Filosofando

droblo

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J.C.Rodríguez:

Para entender por qué fracasa sistemáticamente la gestión común podemos seguir el ejemplo que pone David Osterfeld en Prosperity versus planning. Partamos de una comuna de 1.000 personas que producen 100.000 fanegas de trigo al año, a razón de 100 por trabajador. Las venden a un precio de 5 dólares cada una, por lo que cada trabajador se llevaría 500 dólares al año. Pedro, totalmente imbuido de las ideas colectivistas, decide incrementar su trabajo hasta las 150 fanegas. Al final del ejercicio se producirán 100.050 fanegas, lo que, dividido entre los 1.000 trabajadores, arroja una nueva división en los 500,25 dólares. En definitiva, Pedro ha aumentado su trabajo en un 50 por ciento y saca un rédito del 0,05 por ciento. Los otros 999 también se beneficiaron en un 0,05 por ciento, aunque en su caso sin aportar una fanega más al común. Pedro carga con todos los costes de su mayor esfuerzo y el resultado se reparte entre todos. Juan, sin embargo, ha entendido cómo funciona el sistema y decide trabajar la mitad. Ahora se producirán 99.950 fanegas, que reducen las ventas a 499.750 dólares, o 499,75 por persona. Juan trabaja la mitad y sólo pierde un 0,05 por ciento. Mientras que se lleva todo el beneficio de aumentar su ocio, los costes de la menor producción se reparten entre toda la sociedad.
 

LigiaOzimek

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Creo que porque no todo el que esta profesionalmente relacionado con la bolsa es un especulador.
 

Johngo

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Ma quando finisce?

¿Pero cuándo termina? no puedo decir cuándo podemos reabrir las escuelas, admite el ministro. Y encuentro que cambiaría mi última utopía, caminar por el parque sin sentirme un peligro público, a cambio de una fecha límite. Cualquiera. 17 de abril. 28 de mayo. También bueno el 39 de junio. Pero dame una fecha! Algo que me permita programar, es decir, engañarme a mí mismo porque todavía tengo un poco de control sobre lo que me pasa. Solíamos hacer malabares con los plazos y aniversarios.

Yogurt, hipotecas, fiestas de cumpleaños: no había ningún objeto o cita que no tuviera un número estampado. Ahora miro mi agenda y es una franja de cruces cruzadas. De repente, la vida, pública y privada, se ha convertido en un buehH. La conferencia, el torneo, el viaje se posponen "a una fecha por decidir". O a la basura? ¿La Pascua todavía está programada para el segundo domingo de abril o terminarán moviéndose también y resucitándonos a todos juntos en una noche de verano aún por definir?

Pero luego creo que la condición que más me aterroriza es aquella con la que nuestros antepasados normalmente vivían juntos, deambulando durante milenios entre guerras y epidemias, antes del breve paréntesis de la segunda mitad del siglo pasado en el que tuve la suerte de venir al mundo. Incluso en nuestro mejor momento, el Renacimiento, Lorenzo el Magnífico poetizó: "No hay certeza del mañana". Aquí hay un caso en el que la historia debería tranquilizarnos: tenemos precariedad existencial en el ADN. (ITALIA – diario Corriere della sera)
 
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