El día que entre en la bolsa por primera vez

Johngo

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Recinto viejo

Desde luego que no era socio, pero mi amigo farmacéutico sí. El venció mis temores y me llevo después de terminada la sesión a presentarme un conocido suyo, un tipo de pelo canoso, con arrugas, agobiado…

Aun no sé si lo hizo a propósito para darme una enseñanza. El canoso más rayado que un CD comenzó a contar después de un “decile” y… yo vendí un campo, después un apartamento, hoy alquilo pero ya me tengo que ir de la bolsa… Por??-- entonces puso cara de póquer mirando en la distancia como diciendo no sé cómo explicarle a este chaval inexperto.

Aquella tarde me fui con un interrogante si aquello era mentira o verdad para comprender después que supe de casos peores como también mejores de grandes ganadores años después.

El recinto como la bolsa aun hoy era toda una institución. Toda la actividad se desarrollaba en lo que actualmente llamamos el viejo recinto.

Las escaleras donde pasaron tantos presidentes del país y la bolsa aún son importantes y majestuosas especialmente las que suben al primer piso desde la calle 25 de Mayo y Sarmiento. El piso o el parquet (como lo llaman los españoles) estaba rodeado de pizarras de sube y baja arriba entre las actuales columnas con un andarivel donde transitaban los pizarreros los que anotaban las operaciones con tiza. Muchos pizarreros son conocidos como Roberto Sica, Williams, Drago, Ricardo García etc. Aun hoy cuando en Internet hay “chiquitaje” en compra y venta algunos veteranos dicen el término “hacen tiza” (sumas pequeñas, gran desarrollo y/o marcaciones)

El recinto estaba dividido por una baranda de madera en ¾ partes que la quitaban después del cierre. También tenía una verdadera campana que tocaba el ordenanza que en aquella época era Barreda (por eso en vez de ¡la hora referí! cuando bajaba todo, decíamos ¡la campana Barreda!---y una vez que subía mucho le tomaron del brazo); hay muchos cuentos al respecto pero es para otro foro.

Cuando abría la sesión el vocerío de los comisionistas era infernal, más aun cuando el día era muy comprador o muy vendedor y sino, no pasaba nada es decir había un componente más para la adrenalina: el auditivo.

Aquella primera vez que entre al recinto después del cierre fue impactante para mí, más aun después de haberla visto desde afuera desde los pasillos y corredores fue como entrar a la casa de gobierno o la catedral. Hace tiempo que no veo a mi amigo farmacéutico, desde el foro un nostálgico saludo-- ¿qué será de su vida? pero aquella tarde de la primera vez de conocer a un timbero incorregible no me la olvido nunca, fue como el chiste--- vendí un apartamento lo puse en la bolsa y me quedo una puerta…
 
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