RELATO – para un día cualquiera

Johngo

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NOTA: Una vez en Miami, observe aguiluchos en el cielo de la Ciudad, para luego enterarme que el municipio los mantenía, ¿objetivo? cazar palomas.

Carancho, el ave de rapiña que sorprende a los porteños y se ve en balcones y oficinas - Fauna urbana – Buenos Aires



Aparece más en los últimos meses del año, porque es su época de apareamiento. Es cuatro cuatro veces más grande que una paloma. Y se adapta bien a la Ciudad.

Domingo a la tarde. Un ave, cuatro veces más grande que una paloma, pasa a centímetros de la cabeza de Matías y se pierde detrás de unos muros, en la esquina de Pumacahua y José Bonifacio, barrio de Flores. Matías conoce esa esquina. Desde hace cuatro años la cruza para llegar a su casa, a una cuadra de ahí. Sabe que detrás de las paredes hay un jardín, pero jamás había visto un pájaro así. Su primera reacción es agarrar el celular, abrir WhatsApp y decir: “Acabo de ver un bicho volador gigante. Era un águila, un halcón, no sé. De pico mitad naranja, mitad blanco. Patas amarillas. Enorme”.

Jueves al mediodía, en el tercer piso de una oficina en el barrio de Barracas, al borde de un balcón, dos aves comen los restos de lo que parece haber sido una paloma. Son altos, casi llegan a la baranda. Quienes ahí trabajan advierten su presencia tarde, cuando hacía rato que se movían por el balcón. Seis personas se paran y caminan hacia las ventanas para verlos de cerca. Sacarles fotos. “No griten, no los espanten”, piden algunos, pero las voces no alteran el comportamiento de los animales. Las aves que algunos identificaron como águilas, aguiluchos o halcones son caranchos y todas sus apariciones fueron en el último mes, aunque se las puede encontrar en cualquier época del año. Son rapaces y junto a los gavilanes mixtos -otra especie- son las aves de presa más vistas en cielo porteño.

Rodeada de torres, edificios medianos u horizontales, con plazas de cemento y más hormigón que verde, pareciera que para encontrar una Buenos Aires de fauna bestial hay que ir un millón de años atrás, cuando gliptodontes con caparazones de la dimensión de un Fiat 600 caminaban por donde hoy está la avenida Corrientes, y en San Nicolás había perezosos de casi cinco metros de altura. Pero la Ciudad, con sus características actuales, también es una forma de naturaleza. “A veces se cree que la naturaleza está mucho más lejos de lo que realmente está. Los caranchos, por ejemplo, usan para posarse y para anidar las perchas altas de la Ciudad", describe Roesler. Con "percha alta" se refiere a edificios que funcionan, a los ojos de esta ave, como el equivalente de un barranco o una formación similar. Y en muchas ocasiones, la combinación vida silvestre y urbanización llega a imágenes que asombran en su contradicción: caranchos en antenas de celulares.

El carancho, además, tiene una dieta versátil: puede comer pichones de otras aves, basura, animales muertos, ratas y palomas vivas. Lo que lo vuelve más flexible. “Son oportunistas. Tienen un carácter curioso, también confiado, que les permite aprovechar diferentes recursos alimenticios y al momento de hacer sus nidos usan tanto árboles como estructuras creadas por el hombre”, define Manuel Encabo de la Fundación Caburé-í, dedicada a la conservación y rescate de rapaces. Gustavo Cabanne de la división de Ornitología del Museo Argentino de Ciencias Naturales suma: “La convivencia del carancho con el hombre en la Ciudad es pacífica porque no hay conflicto. Si uno cría gallinas a cielo abierto, en el área rural, sí puede haber problemas porque predan, pero acá hasta son beneficiosas”.

Durante mucho tiempo Guillermo Spajic se preguntó por qué los caranchos cargan con ser sinónimo de malo. Siete años atrás, cuando se unió al Club de Observadores de Aves y junto a sus compañeros eligió un pájaro insignia para representarlos -es una tradición entre los aficionados-, optó por el carancho. Dice: “Es un ave devaluada y no lo merece. Es linda y, sobre todo, útil. Funciona como agente de control de ratas y palomas”. Octubre es el mes con más detecciones en la reserva. También es la época en la que los rapaces están en reproducción y esa circunstancia podría explicar sus detecciones en el último mes. "Es una hipótesis", dice Tagtachian. Está en su casa, parado frente a una ventana que da al cruce de las calles Córdoba y Libertad. No mira el fluir del tránsito ni a la gente cruzando por la cebra peatonal. Está concentrado en un carancho. Su carancho. El que más conoce. “Siempre está en la terraza de ese edificio de 20 pisos -señala-. Armó nido muchas veces ahí. Lo vi con su pareja, con su pichón. En la cornisa aguantando en días de lluvia. Es una maravilla”.

AL COMPLETO CON IMAGENES: Carancho, el ave de rapiña que sorprende a los porteños y se ve en balcones y oficinas - 04/11/2018 - Clarín.com
 
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