Hilo de la Guerra Proteccionista iniciada por Trump

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Beijing pidió el miércoles a Washington que se “entienda con nosotros” en su guerra arancelaria bilateral luego de que el presidente Donald Trump dijo que los estadounidenses podrían verse obligados a soportar ciertas penurias económicas para lograr beneficios a largo plazo.

“Esperamos que Estados Unidos pueda entenderse con nosotros para ampliar la cooperación” y restaurar un comercio que sea “mutuamente beneficioso”, afirmó el vocero del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang.

Estados Unidos está presionando a China para que reduzca su superávit comercial y revierta sus planes para el desarrollo _dirigido por el gobierno_ de empresas globales chinas en robótica y otras tecnologías. Los socios comerciales de Beijing dicen que esos planes violan sus compromisos de apertura del mercado chino. Algunos funcionarios estadounidenses temen también que puedan erosionar el liderazgo industrial de Estados Unidos.


Las negociaciones están estancadas sobre cómo hacer cumplir un acuerdo. Beijing dice que los aranceles punitivos que Trump impuso a los productos chinos deben ser eliminados tan pronto como un acuerdo entre en vigor. Washington quiere mantener algunos para asegurarse de que Beijing cumpla todas sus promesas.

Las conversaciones del mes pasado en Shanghái terminaron sin indicios de avances. Se han programado más conversaciones en Washington para el mes que viene.

“Esperamos que Estados Unidos pueda encontrarse con China a mitad de camino” para resolver las disputas, afirmó Geng. Expresó su esperanza de que los dos gobiernos puedan “elaborar una resolución que sea aceptable para ambas partes sobre la base del respeto mutuo y la igualdad de trato”.

China ha ofrecido reducir su superávit comercial comprando más soya y otras exportaciones estadounidenses, pero se resiste a la presión de revertir sus planes de desarrollo industrial.

El martes, Trump respondió a las quejas sobre el impacto de la guerra arancelaria en Estados Unidos, diciendo a los periodistas que “alguien tenía que enfrentarse a China”.

Trump dijo que la cuestión de si Estados Unidos podría ser empujado a una recesión es irrelevante. “Que sea bueno o malo a corto plazo es irrelevante”, afirmó. “Tenemos que resolver el problema con China”.
 

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Intensificando su guerra comercial con China, el presidente Donald Trump incrementó el viernes los aranceles a las importaciones chinas en represalia por el aumento de aranceles de Beijing a los productos estadounidenses.

En un tuit, el mandatario dijo que aumentaría del 10% al 15% los aranceles que se tiene previsto aplicar a 300.000 millones de dólares en productos chinos. La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos indicó también que los aranceles existentes a otras importaciones chinas valuadas en 250.000 millones de dólares pasarían del 25% al 30% el 1 de octubre después de que recibió opiniones del público.

Trump adoptó la medida horas después de que China anunció que aplicaría nuevos aranceles de 5% y 10% a 75.000 millones de dólares en productos estadounidenses importados, agudizando un conflicto que amenaza con hundir a la frágil economía mundial en una recesión.

Aunque la medida de Beijing ya se esperaba, aparentemente sorprendió a Trump con la guardia baja, y estaba enojado cuando se reunió con su equipo comercial en la Oficina Oval antes de partir a Francia, según dos personas al tanto de la reunión que hablaron con la AP a condición de guardar el anonimato porque carecen de autorización para revelar conversaciones a puerta cerrada.

Los funcionarios, entre ellos el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer y el asesor Peter Navarro, analizaron posibles represalias. El secretario del Tesoro Steve Mnuchin, que acaba de regresar de vacaciones, participó por teléfono.

Horas antes el viernes, Trump dijo que “se le ordena” a las compañías estadounidenses buscar alternativas a hacer negocios en China.

Las crecientes tensiones entre las dos mayores economías del mundo generaron un desplome en el mercado accionario. El Promedio Industrial Dow Jones cerró con una pérdida de 643 puntos, antes de que Trump anunciara los nuevos impuestos.

Los aranceles a importaciones chinas valuadas en 300.000 millones de dólares entrarán en vigencia en dos etapas: el 1 de septiembre y el 15 del mismo mes. En un principio iban a ser del 10%, pero ahora serán del 15%.

El recrudecimiento en las tensiones comerciales será una carga para muchos hogares estadounidenses. Incluso antes de que se anunciara el incremento del viernes, el banco J.P. Morgan había calculado que los aranceles de Trump le costarían a la familia estadounidense promedio aproximadamente 1.000 dólares anuales si cumplía sus amenazas.

Compañías grandes y pequeñas se unieron al coro de opositores a las crecientes hostilidades.

“Para las empresas es imposible hacer planes para el futuro en este tipo de ambiente”, dijo David French, vicepresidente de relaciones con el gobierno de la Federación Nacional de Comercio Minorista. “Es evidente que el enfoque del gobierno no está funcionando, y la respuesta no es la aplicación de más impuestos a empresas y consumidores estadounidenses. ¿Dónde terminará esto?”.
 

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El presidente Donald Trump amenazó el sábado con ejercer los poderes de emergencia que le otorga una ley federal poco conocida para obligar a las empresas estadounidenses a acatar su “orden” de cortar lazos con China, en medio de una guerra comercial entre ambas naciones.

China anunció el viernes un incremento de los aranceles para importaciones estadounidenses por un valor de 75.000 millones de dólares, lo que enfureció a Trump y causó que los asesores de la Casa Blanca se dedicaran apresuradamente a buscar una respuesta.

El presidente arremetió por Twitter al dirigirse a las empresas estadounidenses que “se les ordena por la presente empezar a buscar inmediatamente una alternativa a China”. Posteriormente aclaró que amenazaba con recurrir a la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, generando interrogantes sobre la sensatez y pertinencia de convertir una ley de 1977 que fue utilizada para atacar regímenes corruptos, terroristas y narcotraficantes en el arma más reciente en el choque entre las dos principales economías del mundo.


Sería el más reciente apoderamiento de autoridad de parte de Trump, quien ha reclamado poderes generalizados no pretendidos por sus predecesores pese a que él mismo llegó a criticar a presidentes por el uso de poderes ejecutivos.

“Para todos los Reporteros de las Noticias Falsas que no tienen idea de qué es la ley con relación a los poderes presidenciales, China, etc., intenten buscar en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia de 1977”, tuiteó Trump la tarde del viernes. “¡Caso cerrado!”.

La ley permite a los presidentes regular el comercio internacional durante tiempos de emergencias nacionales declaradas. Trump amenazó con usar esos poderes a principios de año para imponer aranceles a importaciones provenientes de México en un intento por obligar a su vecino a tomar más medidas sobre el cruce de inmigrantes sin autorización legal en su frontera compartida.

De momento no queda claro cómo Trump haría uso de la ley para obligar a las empresas a trasladar su producción de China a Estados Unidos, y la amenaza de Trump parecía prematura, dado que aún no ha declarado una emergencia con respecto a China.

Incluso sin la amenaza de una emergencia, la medida de represalia de Trump del viernes _de aumentar aún más los aranceles a las exportaciones chinas a Estados Unidos_ ya empezó a provocar indignación en la comunidad empresarial.

“Es imposible que las empresas planeen para el futuro bajo este tipo de ambiente”, dijo en un comunicado David French, vicepresidente de relaciones gubernamentales de la Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos.

Por su parte, la Asociación de Tecnología de Consumo señaló que el aumento de aranceles es “el peor error económico desde la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930 _una decisión que catapultó a nuestro país a la Gran Recesión”.

Y la asociación comercial CompTIA advirtió que la presión logística continuaría si las compañías se ven obligadas a sacar sus operaciones de China, algo que, afirmó, tomaría meses para la mayoría de las compañías.

“Cualquier acción inmediata forzada resultaría en un caos”, dijo el director general Todd Thibodeaux en comentarios enviados por correo electrónico.

Las frecuentes fluctuaciones de aranceles complican la planeación y arrojan incertidumbre sobre algunas inversiones, indicó Peter Bragdon, vicepresidente ejecutivo y gerente general de Columbia Sportswear.

Columbia fabrica en más de 20 países, entre ellos China. Esta diversificación ayuda a proteger a la compañía de las fluctuaciones, pero China es una base importante para atender a los clientes chinos, así como aquellos en otros países, de acuerdo con Bragdon. La compañía planea seguir haciendo negocios ahí.

“Cumpliremos con el Estado de derecho, no las normas de Twitter”, subrayó.

Con frecuencia, los presidentes han utilizado la ley para imponer sanciones económicas a fin de extender los objetivos de seguridad de política internacional y nacional. En un principio, los blancos eran estados extranjeros o sus gobiernos, pero a lo largo de los años la ley se utiliza cada vez más para sancionar a individuos, grupos y personalidades no públicas, como terroristas.
 

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Como estaba previsto, Estados Unidos y China aplicaron el domingo sus últimos aumentos arancelarios contra los productos que importan del otro, lo que seguramente aumentará los precios que los estadounidenses pagan por todo tipo de artículos de fabricación china, desde prendas de vestir hasta artículos deportivos antes de la ajetreada temporada de compras navideñas.

El gravamen estadounidense del 15% afectará a importaciones chinas por valor de unos 112.000 millones de dólares. En total, más de dos tercios de los artículos de consumo que importa Estados Unidos de China pagarán ahora impuestos más altos. El gobierno había evitado en su mayor parte los bienes de consumo en las rondas anteriores de subidas arancelarias.


Sin embargo, ahora que es probable que suban los precios de muchos productos de consumo, la iniciativa del gobierno amenaza el principal motor de la economía estadounidense: el gasto del consumidor.

A medida que las empresas reducen su inversión y las exportaciones pierden impulso ante un crecimiento global débil, los compradores estadounidenses han sido un factor clave en la economía del país.

Como resultado del aumento de los aranceles de Trump, muchas empresas estadounidenses han advertido que se verán obligadas a trasladar a sus clientes los precios más altos que pagarán por las importaciones chinas. Algunas empresas, sin embargo, pueden decidir al final absorber el alza de los costos en lugar de subir los precios a sus clientes.

En China, las autoridades comenzaron el domingo al mediodía a cobrar aranceles más altos a las importaciones estadounidenses, según empleados que contestaron el teléfono en las oficinas de aduanas de Beijing y en el puerto sureño de Guangzhou. Los empleados se negaron a dar sus nombres.

Los nuevos aranceles chinos, del 10% y el 5%, comenzaron a aplicarse a artículos que van desde maíz dulce congelado e hígado de cerdo hasta neumáticos de bicicleta y mármol, informó previamente el gobierno.

Después del alza de los aranceles del domingo, el 87% de los textiles y prendas de vestir que Estados Unidos compra a China y el 52% de los zapatos estarán sujetos a impuestos de importación.

El 15 de diciembre, el gobierno de Trump tiene previsto imponer una segunda ronda de aranceles del 15%, esta vez sobre aproximadamente importaciones por un valor de 160.000 millones de dólares. Si esos gravámenes entran en vigor, se verán afectadas prácticamente todas las mercancías que se importan de China.
 

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China anunció el miércoles que eximirá al aceite industrial y algunas importaciones estadounidenses más de la subida de aranceles impuesta por Beijing en su guerra comercial con Washington. Las autoridades chinas mantuvieron las penalizaciones sobre la soja y otras grandes exportaciones de Estados Unidos antes de las negociaciones del próximo mes.
Esta iniciativa se suma a los indicios de que ambos gobiernos podrían estar preparándose para un conflicto prolongado al ajustar los controles de importación y tratar de encontrar nuevos mercados y proveedores de exportaciones alternativos.
Dieciséis productos, incluyendo lubricantes, harina pescado para pienso animal y otros químicos quedarán exentos de los aranceles de hasta el 25% impuestos en respuesta a la subida decretada por Donald Trump para las importaciones chinas, dijo el Ministerio de Finanzas. En el caso de la soja, la mayor exportación estadounidense a China, y miles de productos más, no se aplicarán cambios.
Los negociadores se preparan para participar en conversaciones en Washington que buscan poner fin a la disputa comercial y tecnológica que amenaza el crecimiento de la economía de todo el mundo. El plan de diálogo calmó a los agitados mercados financieros, pero los economistas advierten que no ha habido indicios de avances y ni Beijing ni Washington ofrecieron concesiones para acabar con el bloqueo.
En la lista de importaciones del miércoles hay materias primas para agricultura y fábricas, lo que sugiere que los líderes chinos quieren limitar los daños en sus propias industrias coincidiendo con la ralentización del crecimiento económico.
En sus anteriores subidas arancelarias, Beijing evitó los chips de procesadores y otras tecnologías estadounidenses necesarias en la industria china.
Beijing se resiste a la presión de Washington para dar marcha atrás en sus planes para crear competidores globales, patrocinados por el estado, en robótica y otros sectores.
Washington, Europa, Japón y otros socios comerciales alegan que esos planes violan los compromisos de apertura de mercado de China y se basan en el robo o la presión a las empresas para que entreguen su tecnología.
Washington y Beijing elevaron los aranceles a importaciones del otro valoradas en miles de millones de dólares. La iniciativa afectó a granjeros y fabricantes en ambos lados y alimentó el temor a que la economía global, que ya mostró signos de ralentización, pueda caer en la recesión.
 

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Estados Unidos acordó demorar dos semanas su plan de incrementar aranceles a algunas importaciones procedentes de China, informó el presidente Donald Trump el miércoles.

Trump señaló a través de Twitter que la decisión es “un gesto de buena voluntad”.

El mandatario señaló que el viceprimer ministro Liu He solicitó la postergación “debido al hecho de que la República Popular de China estará celebrando su 70mo aniversario el 1ro de octubre”.

Trump ha impuesto o anunciado sanciones a alrededor de 550.000 millones de dólares de productos chinos, o prácticamente todo lo que Estados Unidos adquiere de China. Previamente se le había colocado un gravamen del 25% a 250.000 millones de dólares en artículos chinos, mismo que debía aumentar al 30% el 1 de octubre.

En su lugar, Trump anunció que el incremento se postergará hasta el 15 de octubre.

Ambas partes han acordado reanudar las negociaciones en Washington a principios del próximo mes. Al demorar dos semanas el aumento en los aranceles, Trump permite que exista al menos una posibilidad teórica de que los negociadores pudieran lograr suficientes avances para que el incremento arancelario sea postergado indefinidamente.
 

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Estados Unidos y China intercambiaron gestos conciliadores el jueves, lo que elevó las esperanzas de que pueda enfriarse un enfrentamiento comercial que ha remecido los mercados financieros y ensombrecido la economía mundial.

En Beijing, el Ministerio de Comercio dijo el que sus importadores están preguntando sobre los precios de la soya, el cerdo y otros productos agrícolas. Es una señal de que aumentarían sus compras y un posible gesto de buena voluntad de cara a las conversaciones que buscan poner fin a una guerra de aranceles entre los dos países.

En la víspera, el presidente Donald Trump anunció que aplazaría dos semanas un aumento de los aranceles sobre las importaciones chinas previsto para el 1 de octubre. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo a la prensa el jueves que Beijing pidió el aplazamiento para que no coincidiera con el 70 aniversario de la fundación de la República Popular China. Trump decidió que el arancel se aplicará a partir del 15 de octubre, en un “gesto de buena voluntad hacia los chinos”, añadió.

Mnuchin dijo que funcionarios estadounidenses y chinos de mediano nivel se reunirán dentro de una semana o dos. Luego una delegación china de alto nivel viajará a Washington a reunirse con él y el representante comercial Robert Lighthizer. “Mi previsión es que vendrán en octubre si no hay cambios”, afirmó.

Aparentemente se trata de gestos para reducir las tensiones antes de los encuentros. Las acciones estadounidenses, muy sensibles a los altibajos de las negociaciones, estaban en alza en alza en las primeras operaciones, aunque perdieron terreno al avanzar la mañana.

“Estas medidas parecen tener la intención de volver a encarrilar las negociaciones comerciales con China”, dijo Amanda DeBusk, socia del bufete de abogados Dechert LLP.

Al demorar el aumento de los aranceles, Trump admitió la posibilidad de que se logren suficientes progresos para un aplazamiento por tiempo indeterminado. Sin embargo, los economistas sostienen que difícilmente se llegará a un acuerdo este año.
 
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