Hilo de la Guerra Proteccionista iniciada por Trump

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El presidente estadounidense Donald Trump solicitó a China eliminar aranceles a productos pecuarios de Estados Unidos como la carne de puerco y de res.
Trump tuiteó el viernes que la eliminación de los aranceles “es muy importante para nuestros grandiosos granjeros _ y para mí!”
En julio del año pasado, el gobierno de Trump empezó gradualmente a fijar impuestos de importación a productos chinos para presionar a Beijing a cambiar las políticas que restringe la competencia extranjera y amenaza la tecnología estadounidense.
Trump no mencionó que los aranceles establecidos por China son una represalia a las medidas que él mismo tomó.
Estados Unidos y China tratan de resolver sus diferencias. Trump afirmó que ha pedido a China que retire inmediatamente sus aranceles a productos pecuarios dado que las negociaciones comerciales “están avanzando cordialmente” y porque él optó por no imponer un incremento de 200.000 millones de dólares a los aranceles para productos chinos que estaba programado para marzo.
 

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Altos funcionarios de comercio y economía de Estados Unidos visitarán China a fines de la próxima semana para otra ronda de negociaciones sobre el comercio bilateral, informaron funcionarios de la Casa Blanca.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, encabezarán la delegación norteamericana, dijeron funcionarios del gobierno de Trump. Las fuentes hablaron en privado porque no estaban autorizadas a hablar públicamente.
Las conversaciones programadas indican que ambas partes creen que pueden hacer al menos algunos avances. El presidente Trump dijo el jueves en la Casa Blanca que “las conversaciones con China van muy bien”.

Sin embargo, las negociaciones se realizarán también a finales de marzo, la fecha en que los funcionarios del gobierno habían esperado firmar un acuerdo en Mar-a-Lago, el complejo turístico del presidente Trump en Florida. Los cabilderos empresariales dicen ahora que un plazo más realista es aproximadamente a finales de abril.
 

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El presidente Donald Trump criticó el viernes a los fabricantes de autos europeos, e insinuó que podría imponer aranceles a importaciones de empresas como BMW y Mercedes-Benz a menos que construyan más plantas en Estados Unidos.

En una entrevista con María Bartiromo, de Fox Business Network, Trump dijo que ha rechazado propuestas de la Unión Europea que bajarían los aranceles de autos de ambos lados a cero.

“Ellos tienen a BMW, a Mercedes, tienen muchos buenos autos que llegan aquí”, dijo Trump sobre Alemania. “Quiero que los hagan aquí... Si van a vendérselos a estadounidenses, háganlos aquí”.


Los comentarios de Trump se hicieron como un mes después de que el Departamento de Comercio terminó una investigación para ver si las importaciones de autos son una amenaza para la seguridad nacional y envió sus conclusiones a la Casa Blanca.

Los resultados del informe no han sido divulgados. Pero Derek Scissors, académico del American Enterprise Institute, dijo que ha visto una copia y que concluye que las importaciones de autos son una amenaza para la seguridad nacional porque empeoran el déficit comercial.

El presidente tiene hasta mediados de mayo para decidir qué medidas tomará, si es que toma alguna, en respuesta al reporte. Trump podría imponer aranceles de hasta 25% a todos los autos y autopartes importadas, o solo un pequeño porcentaje a productos específicos de ciertos países.

La posibilidad de estas imposiciones desató una fuerte oposición en el Capitolio, donde legisladores de ambos partidos las criticaron. La mayoría de los funcionarios de la Casa Blanca también se oponen a los aranceles, dicen analistas.

“No creo que en la Casa Blanca haya un solo funcionario que apoye” los aranceles sobre los autos, dijo David Dollar, becario sénior de la Institución Brookings.

La industria estadounidense automotriz también se opone a los aranceles porque usan partes importadas, que podrían subir de precio si aplican los gravámenes.

En su entrevista con Fox Business Network, Trump dijo que la eliminación de aranceles en todo el comercio automotriz no necesariamente ayudaría a los productores estadounidenses.

“El problema es que los Chevrolet nunca van a ser aceptados en Europa de la misma manera que los Mercedes son aceptados aquí, así que no es un buen acuerdo”, dijo.

El presidente también elogió los aranceles de 25% que Estados Unidos impone a camionetas tipo pickup importadas, legado de una disputa comercial de décadas con Alemania.

“Ese es nuestro mejor segmento por mucho”, puntualizó.
 

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Los negociadores comerciales de Estados Unidos llegaron a Beijing el jueves para empezar una nueva ronda de conversaciones encaminadas a poner fin a una guerra comercial sobre las ambiciones tecnológicas de China, mientras los funcionarios dejaban caer que podría haber avances.

El diálogo es el último capítulo en una serie de intercambios que buscan acabar con una disputa que altera el comercio, desde bienes desde soja a equipos médicos.

Los contactos comenzarán con una cena de trabajo el jueves y se prolongarán todo el viernes, explicó el vocero del Ministro de Comercio chino, Gao Feng, durante una conferencia de prensa rutinaria.


“Ambos equipos no escatiman esfuerzos” en las negociaciones, agregó.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mostró optimista la semana pasada al señalar que “estamos muy cerca”. El jefe de la delegación estadounidense, el Representante Comercial Robert Lighthizer, señaló esta semana que las dudas sobre los detalles y su aplicación del hipotético acuerdo aún no se han resuelto.

La delegación estadounidense está encabezada por Lighthizer y por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien llegó a un hotel de la capital china el jueves por la tarde. En unas breves declaraciones a reporteros, Mnuchin dijo que él y Lighthizer estaban encantados de estar de regreso y que esperaban que el encuentro fuese productivo.

Está previsto que el líder del equipo de negociadores chino, el viceprimer ministro Liu He, visite Washington a principios de abril para nuevos contactos.

Ni Washington ni Beijing han anunciado todavía acuerdos, pero analistas comerciales esperan al menos un pacto preliminar en las próximas semanas o meses. Sin embargo, apuntaron que es poco probable que el diálogo resuelva los conflictos que han enquistado la relación entre las dos mayores economías del mundo en las dos últimas décadas.
 

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El director general de Ford, Jim Hackett, dijo el martes que confía en que las negociaciones comerciales marcadas por las amenazas de aranceles contra los vehículos importados resulten en un marco que brinde equilibrio y estabilidad.

El ejecutivo de la segunda principal fabricante automotriz de Estados Unidos dijo que las empresas desean un equilibrio en los aranceles. Expresó confianza en que el presidente Donald Trump esté trabajando arduamente al respecto en momentos en que el gobierno negocia acuerdos comerciales.

Trump ha amenazado con imponer aranceles a los vehículos y autopartes de importación, expresamente de China y Europa y recientemente de México. Expertos de la industria automovilística afirman que los aranceles, en especial los que se apliquen a México, causarían estragos al sector y elevarían los precios de los vehículos porque todas las unidades construidas en Estados Unidos contienen partes importadas de otras naciones.


El director general de Ford dijo al Club Económico de Detroit que el comercio con Estados Unidos es unilateral y debe ser modernizado. Confió en que el asunto sea resuelto este año.

“El esquema no corresponde a la evolución del mundo”, declaró Hackett en referencia al comercio internacional.

Ford CEO Jim Hackett says he is hoping for balance and stability in what is now an unstable tariff environment (April 9)



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Hackett también señaló que Ford estará preparada para la próxima recesión porque se está reestructurando a fin de optimizar recursos. La compañía está dejando de producir sedanes en Estados Unidos, cerrando fábricas internacionales y reduciendo miles de empleos administrativos.

Ford, dijo el ejecutivo, utilizará vehículos conectados a internet para resolver la información discrepante sobre cuándo cambiar el aceite. En la actualidad, dijo Hackett, los propietarios de vehículos Ford se ajustan a cambiar el aceite como les indique una pegatina en el parabrisas, las luces del tablero y el manual de instrucción del propietario, pero la información es incongruente.

La compañía trabaja para modificar esa situación con una luz en el tablero que indique el intervalo del cambio de aceite no basado en el kilometraje (millaje) sino en la forma como se utilizó el vehículo. El dueño del vehículo podrá de esta manera programar sus cambios de aceite con el concesionario, apuntó.
 

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El diálogo comercial entre China y Estados Unidos estaba “avanzando” tras nueve rondas de consultas que buscan acabar con la disputa que remeció las perspectivas económicas globales, dijo un funcionario chino el jueves.

En los últimos contactos se lograron “nuevos avances considerables”, dijo el vocero del Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang en su informe diario a la prensa.

“También consideramos que la consulta avanza. Esperamos que las dos partes puedan seguir trabajando juntas para responder debidamente a sus respectivas inquietudes sobre la base del respeto mutuo, la igualdad y el beneficio mutuo”, dijo Lu.

Por su parte, el vocero del ministerio de Comercio, Gao Feng, dijo que se registraron “nuevos avances” en las conversaciones.

Las partes se encontraban en “estrecha comunicación con todos los enfoques efectivos”, dijo Gao. “No ahorrarán esfuerzos en las negociaciones en el sentido de implementar el importante consenso al que arribaron ambos líderes”.

En el diálogo de tres días de la semana pasada en Washington se abordaron asuntos como la transferencia de tecnología, la protección de los derechos de propiedad intelectual, medidas no arancelarias, agricultura y aplicación de acuerdos.


La delegación estadounidense está encabezada por el representante comercial, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y la china por el viceprimer ministro, Liu He. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo previamente que “resta trabajo importante por realizar” antes de poder llegar a un acuerdo.

El gobierno de Trump alega que China roba tecnología y obliga a las empresas estadounidenses a revelar secretos comerciales en su afán de alcanzar a Estados Unidos en su predominio tecnológico. Washington ha impuesto aranceles sobre bienes chinos por valor de 250.000 millones de dólares, y Beijing ha replicado con aranceles sobre importaciones estadounidenses por valor de 110.000 millones.

Los expertos del Banco Mundial, el FMI y otros han reducido sus perspectivas de crecimiento de la economía global debido en parte a los perjuicios provocados por el diferendo entre ambos países, que lleva a las empresas a reducir sus inversiones.

La situación se distendió parcialmente desde que Trump y el mandatario chino Xi Jinping se reunieron en Buenos Aires a fines del año pasado y Washington suspendió su plan de elevar los aranceles para facilitar las negociaciones.
 

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El secretario de Estado de Estados Unidos, Steven Mnuchin, dijo el martes que espera “avances sustanciales” en las conversaciones con funcionarios chinos para poner fin a la guerra arancelaria sobre las ambiciones tecnológicas de Beijing.

Mnuchin llegó el martes a la capital de China para participar en la última ronda de negociaciones en la disputa comercial entre las dos mayores economías del mundo, que sacudió a los mercados financieros.

La mayor parte de las conversaciones están previstas para la próxima semana en Washington, destacó Mnuchin, agregando que “esperamos hacer avances sustanciales en estas dos reuniones”.


Mnuchin se mostró esperanzado el lunes con que la última ronda de contactos logre progresos suficientes para que las autoridades estadounidenses puedan recomendar al presidente Donald Trump que cierre un acuerdo con Beijing.
 

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Los negociadores comerciales de China y Estados Unidos se reunieron el miércoles en Beijing para conversar sobre su guerra arancelaria, luego de que el secretario del Tesoro norteamericano Steven Mnuchin dijo que la delegación estadounidense pudiera estar acercándose a una decisión sobre un acuerdo con Beijing.

La atmósfera parecía amigable entre las partes.

Mnuchin, el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, el viceprimer ministro chino Liu He y otros funcionarios sonrieron al posar para fotos y estrecharon manos tras su reunión de un día.


Sin embargo, no dijeron nada a los reporteros tras las conversaciones en una casa de huéspedes del gobierno chino. Ambos gobiernos dijeron que se estaban logrando avances, lo que ayudó a calmar los mercados financieros.

Washington quiere que Beijing dé marcha atrás a sus planes de desarrollo industrial, que alega que se basan en parte en tecnología robada y que dice que violan sus compromisos de mercados abiertos.

Mnuchin dijo previamente que la reunión del miércoles y las conversaciones la semana próxima en Washington pudieran ayudar a los funcionarios estadounidenses a decidir si le recomiendan al presidente Donald Trump que acepte un acuerdo con Beijing.

Trump elevó el año pasado los aranceles estadounidenses a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares en respuesta a quejas de que Beijing se roba tecnología o presiona a compañías a proveerla. Beijing respondió con aranceles a productos estadounidenses valorados en 110.000 millones de dólares.

La delegación estadounidense a las conversaciones de esta semana en Beijing fue encabezada por Mnuchin y Lighthizer. La delegación china fue dirigida por Liu.

Las charlas cubren además los tipos de cambio monetario y posibles medidas para reducir el enorme superávit comercial de China con Estados Unidos.

Un punto espinoso ha sido la insistencia estadounidense en un mecanismo con penalizaciones para garantizar que China respete sus compromisos. Washington también quiere mantener aranceles sobre los productos chinos como eventual palanca de presión sobre Beijing.

Mnuchin le dijo el lunes a Fox Business Network que ese mecanismo solamente “necesita un poco de refinamiento”.

Las autoridades y empresas estadounidenses dicen que China no ha respetado promesas previas sobre sus prácticas comerciales.

Los críticos temen que cualquier acuerdo pudiera dañar a otros países al alejar de ellos la demanda china. Les preocupa además que pudiera marginar a la Organización Mundial de Comercio, cuya función en gran parte es garantizar que todas las partes cumplan las reglas de libre comercio.
 

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El presidente Donald Trump incrementó la presión sobre China el domingo, amenazando con subir los aranceles de bienes chinos por un valor de 200.000 millones de dólares.

Trump hizo sus comentarios vía Twitter justo antes de que una delegación china reanude las conversaciones en Washington el miércoles a fin de resolver una guerra comercial que ha sacudido los mercados financieros y ensombrecido la economía del planeta.

El mandatario advirtió que el viernes aumentaría los impuestos de 10% a 25% a las importaciones de productos chinos valorados en 200.000 millones de dólares. En dos ocasiones ha extendido las fechas límite para incrementar los aranceles _en enero y marzo_ en un intento por ganar tiempo para negociar un acuerdo.


Pero el domingo, Trump _quien se ha descrito como “un hombre de aranceles”_ advirtió que estaba perdiendo la paciencia.

“El Acuerdo de Comercio con China continúa, pero muy lentamente, mientras ellos tratan de renegociar. ¡No!”, tuiteó el presidente.

Los dos países están enfrascados en una disputa con mucho en juego en torno a los intentos de China para posicionarse como una súper potencia tecnológica. Washington acusa a Beijing de usar tácticas depredadoras _incluyendo el robo cibernético y el obligar a empresas extranjeras a entregarle sus tecnologías_ a fin de situar a compañías chinas en el liderazgo mundial de industrias avanzadas como la robótica y los vehículos eléctricos.

En julio pasado, el gobierno de Trump comenzó gradualmente a imponer aranceles a importaciones de bienes chinos para presionar a Beijing a cambiar sus políticas. Ahora ha impuesto 10% de aranceles a importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares y 25% de aranceles en bienes valorados en 50.000 millones.

El gobierno ha insinuado repetidamente que los negociadores están progresando. Hace un mes, Trump dijo que ambos países estaban “concluyendo el cambio de rumbo” y pronosticó que “algo monumental” se lograría en las próximas semanas.

Pero la semana pasada, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin pareció templar las expectativas, insinuando que Washington estaba dispuesto a “seguir adelante por su cuenta” si no logra conseguir el acuerdo que quiere.
 

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El gobierno de China confirmó el martes que su máximo responsable económico viajará a Washington esta semana como estaba previsto para participar en negociaciones arancelarias pese a la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de ir un paso más allá en una disputa por las ambiciones tecnológicas de Beijing.

El anuncio sugirió que el gobierno de Xi Jinping estaba poniendo su deseo de acabar con un conflicto que ha afectado a los exportadores chinos por encima de cualquier necesidad de parecer firme ante la presión estadounidense.

La decisión de que el viceprimer ministro chino, Liu He, el principal asesor económico de Xi, participe en las negociaciones que comenzarán el jueves podría mantener las esperanzas de que las dos mayores economías del mundo hagan las paces esta semana como pronto.


El gobierno de Trump está presionando a Beijing para que dé marcha atrás en sus planes para desarrollar empresas patrocinadas por el gobierno que puedan competir a nivel global en robótica y en otras tecnologías. Washington, Europa, Japón y otros socios comerciales sostienen que esto viola los compromisos de apertura de mercado de China y se basan en parte en tecnología robada.

El anuncio de Trump del domingo de que aumentará los aranceles sobre importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares provocó un desplome en las bolsas de todo el mundo. Los mercados se recuperaron luego de un vocero chino explicó el lunes que una delegación seguía preparando el viaje a Estados Unidos, aunque se desconocía si Liu formaría parte de ella.

El martes, el índice Composite de Shanghái ganó un 0,7%, una tendencia alcista que se repitió en otros mercados de la zona.

La delegación estadounidense estará comandada por el Representante Comercial, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.

El comunicado del Ministerio de Comercio chino sobre los planes de Liu, de apenas una línea, no dio indicios de otros detalles como el tamaño de su representación.

Washington y Beijing elevaron los aranceles sobre multimillonarias importaciones mutuas, alterando el comercio en una amplia variedad de productos, desde soja a equipos médicos. Según las estimaciones, por el momento el conflicto ha frustrado ventas de 25.000 millones de dólares.

Ambos gobiernos dijeron que las negociaciones estaban realizando avances, pero el domingo Trump expresó su frustración por el ritmo que llevaban.

Mnuchin dijo el lunes que las autoridades chinas “estaban tratando de dar marcha atrás en parte del lenguaje” negociado en las 10 rondas de conversaciones anteriores.

En respuesta al secretario estadounidense del Tesoro, un vocero de Exteriores, Geng Shuang, apuntó que Beijing “es sincero acerca de seguir las consultas”.

Preguntado por si China se tomó en serio la amenaza de Trump, Geng manifestó que situaciones similares ocurrieron “muchas veces antes”.

“Esperamos que Estados Unidos pueda seguir trabajando con China”, declaró Geng en una conferencia de prensa. “Sobre la base del respeto mutuo y la igualdad, resolveremos las preocupaciones legítimas del otro e intentaremos alcanzar un acuerdo para el beneficio mutuo”.

El viaje de Liu a Washington muestra que China “espera alcanzar un acuerdo con urgencia”, destacó Ma Hong, profesor de la Escuela de Economía y Gestión de la Universidad de Tsinghua.

“No pueden abandonarlo por un comentario en Twitter”, añadió Ma.

El conflicto está poniendo a prueba lo lejos que está dispuesto a llegar Beijing en la modificación de un modelo económico liderado por el estado que considera como el camino a la prosperidad y la influencia global, y cuánto poder tendrá Washington para aplicar cualquier acuerdo.
 

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Conflicto Chino – EEUU

*- El viceprimer ministro chino, Liu He, visitará Estados Unidos esta semana para asistir a las conversaciones comerciales previstas, dijo el martes Pekín, rebajando el repentino ascenso de las tensiones después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, prometiese imponer nuevos aranceles al gigante asiático.

*- Los tuits del presidente de EEUU acabaron de forma abrupta con una tregua de cinco meses entre ambas potencias económicas en una disputa comercial que les ha costado miles de millones de dólares y ha interrumpido las cadenas de suministro manufactureras.

*- Los temores a que las negociaciones se estuviesen desmoronando provocaron que caídas generalizadas en los mercados de acciones globales y en los precios del petróleo, generando especulaciones de que China podría cancelar la visita prevista de Liu. El Ministerio de Comercio chino confirmó que Liu, que lidera las conversaciones para Pekín, visitará Estados Unidos el 9 y 10 de mayo. El ministerio no dio más detalles ni facilitó los temas de discusión previstos. La respuesta de Pekín a la perspectiva de nuevas tarifas ha sido relativamente reservada. Este martes, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang, dijo en una conferencia de prensa que el respeto mutuo era la base para alcanzar un acuerdo comercial. “Añadir aranceles no va a resolver ningún problema”, dijo Geng.

*- “Esperamos que la parte estadounidense pueda trabajar arduamente con China, para encontrarnos a medio camino y resolver sobre la base del respeto mutuo y la igualdad las preocupaciones razonables del otro y esforzarnos por un acuerdo que beneficie a ambos”.

*- Si Liu se une a la delegación en Washington, “indicará la seriedad de China y apunta a que China y Estados Unidos van a seguir hablando”, dijeron economistas de ING en un informe este martes. REUTERS
 

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China anunció el jueves que adoptará represalias si el presidente Donald Trump insiste en incrementar los aranceles a las mercancías chinas, lo que exacerba las tensiones antes de la próxima reunión de las partes en Washington.

Beijing se verá obligado “a adoptar las contramedidas necesarias” si los aumentos se aplican el viernes como se anunció, dijo el Ministerio de Comercio, aunque no facilitó detalles de sus posibles maniobras punitivas.

Trump desató una turbulencia financiera en los mercados globales con su sorpresivo anuncio el domingo de aumentar de 10% a 25% los aranceles sobre 200.000 millones de dólares en productos chinos. El mandatario se quejó de que las conversaciones avanzan muy lentamente y denunció que Beijing intenta retractarse de algunos acuerdos previos.

“China lamenta profundamente que, si las medidas arancelarias estadounidenses son llevadas a cabo, tendrá que adoptar las contramedidas necesarias”, señaló el Ministerio de Comercio en un comunicado.

Trump incrementó desde julio los impuestos a las importaciones de 250.000 millones de dólares en mercancías de China debido a las quejas de que Beijing roba o presiona a las compañías para que le entreguen tecnología.

En las negociaciones también se han abordado las quejas de Washington contra el superávit comercial de China y los planes encabezados por Beijing de crear competidores chinos en robótica y otros campos. Estados Unidos, Europa, Japón y otros socios comerciales afirman que esos designios violan los compromisos del gobierno chino a la apertura de mercados.

China respondió imponiendo medidas punitivas sobre importaciones estadounidenses valoradas en 110.000 millones de dólares, pero se le están acabando las mercancías que podría castigar debido al abrumador superávit comercial que tiene con Estados Unidos.

Beijing llevó las represalias más allá de las importaciones, al obstaculizar las actividades de las compañías estadounidenses en China. Las autoridades han demorado las autorizaciones aduanales a los envíos de esas compañías, así como la entrega de licencias a empresas financieras y de otros sectores.

Las autoridades chinas cuentan con otros instrumentos punitivos, tales como la aplicación de investigaciones fiscales, antimonopólicas y de otra índole que pueden obstaculizar el funcionamiento de una compañía.
 

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El presidente Donald Trump declaró el jueves que ya casi estaba listo un acuerdo comercial de Estados Unidos con China, pero que Beijing trató de renegociarlo.

Los negociadores chinos, dijo el mandatario, querían regresar para continuar el diálogo. Añadió que si las gestiones no funcionan, Estados Unidos tiene una alternativa “excelente”.

El gobierno de Trump ha amenazado con imponer aranceles adicionales sobre productos chinos si las conversaciones no fructifican para el viernes.

Trump reveló además que el presidente chino Xi Jinping le envió “una hermosa carta” y que probablemente lo llamará por teléfono.


“No tengo idea de qué es lo que va a ocurrir”, expresó el mandatario
 

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El presidente Donald Trump aseguró el viernes que las conversaciones comerciales entre China y Estados Unidos continuaban “de manera muy cordial” a pesar de los nuevos aranceles que impuso Washington a las importaciones de productos y servicios chinos por valor de 200.000 millones de dólares y la advertencia de Beijing de que tomará represalias.

En una serie de bravucones tuits matutinos, Trump también afirmó que el aumento de los aranceles traerá “MUCHA MÁS riqueza” a Estados Unidos.

En sus tuits, Trump sugirió que el dinero de los nuevos aranceles permitirá al gobierno comprar más productos a los agricultores estadounidenses, lo que aliviaría cualquier impacto negativo que éstos sufran por la pérdida de ventas a China.

“Los aranceles harán que nuestro país sea MUCHO MÁS FUERTE, no MÁS DÉBIL. ¡Sólo siéntense y observen!” tuiteó Trump.

Las conversaciones bilaterales continuaban el viernes en Washington tratando de resolver el estancamiento después de que Estados Unidos aumentara los aranceles, intensificando las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo y sacudiendo los mercados bursátiles de todo el mundo.

El gobierno de Trump subió los aranceles a importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares del 10 al 25%. El Ministerio de Comercio chino anunció que impondría las “contramedidas necesarias”, pero no ofreció más detalles.

El alza de los gravámenes se produjo pese a que negociadores estadounidenses y chinos se reunieron en la víspera en Washington para intentar poner a una disputa que causó pérdidas millonarias en el comercio y sacudió a los mercados financieros de todo el mundo.


El principal negociador chino, el viceprimer ministro Liu He, partió de la Representación Comercial de Estados Unidos alrededor del mediodía, pero no quedó claro de inmediato si las conversaciones habían terminado.

“China lamenta profundamente tener que tomar las contramedidas necesarias”, señaló el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.

“El riesgo de una ruptura total en las negociaciones comerciales se ha incrementado”, afirmó Michael Taylor, de Moody’s Investors Service, en un reporte.

Sin embargo, Trump tuiteó que no hay “ninguna prisa” en las conversaciones comerciales con China. Aseguró que sus aranceles “traerán a nuestro país MÁS riqueza que un acuerdo fenomenal del tipo tradicional. Además, es mucho más fácil y rápido de hacer”.

No obstante, los aranceles son impuestos que deberán pagar los importadores estadounidenses y que a menudo se transmiten a los consumidores y a las empresas que dependen de componentes importados.

Tras la última subida, Estados Unidos aplica aranceles del 25% a mercancías chinas con un valor total de 250.000 millones de dólares. Trump afirmó el domingo que podría ampliar los gravámenes a todos los bienes chinos que lleguen al país.

Beijing ya respondió a incrementos fiscales previos con nuevos aranceles sobre 110.000 millones de importaciones estadounidenses. Pero los reguladores se están quedando sin bienes que gravar por el desequilibrio de su balanza comercial.

Los nuevos aranceles estadounidenses no afectarán a las mercancías que salieron de china antes del viernes. Por mar, esos envíos tardan alrededor de tres semanas en cruzar el Océano Pacifico, lo que da a los negociadores más tiempo para alcanzar un acuerdo antes de que los importadores tengan que abonar los nuevos aranceles.

Los dos países están enfrentados por la denuncia de Washington de que Beijing roba tecnología y presiona a las empresas estadounidenses para que entreguen secretos comerciales como parte de una agresiva campaña para convertir empresas nacionales en líderes mundiales en robótica, autos eléctricos y otras industrias avanzadas.

El revés de esta semana fue inesperado. Hasta finales de la pasada, funcionarios del gobierno de Trump sugerían que los negociadores realizaban avances firmes.

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McDonald reportó desde Beijing. Los periodistas de The Associated Press Deb Riechmann en Washington y el videoperiodista Dake Kang contribuyeron para este despacho.
 

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El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, dijo el viernes que su oficina se prepara para imponer aranceles a los 300.000 millones de dólares en productos chinos que aún no han sido gravados, en un recrudecimiento de la disputa comercial de Washington con Beijing.

Estados Unidos aumentó el viernes de 10% a 25% los aranceles sobre 200.000 millones de dólares de importaciones procedentes de China. Horas después, la 11ma ronda de conversaciones entre Estados Unidos y China concluyó sin un acuerdo.

La medida adoptada el viernes aumenta a 250.000 millones de dólares el valor de las importaciones chinas sancionadas con aranceles de 25%. Sin embargo, alrededor de 300.000 millones de dólares en importaciones chinas continúan indemnes en la disputa que ha durado un año.


La oficina de Lighthizer tendrá que escuchar comentarios públicos antes de proseguir con los nuevos aranceles.
 

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Las autoridades comerciales estadounidenses publicaron una lista de productos importados de China a los que podría subir los aranceles para alcanzar su objetivo de 300.000 millones de dólares.
El documento, que mencionaba artículos como computadoras laptop, agrava una guerra comercial que ha hecho temblar los mercados y avivado el temor por el crecimiento económico global.
Washington publicó la lista tras el anuncio de Beijing de que subiría aranceles hasta en un 25%, por valor de 60.000 millones de dólares, a las importaciones procedentes de Estados Unidos como parte de una creciente disputa sobre las ambiciones tecnológicas chinas y otros puntos de fricción.

La lista de 3.805 categorías es un paso más para cumplir la amenaza que hizo el pasado 5 de mayo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de ampliar el gravamen punitivo de 25% a todos los productos chinos exportados a Estados Unidos, según el representante comercial de Estados Unidos. El 17 de junio se celebrará una vista antes de que se decida cómo proceder.
El documento “cubre básicamente todos los productos” que no tienen ya aranceles punitivos, afirmó el representante.
Incluye laptops, hojas de sierra, piezas de turbinas, atún y ajo. Estaban exentos los productos farmacéuticos y los minerales raros empleados en dispositivos electrónicos y baterías.
Hubo descensos en los mercados bursátiles después de que Beijing respondiera a los aranceles anunciados por Estados Unidos gravando las importaciones estadounidenses por valor de 200.000 millones de dólares. El ministerio chino de Finanzas anunció aranceles de entre el 5% y el 25% a partir del 1 de junio en unos 5.200 productos estadounidenses, como baterías, espinacas y café.
En Twitter, Trump advirtió al presidente de China, Xi Jinping, que su país “saldrá sumamente lastimado” si no accede a un acuerdo comercial, y afirmó que Beijing ”¡tenía un gran acuerdo, casi completado y se retractaron!”.
Ambos gobiernos afirmaron que es probable que se reanuden las negociaciones. Trump dijo el lunes que se reuniría con Xi durante la cumbre del Grupo de los 20 que se celebra el 28 y 29 de junio en Osaka, Japón.
Las seis semanas previas a ese encuentro serán “muy volátiles” para los mercados financieros, afirmaron los analistas de Macquarie Bank en un reporte.
“Ambas partes tienen el incentivo de actuar de forma medio loca e impredecible antes de eso para conseguir un acuerdo mejor”, informó.
 
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