Hilo BOEING

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Boeing bajó a tierra su cápsula espacial en el desierto de Nuevo México el domingo después de un vuelo abortado a la Estación Espacial Internacional que pone en peligro sus esfuerzos para transportar astronautas para NASA el año próximo.

La Starliner descendió en el campo militar de misiles White Sands antes del amanecer, al cabo de una demostración que debía durar más de una semana. Los tres paracaídas principales se abrieron a la vez que se inflaron las airbags para reducir el impacto.

“Felicitaciones, Starliner”, dijo el Control de Misión, considerando que el descenso se había realizado con éxito.





Una muñeca llamada Rosie ocupaba el asiento del comandante. Con ella regresaron regalos de Navidad, ropa y alimentos que se debían entregar a los tripulantes de la estación espacial.

Después de la interrupción del primer vuelo de ensayo y la cancelación del atraque en la estación espacial debido a la falla de un reloj en la cápsula, los empleados de Boeing reaccionaron con alivio ante el retorno de la Starliner.

El primer viaje espacial de la cápsula comenzó con un buen lanzamiento desde Cabo Cañaveral el viernes. Pero al cabo de media hora, no encendió sus cohetes impulsores para perseguir la estación espacial y terminó en la órbita equivocada.
 

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El director general de Boeing renunció mientras continúan los problemas en la compañía por el avión Max 737, informó el lunes la empresa.

Dennis Muilenburg dejará el puesto de inmediato, señaló el fabricante con sede en Chicago. El actual presidente de la mesa directiva, David Calhoun, ocupará oficialmente el puesto el 13 de enero.

La junta dijo que era necesario un cambio en el liderazgo para restaurar la confianza de la compañía mientras trabaja para mejorar las relaciones entre los reguladores y accionistas. El Max dejó de volar a nivel mundial en marzo, después del segundo de dos accidentes de su avión, en los cuales murieron un total de 346 personas.






Calhoun dijo que cree firmemente en el futuro de Boeing y del 737 Max.

El cambio en el mando sucede después de que Boeing anunciara la semana pasada que frenaría la producción del Max en enero.

Hace unos días, la aerolínea United Airlines dijo que retiraría al Boeing 737 Max hasta junio. Ese mismo día, Spirit AeroSystems, fabricante de fuselajes, informó que dejaría de hacer entregas que fueran para el Max en enero, y la nueva cápsula Starliner de Boeing se desvió de su trayectoria en un viaje planeado a la Estación Espacial Internacional.

El miembro de la junta Lawrence Kellner será el presidente no ejecutivo del consejo.

“A nombre de toda la junta de directores, me complace que Dave haya acordado dirigir Boeing en este momento crítico”, dijo Kellner en un comunicado. “Dave tiene una gran experiencia en la industria y una trayectoria demostrada de sólido liderazgo, y reconoce los desafíos a los que nos debemos enfrentar. La junta y yo estamos deseosos de trabajar con él y el resto del equipo de Boeing para asegurar que hoy marque un nuevo camino hacia adelante para nuestra compañía”.
 

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Un asesor cercano al destituido director general de Boeing también dejará la compañía. Mike Luttig fue asesor general de Boeing desde 2006 hasta hace unos meses.

Poco después de que se estrellara el segundo Boeing 737 Max, el nuevo avión de la compañía, Luttig fue designado para dirigir la estrategia legal de la empresa y como asesor de la junta directiva.

Luttig, quien dejará la empresa la próxima semana, es el ejecutivo más reciente en dejar la asediada compañía. Además del director general Dennis Muilenburg _quien presentó su renuncia esta semana_, Kevin McAllister, el director de aviones comerciales de Boeing, salió en octubre. Anne Toulouse, vicepresidenta de comunicaciones, se irá al finalizar el año.






Luttig trabajó 15 años en la Corte de Apelaciones de Estados Unidos antes de unirse a Boeing.

“Estamos muy endeudados con el juez Luttig por su extraordinario servicio en Boeing a lo largo de estos casi 14 años, sobre todo en este último y desafiante año para nuestra compañía”, dijo el director general interino Greg Smith en un comunicado.

En octubre de 2018, el nuevo Max operado por la aerolínea de Lion Air en Indonesia se estrelló en el océano cerca de Yakarta. Cinco meses después, en marzo, el Max de Ethiopian Airlines cayó poco después de despegar de Addis Abeba. Las 346 personas que iban a bordo de los dos aviones murieron.

Un sensor defectuoso causó que se activara el sistema de control MCAS antes de los dos accidentes, haciendo que la nariz se fuera en picada en ambos aviones. Boeing no había informado a los pilotos del MCAS hasta después del accidente de Lion Air y los reguladores de la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) tampoco tenían mucha información.

A principios de este mes, la Comisión de Transporte de la Cámara de Representantes reveló un análisis interno de FAA hecho después del primer accidente, con un cálculo de 15 accidentes mortales más a lo largo de 45 años ante de que Boeing arreglara el MCAS.

La división de análisis y promoción de la FAA no prohibió que volaran los aviones sino hasta el segundo accidente.
 

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Aeroméxico anunció el lunes que alcanzó un acuerdo con Boeing para recibir una compensación por la suspensión de operaciones de sus aviones 737 Max a nivel mundial el año pasado tras dos accidentes letales.

La aerolínea mexicana indicó en un comunicado que los términos del acuerdo son confidenciales, pero que servirá para “mitigar los costos derivados de la suspensión temporal de operaciones de los equipos Boeing 737 Max”.

Aeroméxico dejó de utilizar su flota de seis aviones 737 Max 8 el 11 de marzo de 2019.

Las inquietudes sobre la seguridad de la aeronave surgieron luego de unos accidentes en Indonesia y Etiopía que dejaron sin vida a 346 personas. En los dos incidentes una avería en un sensor provocó la activación de un sistema automatizado que baja la nariz del avión, determinaron los investigadores.






Aeroméxico espera volver a utilizar sus aviones 737 Max 8 una vez que vuelvan a ser certificados.

Boeing ha llegado a acuerdos parciales con Southwest y Turkish Airlines para darles una compensación en relación con la suspensión de uso de los 737 Max, también bajo términos confidenciales. La semana pasada, American Airlines dijo que estaba en negociaciones con Boeing.

La junta de directores de Boeing despidió al entonces director general Dennis Muilenburg el 23 de diciembre, luego de que quedó claro que los reguladores no certificarían a los aviones para que volvieran a volar para fines de año, como el CEO había esperado.
 

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Los problemas de Boeing y su desventurada aeronave 737 Max empeoran con el anuncio de un proveedor importante el viernes de que despedirá a más de 20% de su fuerza laboral en Kansas, donde tiene su sede.

El anuncio de Spirit AeroSystems de que despedirá a 2.800 empleados es un golpe para Wichita, la ciudad más grande del estado donde la empresa es una importante fuente de trabajo.

La decisión se da además un día después de que salieran a la luz documentos que muestran que empleados de Boeing levantaron sospechas respecto a la seguridad del 737 Max, al presuntamente tratar de ocultar problemas a los reguladores federales y ridiculizar a los responsables del diseño y la supervisión del avión de pasajeros.


Los despidos amenazan con causar estragos en una economía que se ha mantenido sólida por meses, con bajo desempleo, y recaudaciones de impuestos superiores a las expectativas. La gobernadora demócrata Laura Kelly y la Legislatura controlada por los republicanos han sido capaces de impulsar el gasto en las escuelas públicas y los servicios, y las malas noticias llegan tres días antes que los legisladores inicien su sesión anual.

Spirit AeroSystems es el mayor empleador en Wichita, que se autodenomina como la “Capital Aérea del Mundo” dada la enorme concentración de fabricantes del sector aeroespacial. Más de 40 compañías aeroespaciales, la mayoría de ellas instaladas en la región sur-centro de Kansas, brindan partes y servicios a la producción del 737 Max.

El gobierno estatal había estado sopesando el uso de fondos para beneficios por desempleo para solventar parte de los salarios de los trabajadores de Spirit, con la intención de que pudieran mantener sus empleos.

Los trabajadores afectados dejarán de pertenecer a la compañía a partir del 22 de enero.
 

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Boeing eliminará más de 12.000 puestos de trabajo en Estados Unidos debido a las repercusiones adversas de la pandemia de coronavirus en el transporte aéreo de pasajeros, y anunció que habrá más recortes de personal.

Poco después de que revelara los recortes de empleos, Boeing dijo el miércoles que ha reanudado la producción de aviones 737 Max que continúan inmovilizados en tierra. Los dos choques de jets Max en los que perecieron todos los ocupantes había arrastrado a Boeing a una crisis financiera desde meses antes de que el coronavirus redujera la actividad aérea a nivel mundial.

Boeing, uno de los mayores fabricantes de Estados Unidos, dijo que despedirá esta semana a 6.770 empleados en Estados Unidos y 5.520 trabajadores más decidieron aceptar un pago para marcharse voluntariamente en las próximas semanas.

La compañía dijo que reducirá 10% su fuerza laboral, que alcanza unas 160.000 personas. Un portavoz de Boeing dijo que las medidas anunciadas el miércoles representan el mayor recorte de personal, aunque miles de puestos de trabajo más serán eliminados en los próximos meses.

Casi 10.000 de los empleos eliminados se concentran en la zona de Seattle, sede del negocio de aviones comerciales de Boeing. La compañía había anunciado previamente el recorte de más de 600 plazas en Canadá y Australia.

Boeing, con sede en Chicago, ha reducido las tasas de producción de diversos modelos de aviones debido a la caída en la demanda. La división de defensa y espacial de la compañía se ha mantenido relativamente estable, contribuyendo a compensar la caída en viajes aéreos y en la demanda de jets de pasajeros.

Los viajes en avión dentro de Estados Unidos se desplomaron 96% a mediados de abril. Se han recuperado ligeramente. La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA por sus siglas en inglés) dijo que revisó el martes a 264.843 personas en aeropuertos, una disminución de 89% en comparación con el mismo día hace un año.

“Las devastadoras repercusiones de la pandemia de COVID-19 en el sector de las aerolíneas implican una profunda disminución en el número de jets comerciales y de servicios que nuestros clientes necesitarán en los próximos años, lo cual se traduce a su vez en menos puestos de trabajo en nuestras líneas y oficinas”, dijo el miércoles el director general David Calhoun en un memorando dirigido a los empleados.
 
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