Si en Marte hubiera oro ¿que pasaría?

Johngo

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El oro gana atractivo en los mercados como reserva de valor y póliza de seguro
El peso y brillo del metal precioso tiene un efecto tranquilizador para quienes lo atesoran aunque en términos reales no resulte una inversión tan rentable

JAMES MACKINTOSH

Hay algo casi místico en el efecto que el oro tiene sobre la psiquis humana. Cuando se tiene en la mano una moneda Krugerrand de una onza es fácil entender por qué la gente acumuló este metal durante siglos.

Pero ahora empieza a aparecer en los portfolios institucionales; y no sólo en el caso de familias ricas que se preparan para tiempos inciertos o de los fondos de cobertura (hedge fund) más osados, sino en un puñado de fondos jubilatorios estables.

¿Tiene sentido? Después de que el precio trepara marcadamente en la última década, el discurso de los que impulsan las ventas es el siguiente: las naciones occidentales están tan endeudadas que los políticos deben tomar el camino fácil de emitir dinero y, en realidad, ya lo han hecho. Cuanto más dinero se imprima, más posibilidades hay de que un país sufra inflación muy alta, contra lo cual el oro ofrecería protección.

Y la actual preocupación por la deflación se usa también como argumento a favor del oro, por la respuesta en materia de políticas públicas. Esto quedó en claro este mes cuando James Bullard, titular del banco de la Reserva Federal en St Louis, pidió más quantitative easing –como se denomina al método para incrementar la oferta de dinero cuando las tasas de interés no pueden recortarse más– para evitar la deflación.

Según investigaciones de Christophe Spaenjers, de la Universidad Tilburg y Elroy Dimson, de la Escuela de Negocios de Londres, el promedio (geométrico) anual, después de descontar inflación, de la inversión en oro en términos de libras esterlinas desde 1900 ha sido sólo 0,8%, muy por debajo del 5,3% de las acciones o el 1% de los títulos del gobierno.

¿Es importante que el retorno histórico sea bajo? En realidad, no. Los inversores consideran que el oro es una reserva de valor y una póliza de seguros y aunque durante largos períodos perdió valor, en promedio lo conservó.

Pero lo crucial es que el metal ha servido bastante bien para protegerse de la inflación alta. Spaenjers halló que durante los períodos de alta inflación el oro fue una buena cobertura, y resultó mejor en los picos inesperados de inflación.

Sin embargo, en la actualidad los inversores están mucho más preocupados por la deflación. No hubo suficientes años de deflación como para tener un análisis estadístico significativo, pero las cifras de las décadas de los 20 y los 30 son, en el mejor de los casos, variados. En términos reales, el oro brindó un retorno positivo, pero otros activos, incluyendo acciones y bonos, ofreceron mucho mejor protección contra la deflación. Esto no sorprende: si los gobiernos se proponen devaluar sus monedas, el oro, como divisa sustituta, será revaluado. La deflación es el equivalente a la revaluación de la moneda: crece el poder de compra. En consecuencia, el precio del oro debe caer. Pero está el argumento de la reserva de valor, que realmente funcionó: el tranquilizador peso y brillo del metal ayuda a mantener, e incluso incrementar, su valor en términos reales, aun si cae en términos nominales.

Fuente Financial Times
 
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