La verdadera cara de Arabia Saudita

Johngo

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Por Mohammed Sergie

Arabia Saudita es un país prácticamente definido por contradicciones: el reino es gobernado por un monarca con inclinaciones que tienden a la modernización pero también por un grupo de clérigos ultraconservadores; posee una gran riqueza petrolera pero bajos ingresos per cápita; un enorme territorio pero pocas tierras cultivables con las cuales alimentar a su población de rápido crecimiento.

No es de extrañar, por lo tanto, que también sea uno de los rincones más incomprendidos del mundo con tanto defensores como detractores que se turnan para exagerar las virtudes y defectos del país.

El reino estuvo bajo escrutinio internacional tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, pero desde entonces ha intensificado sus esfuerzos para combatir el terrorismo y lo que describe como las prédicas islámicas "desviadas" de los militantes. Ahora quiere transformar su mayor apertura en una mayor influencia en el ámbito diplomático.

El boom petrolero de la última década le ha dado a Arabia Saudita los recursos financieros para reducir la deuda soberana, abordar una serie de asuntos internos —incluida la alta tasa de desempleo, a la que se le atribuye un incremento del extremismo— y modernizar la economía.

Pese a que la reforma es lenta y los beneficios del auge aún no han llegado a los estratos sociales más bajos, muchos sostienen que el país avanza en la dirección correcta.

"Hay muchos cambios que están sucediendo en Arabia Saudita y mucho desarrollo. La historia se desarrollará antes de que el resto del mundo se dé cuenta", afirma Bruce Fenton, director gerente de Atlantic Financial Inc., una firma de inversión estadounidense con enfoque global.

Estrategias a largo plazo

Durante años, los analistas creían que el país observaba pasivamente mientras sus vecinos del Golfo Pérsico implementaban audaces planes para diversificar sus economías, incluida la apuesta de Dubai para convertirse en el principal centro financiero y de transporte de la región. No obstante, las estrategias a largo plazo y una prudente gestión del presupuesto le ayudaron a capear la recesión global mejor que el resto de la región.

El reino ahora emprende una campaña de inversión que busca afianzar su posición como la mayor economía de Medio Oriente y ampliar su influencia en el exterior. "La economía saudita está en auge", dice Mutlaq Al-Morished, vicepresidente de finanzas corporativas de la gigante petroquímica Saudi Basic Industries Corp., o Sabic. "Incluso durante la crisis financiera la economía de Arabia Saudita mejoró y por lo tanto la gente vino a invertir".

Eso, sin embargo, no quiere decir que el país no haya sido afectado por la recesión global. El año pasado, Arabia Saudita excedió su presupuesto récord en 15,8%, al gastar 550.000 millones de riyales sauditas (US$146.600 millones), y ahora está recurriendo a sus arcas para mantener su economía y sus planes de desarrollo en curso. Los activos extranjeros netos del reino disminuyeron en US$32.500 millones en 2009 frente al año previo, según cifras del banco central, pero habían repuntado a US$414.400 millones para febrero.

Las alzas en los precios del petróleo han contribuido a un renovado optimismo sobre el panorama económico en 2010. "El gasto del gobierno no muestra ninguna señal de desaceleración. En realidad se está acelerando", dice Jarmo T. Kotilaine, economista jefe de NCB Capital, el brazo de banca de inversión del estatal saudita National Commercial Bank. El país está pagando su deuda soberana y planea gastar US$400.000 millones en nueva infraestructura para 2013.

En 2009, Saudi Arabia registró su primer déficit en ocho años, cuando sus ingresos cayeron más de la mitad frente al año anterior, a 505.000 millones de riyales. El déficit real en 2009 fue 20.000 millones de riyales menor al proyectado a pesar del aumento del gasto, gracias a un repunte de los precios del petróleo. El crudo de referencia de Estados Unidos tiene que promediar US$50 por barril en 2010 para cubrir la proyección de ingresos presupuestados. El petróleo se negociaba alrededor de US$70 el martes en Nueva York.

Pese a la cómoda posición del reino, la restricción del crédito en los mercados globales e nacionales ha afectado la economía local. El Producto Interno Bruto real creció apenas 0,15% en 2009 y el sector privado, la pieza clave del crecimiento económico futuro del reino, ha tenido dificultades a medida que se ha agotado el financiamiento.

"No hay señales claras de que los préstamos vayan a subir en un futuro cercano", indica Kotilaine.

La restricción del crédito y la incertidumbre sobre los sectores de bienes raíces y la construcción podrían reducir la proyección de crecimiento del PIB en 2010 de NCB Capital, de 4% a 3,7%. Sin embargo, la fortaleza de los sectores petroquímico y de consumo este año es una bendición para la economía y ayudará al reino a crecer a una tasa similar en 2011, según Kotilaine.

El año pasado, Arabia Saudita fue uno de los pocos países considerados por empresas internacionales para desarrollar proyectos multimillonarios en los sectores petroquímico, petrolero, energético y de agua. Pese a que algunos planes han tenido que ser descartados después de que se cayera el financiamiento, en la mayoría de los casos el gobierno ha intervenido con fondos para mantener vivos los proyectos.

"Todo lo que tenga que ver con Arabia Saudita ahora está en auge", dice Hisham Attar, socio en una nueva empresa de educación. "Tienes que aprovechar todas las oportunidades".

FUENTE:
La verdadera cara de Arabia Saudita - WSJ.com
 
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