favor de rebajarles los impuestos a ustedes!”.

Los congresistas republicanos, que sufrieron un considerable fracaso en su intento de desmantelar la reforma sanitaria de Barack Obama, ven la aprobación de la reforma fiscal como algo crucial para mostrar a los ciudadanos que pueden gobernar, y para conservar sus mayorías en ambas cámaras tras las elecciones de media legislatura el año que viene.

“La prueba estará en las nóminas”, dijo el senador Rob Portman, republicano por Ohio, durante el debate en el Senado. “Esto es una rebaja fiscal real, y es necesario”.

En un largo debate con momentos tensos, los demócratas cuestionaron esas afirmaciones.

“Esto es algo serio. Creemos que están destrozando Estados Unidos”, afirmó el senador por Nueva York Chuck Schumer a los republicanos, reprochándoles que no escucharan sus comentarios.

Los republicanos han reiterado que la norma fomentará el crecimiento económico cuando las corporaciones, al tener más efectivo, suban salarios y contraten a más trabajadores. Pero admiten que tienen trabajo que hacer para convencer a los estadounidenses de a pie. Muchos votantes han dicho en sondeos que creen que la reforma es un gran impulso para personas acomodadas, como Trump y su familia, con beneficios menores como mucho para la clase media.

Los demócratas y varios expertos independientes denuncian que la propuesta principalmente beneficia a los ricos y a las grandes corporaciones, y le da ningún o poco beneficio a los más humildes. Además consideran que es falso el argumento de que las compañías usarán el dinero extra para contratar a más trabajadores o aumentar los sueldos.

También se han burlado del eslogan de los republicanos de que el sistema será tan simple que las planillas se podrán llenar “en una postal”.

“¿Y qué ocurrió con la postal?” dijo en torno burlón el representante demócrata Richard Neal, de Massachusetts. “Más bien vamos a necesitar un mural para llenar ese formulario”.

Es así como la más radical reestructuración del sistema de impuestos en tres décadas en Estados Unidos está encaminada a su aprobación por el legislativo y promulgación presidencial.

La compleja legislación es una combinación de dos versiones: una aprobada por la Cámara de Representantes y una aprobada por el Senado. De manera permanente reduce la tasa impositiva para las corporaciones de 35% a 21% y reduce los gravámenes para los más acaudalados. Recorta los impuestos para los demás también, pero mucho menos y sólo de manera temporal. La deducción estándar aplicada a dos tercios de las familias del país se duplica a 24.000 dólares para parejas casadas, pero ello caduca en ocho años.

La deducción de 1.000 dólares por hijo se duplica a 2.000 dólares, con un recorte de hasta 1.400 dólares para quienes deben pocos o ningún impuesto. Los padres tendrán que suministrar el número de Seguro Social del hijo para recibir esa reducción, una medida diseñada para evitar que la medida sea aprovechada por los que están en el país ilegalmente.

La legislación además elimina una parte importante de la reforma al sistema de salud aprobada bajo la presidencia de Barack Obama: la exigencia de que todos los estadounidenses tengan seguro de salud o sufran una penalidad. Es una medida que busca privar de fondos a la reforma de salud, una ambición conocida de los republicanos.
 

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Horas después de conseguir un jugoso beneficio fiscal, AT&T, Comcast, Wells Fargo, Boeing y otras empresas anunciaron el miércoles planes de compartir una fracción de la recompensa con sus trabajadores.

La decisión agradó al presidente Donald Trump, quien ha dicho que su recorte de impuestos por 1,5 billones de dólares ayudará a la clase media, aunque principalmente favorecerá a las empresas y los más acaudalados.

Pero legisladores demócratas y organismos supervisores dicen que la decisión de dar bonos a sus empleados es un ardid de relaciones públicas en comparación con las ganancias que los accionistas y directivos conseguirán gracias a que pagarán menos impuestos. El mercado también subió ante la idea de que los ahorros principalmente serán para los inversionistas, no para los trabajadores.

Trump celebró rápidamente un anuncio de AT&T de que dará un bono de 1.000 dólares a 200.000 empleados una vez que el proyecto de ley sea promulgado. Su declaración se conoció mientras el Departamento de Justicia intenta bloquear una fusión de 85.000 millones de dólares entre la empresa de comunicaciones y Time Warner, un acuerdo que según el presidente “no es bueno para el país”.

Afuera de la Casa Blanca, legisladores republicanos aplaudieron y celebraron cuando Trump mencionó los bonos que planea dar AT&T.

“Es gracias a lo que hicimos”, declaró el presidente. “Eso es muy bueno. Es muy bueno”.

El presidente sugirió que otras empresas harán anuncios similares y agregó que “vamos a ver algo que es muy especial”.

Más tarde, Comcast dijo que dará 1.000 dólares en bonos a más de 100.000 empleados. Wells Fargo anunció que aumentará a 15 dólares el salario por hora y donará 400 millones de dólares a organizaciones comunitarias sin fines de lucro. Boeing, un importante contratista del gobierno, dijo que proveerá 300 millones de dólares adicionales para capacitación laboral, mejoras en instalaciones y donaciones de caridad.
 

Olla

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Creo que la firma de esta ley para Trump es muy importante estratégicamente, pues tiene que dar un paso serio para mostrar una vez más su importancia. Pero piensa él seriamente en las consecuencias? esa es la cuestión.
 

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El presidente Donald Trump firmó el viernes un paquete de reforma fiscal de 1,5 billones de dólares, que a partir del próximo año proporcionará recortes impositivos generosos a las corporaciones y a los estadounidenses más ricos, así como recortes más pequeños para la clase media y las familias de bajos ingresos.

Trump utilizó sus últimos momentos en la Casa Blanca para celebrar una necesaria victoria política, antes de volar a Florida para las fiestas navideñas.

El presidente también firmó un proyecto de ley de gastos temporales para mantener al gobierno funcionando y proveer dinero para mejorar las defensas antimisiles de la nación. El recorte impositivo, que cumplió una meta republicana de larga data, fue elogiado por el propio Trump.

El mandatario continuó promoviendo la reforma fiscal como una victoria para la clase media, insistiendo en que aunque las encuestas indican que el recorte de impuestos es impopular, “los números hablarán” por sí mismos.

“No creo que tengamos que venderlo mucho”, dijo Trump a los periodistas en la Oficina Oval de la Casa Blanca.

Se trata de la primera reforma importante de las leyes tributarias del país desde 1986, pero están lejos de ser los mayores recortes impositivos en la historia estadounidense, como afirma el presidente.

Políticamente, sin embargo, el paquete fiscal representa el primer logro legislativo importante de los republicanos durante la presidencia de Trump.

Según algunos cálculos, los recortes fiscales abultarán el creciente déficit presupuestario de la nación.

La aprobación del proyecto de ley tributaria marcó una victoria significativa para un presidente hambriento de una después del caos y los fracasos legislativos durante su primer año en el cargo, incluso un esfuerzo por revocar la ley de salud del expresidente Barack Obama, a pesar del control republicano del Congreso.

Trump también terminó el año con su mirada puesta en la forma en que los medios de comunicación lo tratan, tuiteando que los principales medios de comunicación “NUNCA hablan sobre nuestros logros en las reseñas de fin de año”.

“Estamos compilando una larga y bella lista”, agregó en su cuenta de Twitter.

El presidente había dicho inicialmente que esperaría a estampar su firma en la iniciativa de ley hasta después del 1 de enero, pero luego cambió de opinión y adelantó la ceremonia tratando de aprovechar el momento después de ver la cobertura de los medios de comunicación el viernes por la mañana sobre la legislación.

Después de estampar sus firmas, Trump se dirigió hacia su propiedad de Mar-a-Lago en Florida. El avión presidencial partió de la base Andrews en Maryland justo antes del mediodía hora de la costa este.
 

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Los demócratas esperan que durante las elecciones de medio mandato de 2018 podrán sacarle jugo político a la nueva reforma fiscal aprobada por los republicanos. Aunque sus rivales políticos la han celebrado como una victoria, los demócratas buscarán convertirla en un garrote en la lucha por retomar el control del Congreso y mellar las ventajas republicanas en las legislaturas estatales.

Los republicanos reconocen que la ley tributaria es impopular, pero apuestan a que habrá un giro en la opinión pública a su favor, a medida surten efecto los recortes tributarios.

Los demócratas esperan utilizar el plan tributario, aprobado sin un solo voto demócrata, como un factor galvanizador que los ayude a reclamar su identidad como el partido de la clase media y la clase obrera estadounidense. Esperan que los esfuerzos de los republicanos por destruir la ley de salud de 2010 _conocida como “Obamacare”_ y la impopularidad del presidente Donald Trump los ayuden a esa causa.

“Todo es un mensaje coherente: esto no es lo que te prometieron”, dice Chrissy Houlahan, una candidata demócrata en un distrito suburbano de Filadelfia al que también pertenece el republicano Ryan Costello, quien votó a favor del plan de impuestos.

Costello es uno de los principales objetivos del Partido Demócrata en su intento de cambiar los 24 escaños necesarios para conseguir una mayoría en la Cámara de Representantes.

Una encuesta de Wall-Street Journal/NBC News realizada del 13 al 15 de diciembre encontró que solo el 17% de los encuestados espera pagar menos impuestos, mientras que un tercio dijo creer que pagaría más. Dos tercios de los encuestados dijeron que las corporaciones obtendrían alivios fiscales y más de la mitad dijo que los ricos se verían beneficiados por los recortes.

De hecho, la reforma fiscal reducirá la tasa impositiva de las corporaciones, de 35% a 21% y añadirá deducciones generosas para ciertos tipos de negocios. Sin embargo, el plan también reduce las tasas que pagan las personas físicas, aunque mucho menos y sólo temporalmente. También modifica varias deducciones y créditos.

Los resultados varían ampliamente, pero el Tax Policy Center (Centro de Política Tributaria, una organización no partidista) calcula que cada segmento de ingresos verá ganancias en sus ingresos después del pago de impuestos, al menos hasta que algunas de las disposiciones expiren después de 2025.

Se calcula que las ganancias iniciales sean de alrededor del 0,5% para el 20% de los asalariados de menos ingresos y de alrededor del 2% para la mayoría del 20% con más ingresos.
 

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Goldman Sachs anunció el viernes una merma de 5.000 millones de dólares en sus previsiones de beneficios para el cuarto trimestre debido a la reforma fiscal aprobada la semana pasada en Estados Unidos.

Dos tercios de esos 5.000 millones de dólares se deben a cambios en los impuestos de repatriación, según el banco neoyorquino, que se pagan al traer fondos ahora depositados en el extranjero. El resto incluye los “efectos de la aplicación del sistema fiscal territorial y la nueva estimación de impuestos diferidos a tasas corporativas más bajas”.

Las empresas estadounidenses han encontrado formas legales de mantener dinero en el extranjero para evitar los impuestos corporativos más altos en Estados Unidos. Se espera que los cambios en la ley insten a esas empresas a repatriar unos 2,5 billones de dólares o más a Estados Unidos.

Sin embargo, los economistas creen que el descenso de los impuestos a las empresas en Estados Unidos compensará el efecto económico total.

La reforma fiscal impone un gravamen único de 15,5% a cuentas en el exterior en efectivo o en otros fondos líquidos, y uno de 8% para los que estén en denominaciones más estables.

Sería una merma de una única ocasión para Goldman, que anticipaba reportar un ingreso neto de 2.070 millones de dólares en ese período según la firma de analistas FactSet. El banco emitirá su balance financiero a mediados de enero.

En el pasado, la repatriación de beneficios no ha tenido un efecto considerable en la economía estadounidense.

Una ley de 2004 bajó de forma temporal los impuestos sobre beneficios repatriados al 5,25% desde el 35% anterior. Eso hizo que 843 empresas llevaran al país 312.000 millones de dólares. Pero esas empresas tendían a utilizar el dinero para recomprar acciones de su compañía, no a contratar o a expandir sus operaciones.

Goldman Sachs anunció los efectos previstos de la reforma en un documento presentado el viernes por la mañana a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.

La compañía no dijo cómo afectarían los cambios en la legislación fiscal a sus decisiones futuras sobre inversiones.

Tras pagar ese impuesto por los fondos repatriados, Goldman y los demás bancos gozarán de un ambiente fiscal mucho más favorable gracias a la reforma fiscal. Los bancos hasta ahora pagaban una tasa impositiva de 26,1% pero gracias a la reforma fiscal será de sólo 14,3%.
 
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