CDS de España, Grecia, Irlanda y Portugal

Johngo

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¿Temor por tragedia griega para 2010?

Por: Emilio Ocampo
Economista

Los mercados financieros globales inauguraron el 2010 sin muchos sobresaltos pero el panorama para el resto del año presenta algunos nubarrones preocupantes. Esta vez los problemas no vienen del sistema financiero de EE.UU. (que ha experimentado una rápida recuperación en los últimos doce meses) ni de los mercados emergentes. Lo que más les preocupa hoy en día a políticos, funcionarios de bancos centrales e inversores en Europa y Estados Unidos es qué es lo que va a pasar con Grecia.

Junto con Portugal, Italia y España, Grecia conforma un grupo de países de la eurozona que, los inversores, siempre afectos a los acrónimos y las siglas, han denominado, algo despectivamente, como «PIGS» (las iniciales de los cuatro países en inglés) cuya traducción literal es cerdos o chanchos. A diferencia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China), los PIGS no se caracterizan por su potencial de crecimiento sino todo lo contrario. Las economías de los PIGS tienen ciertas características comunes: tanto su déficit fiscal como sus niveles de endeudamiento son altos en relación al PBI, mientras que su tasa de inflación y sus costos laborales son superiores al promedio de la eurozona, por lo que han perdido competitividad (especialmente con la revalorización del euro).

Italia y Grecia tienen los ratios de endeudamiento mas alto del grupo (el 86% y el 97% del PBI respectivamente). Mientras que éste último país y España tienen los déficit fiscales más elevados (el 12,7% y el 9,6% del PBI, respectivamente). Portugal se encuentra en una posición intermedia. Otro país que comparte algunas de estas características y a veces se incluye entre los PIGS es Irlanda (su déficit fiscal alcanzó el 12,2% del PBI en 2009 aunque su nivel de endeudamiento es mucho menor).

Como se puede apreciar, Grecia se destaca y no precisamente por hacer las cosas bien. Su delicada situación financiera y fiscal es reminiscente en ciertos aspectos a la de la Argentina de 2001: un déficit fiscal insostenible y una deuda externa impagable con recursos corrientes y que además está denominada en una moneda que no puede emitir. Aunque Grecia no tiene un régimen de convertibilidad, al usar el euro como moneda, sus autoridades monetarias tienen muy poca flexibilidad, es decir, no pueden seguir políticas expansivas o devaluar como lo hizo la Argentina (a menos que abandonen la eurozona y reimplanten el dracma).

Los problemas de Grecia no son nuevos. En realidad, son un corolario de la crisis que sacudió al mundo en el 2008. A fines de ese año, el déficit fiscal de Grecia rondaba el 8% del PBI, un nivel bastante preocupante. La situación se deterioró marcadamente durante el 2009, empujando este guarismo al 13% (sólo Irlanda tiene un ratio comparable). Y aunque sus cuentas externas mejoraron notablemente desde fines de 2007, el déficit de cuenta corriente representa el 15% del PBI. Por estas razones, cuando en noviembre de 2009 se produjo la crisis de Dubai, muchos analistas pronosticaron que Grecia sería la próxima victima. Las agencias calificadoras de riesgo inmediatamente redujeron su rating crediticio, que es el más bajo de la eurozona.

Desde entonces el Gobierno griego ha estado bajo enorme presión. Recientemente anunció medidas drásticas que incluyen reducir el déficit fiscal al 3% del PBI en 2012. Los analistas coinciden que es poco probable que esto ocurra y si ocurre será a costa de una severa recesión. Teniendo en cuenta la delicada situación política en Grecia es improbable que el Gobierno sobreviva a un programa de ajuste tan brutal. Las alternativas no son muchas. George Papaconstantinou, el ministro de Economía griego, ha negado enfáticamente que Grecia esté considerando abandonar la eurozona y reemplazar al euro por el dracma. «Es absolutamente absurdo, la pertenencia al euro ha sido muy beneficiosa para Grecia», declaró recientemente Papaconstantinou. Pero estas declaraciones suenan poco convincentes. Según Desmond Lachman, un ex economista del FMI, la situación actual en Grecia es igual que la de la Argentina a principios de 2000. En su opinión, dentro de los próximos 2 o 3 años, el Gobierno griego se verá forzado a abandonar el euro. Su recomendación: no luchar contra lo inevitable y tomar esta medida lo antes posible.

La única salvación para Atenas sería un rescate organizado por las autoridades europeas pero Alemania hasta ahora se ha opuesto a esta solución no sólo por su enorme costo político y económico sino también por el problema de riesgo moral. Esto deja al Gobierno griego en una posición muy difícil. Otra posibilidad es seguir el ejemplo de la Argentina y entrar en default. Las consecuencias podrían ser nefastas. La mayor parte de la deuda pública es externa y los acreedores son mayormente del resto de Europa. Además, el efecto contagio podría empujar a algún otro de los PIGS a seguir el mismo camino. En tal caso, Europa enfrentaría una crisis que, por su magnitud, empalidecería la de 2008. Sería una tragedia griega digna de Esquilo, Eurípides y Sófocles.

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rcalber

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Bueno Johngo, las cuentas de Grecia no estan del todo claras, pero es que las españolas tampoco.

Hay mucha deuda oculta en empresas institucionales, que en realidad si cierran, dejan tirados a muchas empresas pero no tendria consecuencias para las cuentas del pais. Eso si, es una putada que muchas empresas tengan que verse obligadas a cerrar por todo el dinero que les deben los ay-untamientos españoles.

Yo, en realidad, no creo que pase mucho más de lo que pasó con Islandia. Es algo que está ahi, grave, pero que se resolverá, de momento con un plan fiscal que hará pupa, pero igual que el que tiene que hacerse en España (que han subido impuestos), en Italia (que han bajado impuestos) o Portugal.
 

Wetex

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Hola,

Cuando el mercado decide que una cosa es mala, no hay vuelta atrás, hasta que el mercado no cambie de opinión, no hay casi nada que hacer.

España ya le han puesto el dedo en el ojo y no van a parar a conseguir el objetivo que se hayan marcado.

Todo pasa por la confianza y España y su máximo representante ZP, no generan ninguna confianza, al revés todo son dudas y errores tras errores.

El más flagrante negar una crisis. Y querer vivir como si no pasara nada emitiendo deuda futura, sin sentido.

El problema más grave que lo vamos a pagar todos nosotros, los Españoles.

Las empresas y la gente de España están reajustando todo lo que se puede y no es suficiente. (La poca liquidez que hay se utiliza para sobrevivir y para bajar la deuda).

Que hacen el Estado, las comunidades autónomas y los entes locales?. Nada y si hacen algo es seguir con el despilfarro.

El mercado y la política exterior ya ha dicho basta a España. Ahora falta que lo hagamos los de adentro, que somos todos nosotros.

Saludos.
 

Johngo

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Luisa Corradini
Corresponsal en Francia

PARIS.- La Unión Europea aprobó ayer el plan de austeridad prometido por Grecia, pero al mismo tiempo decidió someter a ese país al borde de la quiebra a un monitoreo sin precedente. "Acordamos nuestra confianza a las autoridades griegas, pero sabemos que la ejecución de ese plan será difícil", afirmó el comisario europeo para Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.

Para reducir el déficit presupuestario por debajo del 3% antes de 2012 (fue de 14% el año pasado), Atenas aceptó someterse a un drástico régimen de austeridad. Bruselas, por su parte, anunció su intención de hacer uso de su derecho de supervisión. Un derecho de control de una severidad inédita, pero necesario para recuperar la confianza de los mercados y alejar el espectro de una bancarrota.

La crítica condición de Grecia es el mejor ejemplo de la difícil situación que viven actualmente numerosos países europeos. Agobiados por la deuda, el volumen de activos tóxicos acumulados por los bancos y el endeudamiento público y privado, varios países europeos se encuentran en situación crítica, según diversos informes coincidentes que manejan medios financieros. El principal riesgo proviene de la elevada exposición de los bancos del continente y del escaso margen de maniobra que tendría la UE para ayudar a las instituciones financieras en dificultad.

Los bancos acumulan 1,6 billones de dólares en derivados financieros y dudosos pagarés de Europa del Este por préstamos no saldados. Esa cifra colosal se divide, en términos generales, en 814.000 millones de activos tóxicos acumulados en los 12 países de la eurozona, 604.000 millones en Gran Bretaña y otros 201.000 millones de vencimientos previstos en Suiza y en cuatro países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Islandia y Noruega).

Esa "deuda tóxica amenaza con resultar insoportable para algunos gobiernos de la UE y representa un peligro «sistémico» para la totalidad del sistema financiero europeo", advierte un documento confidencial preparado por los expertos de Bruselas. Aunque el documento no menciona explícitamente a ningún país, se estima que, aparte de Grecia, los más expuestos son los miembros del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), Irlanda, Austria, España y Gran Bretaña.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que los bancos europeos están casi tan expuestos a los activos tóxicos (75%) como estuvieron sus homólogos norteamericanos hace un año. Ante ese panorama, el FMI alertó recientemente en forma confidencial a la UE sobre los riesgos que significa la ausencia de una eficaz "red de seguridad" para respaldar a los bancos en caso de quiebras en cadena.

Esa situación se agudiza por el creciente nivel de endeudamiento de algunos gobiernos para financiar los déficit presupuestarios, que llegaron a 14% del PBI en Grecia, 12% en Irlanda, 10% en España y Gran Bretaña, 8,2% en Francia y 8% en Portugal en 2009. En todos esos países la deuda representará este año entre 60 y 90% del PBI.

La estampida de la incertidumbre provocó un incremento del costo del dinero y del seguro de riesgo: la deuda alemana -referencia de la zona euro- aumentó casi 40 puntos de base desde mediados de enero. El 19 de enero, la agencia de notación Standard & Poor´s colocó las deudas de España, Irlanda y Portugal en "vigilancia negativa", lo que prefigura una degradación de la calificación.

El costo de la deuda soberana griega se incrementó en 156% en los últimos tres meses. Eso significa, en la práctica, que el Estado debe pagar 315.000 dólares anuales suplementarios de seguro por cada tramo de 10 millones de su deuda soberana.

Irlanda, que hasta el año pasado era presentado como modelo dentro de la UE, también está bajo la lupa por su alto nivel de exposición crediticia y sus escasas perspectivas de recuperación a corto plazo. En similar situación de parálisis se encuentra Hungría. Ese panorama inquietante permite comprender por qué razón, cada vez que en el reciente foro de Davos se hablaba de finanzas europeas, se escuchaba con nitidez el castañeteo de los dientes de ministros, banqueros y empresarios.

Fuente: La Nacion / ed impresa
 
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