Hilo de la Nueva Ruta de la Seda (OBOR en inglés)

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Las autoridades en Austria dieron la bienvenida el viernes al primer tren de carga proveniente de China, el primer viaje en su tipo en conectar directamente a las dos naciones.

El tren salió de Chengdu el 12 de abril y llegó el viernes a Viena después de un viaje de unos 9.800 kilómetros (6.090 millas) que atravesó el norte de China, el centro de Asia, Rusia y Europa del Este.

La conexión ferroviaria es parte del esfuerzo de Beijing por reducir los tiempos en sus entregas de bienes a Europa. La mayoría de los envíos de carga viajan por mar.

La ministra de Asuntos Económicos y Digitales de Austria, Margarete Schramboeck, dijo que el tren ayudará al comercio en ambas direcciones. En el futuro, se espera que los trenes reduzcan a 10 días el tiempo que tarda la mercancía en llegar de China a Austria, en lugar de cuatro semanas.
 

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Italia firmó el sábado un memorando de entendimiento con China en apoyo a la “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” de China, cuyo objetivo es tejer una red de puertos, puentes y plantas eléctricas para unir a China con África, Europa y más allá.

El memorando convierte a Italia en el primer miembro del Grupo de las Siete principales economías de Occidente, que incluye a Estados Unidos, en unirse a la iniciativa, seguido de la aceptación de Portugal en diciembre.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el presidente chino, Xi Jinping, estuvieron presentes durante una ceremonia en Roma donde miembros de ambos gobiernos firmaron 29 protocolos separados del memorando, con las banderas de China, Italia y la Unión Europea tras ellos.


Luigi di Maio, el ministro de Desarrollo Económico de Italia, dijo a la prensa después de la ceremonia que el objetivo de su país es aumentar las exportaciones a China para corregir los desequilibrios comerciales y darle un empujón a los negocios italianos y la economía.

Agregó que el valor de los acuerdos individuales firmados el sábado alcanzan un valor de 2.500 millones de euros (2.800 millones de dólares), con el potencial de aumentar a 20.000 millones de euros.

“Nuestros objetivos con estos acuerdos es comenzar a volver a corregir el desequilibrio, pues hay mucho ‘Hecho en China’ llegando a Italia y muy poco ‘Hecho en Italia’ yendo a China”, dijo Di Maio.

Agregó que con los acuerdos Italia espera “un aumento sustancial y gradual de exportaciones y esperamos que en los próximos años podamos balancear el desbalance comercial”.

La acción de Italia también parece estar motivada por la esperanza de que la inversión china en los puertos italianos ayude a revivir el tradicional papel del país como un vínculo clave entre el Oriente y el Occidente.
 

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El presidente de China, Xi Jinping, se comprometió el viernes a establecer altos estándares para un vasto proyecto de infraestructuras de Beijing, mientras sus homólogos elogiaron la iniciativa a pesar de las preocupaciones acerca de que algunas naciones adquieran una deuda demasiado elevada.

Xi evitó mencionar la deuda en su intervención en un foro sobre el Cinturón y Ruta de la Seda, que gira en torno a su celebrado proyecto internacional. El mandatario se comprometió a realizar cambios en respuesta a las quejas sobre los costos, sus dudosos beneficios y los posibles daños medioambientales.


Beijing quiere una “cooperación abierta, verde y limpia” con “tolerancia cero hacia la corrupción”, apuntó Xi.

Los países en vías de desarrollo recibieron con satisfacción la iniciativa, lanzada en 2013, para expandir el comercio a través de la construcción de carreteras, puertos y otras infraestructuras desde Asia a África, pasando por Oriente Medio y Europa. Pero algunos gobiernos están enfrentando problemas para devolver los préstamos chinos, lo que avivó las quejas de que los países más pobres se ven empujados a una “trampa de deuda”.

Estados Unidos, Japón, India y Rusia se mostraron molestos con la expansión de la influencia estratégica de Beijing gracias a la construcción de redes comerciales y políticas centradas en el gigante asiático.

Pese a esto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, elogió la iniciativa el viernes señalando que encaja con el objetivo de Moscú para promover un mercado común con cuatro de sus vecinos, la Unión Económica de Euroasiática.

El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, que suspendió los planes para un ferrocarril de fabricación china y otros proyectos por su costo, mostró un “respaldo total”. Su homólogo paquistaní, EImran Khan, señaló que la iniciativa de su aliado produjo “avances importantes” en el suministro energético y en otros campos.

Los proyectos del Cinturón y Ruta de la Seda podrían ayudar a cambiar el equilibro en la lucha contra el cambio climático, apuntó el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

El gobierno de Xi está intentando reactivar la iniciativa luego de que varios de sus proyectos fracasaron el año pasado. Esto se produjo luego de que las autoridades chinas anunciaran que los bancos estatales aumentarían los controles a sus prestatarios y de las quejas de algunos gobiernos de que los proyectos tienen poca repercusión en sus economías y podrían dar demasiada influencia política a Beijing.


Otros países, incluyendo Tailandia y Nepal, cancelaron o redujeron sus proyectos mientras que Etiopia, entre otros, renegoció el pago de su deuda.

Xi prometió cambios para prevenir la corrupción y el daño medioambiental e intentó calmar las preocupaciones acerca de que Beijing obtiene la mayor parte de los beneficios económicos y está ganando poder a expensas de los países firmantes.

El Cinturón y Ruta de la Seda “no es un club exclusivo” y promueve el “desarrollo común y la prosperidad”, dijo Xi. El mandatario agregó que la iniciativa cumplirá los estándares internacionales para el desarrollo de proyectos, compras y operaciones.

China emitió el jueves lineamientos de “sostenibilidad de deuda” para evaluar el riesgo de deuda de los prestatarios que, según el Ministerio de Finanzas, están basados en los estándares del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones internacionales.
 

Johngo

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Seis claves para entender las Nuevas Rutas de la Seda

La iniciativa china de la Franja y la Ruta, también conocida como las Nuevas Rutas de la Seda, es un colosal proyecto de infraestructuras con el que Pekín pretende generar una red comercial internacional y extender su influencia a nivel global. Nacido en 2013 como proyecto estrella del presidente chino, Xi Jinping, la iniciativa ha generado tanto entusiasmo por las oportunidades de desarrollo que ofrece como escepticismo por los riesgos de endeudamiento excesivo y la dependencia de Pekín que conlleva, así como por su opacidad y sus consecuencias ambientales.

Estas son seis de las claves para entender mejor el proyecto:

1. ¿CUÁNTO HA INVERTIDO CHINA HASTA AHORA?

A pesar de la promesa de China de ser más transparente, las cuentas no están nada claras. El Fondo Ruta de la Seda, creado para financiar el proyecto, contó con un capital inicial de 40.000 millones de dólares, a lo que se sumaron otros 70.000 millones tras el primer Foro de la iniciativa (2017). Hace unos días, China reveló que la inversión directa en los países del proyecto fue de 90.000 millones de yuanes (13.387 millones de dólares) entre 2013 y 2018. Analistas externos sitúan el dato total de inversión en estos cinco años en unos 460.000 millones de dólares. Esta cifra, sin embargo, sigue estando muy lejos de las estimaciones más extendidas sobre el coste combinado de todos los proyectos acordados: entre 1 y 8 billones de dólares.

2. ¿QUÉ PAÍSES FORMAN PARTE DE LA INICIATIVA?

Participan de la iniciativa en diferentes grados de cooperación un total de 125 países y 29 organizaciones internacionales. Han firmado Memorandos de Entendimiento -máxima fórmula de adhesión al proyecto- aliados de China como Rusia, Cuba, Venezuela o Pakistán, además de nuevos socios como Grecia, Portugal, Chile o Kenia. La ausencia más evidente entre los países participantes es Estados Unidos, principal crítico de la iniciativa, ya que le está restando peso y presencia en el mundo. En el terreno regional, ni Japón, ni Corea del Sur -potencias asiáticas- se han unido y, pese a ser un proyecto eminentemente eurasiático, la mayoría de los países europeos occidentales no forma parte, a diferencia de Italia, que el mes pasado se convirtió en la primera economía del G-7 en sumarse.

3. ¿Y EN LATINOAMÉRICA?

Una región clave en el desarrollo de la iniciativa es Latinoamérica y el Caribe, donde casi una veintena de países se ha adherido, aunque todavía hay ausencias como la de Paraguay, que carece de relaciones oficiales con China. Entre los que se han suscrito figuran Uruguay, Ecuador, Panamá, Bolivia y Perú, país, este último que se sumó este jueves aprovechando la celebración del Foro. De hecho, la penetración de la inversión china en el continente ha convertido a China en el principal socio comercial de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay.

4. ¿CÓMO SE FINANCIAN LOS PROYECTOS?

Aparte del citado Fondo Ruta de la Seda y de los grandes bancos estatales, China ha impulsado instituciones gubernamentales, como el Banco de Desarrollo de China, y multilaterales, como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura -al que se unió recientemente Uruguay-, para ofrecer financiación para los proyectos. Entre los pocos datos publicados destaca uno del Banco de Desarrollo de China, que afirmó a finales de 2017 que ya había concedido 110.000 millones de dólares en préstamos, a lo que agregó que su plan para el siguiente lustro era conceder otros 150.000 millones de dólares. Sin embargo, sus críticos denuncian que las cantidades y condiciones de estos préstamos acaban por ahogar las economías de los países receptores, planteando ejemplos como Pakistán, Montenegro o Yibuti, lo que ha llevado a Pekín a prometer que creará "mecanismos" para evitar la conocida como "trampa de la deuda".

5. ¿CUÁLES SON LAS OPORTUNIDADES Y LOS RIESGOS DE LA INICIATIVA?

Muchos países se ven tentados por recibir "acceso privilegiado" a infraestructuras y servicios gestionados por China, como el sistema de navegación por satélite BeiDou o las redes 5G creadas por el gigante de las telecomunicaciones Huawei, apunta la analista Alice Ekman en un reciente informe. No obstante, el acceso no sale gratis, y suele venir acompañado de compromisos como alinearse con la posición de Pekín en asuntos internacionales como el conflicto territorial en el Mar de China Meridional, la cuestión de Taiwán o los problemas de derechos humanos en el país asiático.

6. ¿QUÉ PROYECTOS HAN CAUSADO PROBLEMAS O POLÉMICAS HASTA AHORA?

La construcción de infraestructuras en todo el mundo ha acarreado denuncias y protestas contra Pekín y el excesivo control que ejerce sobre ellas o el impacto medioambiental, como es el caso del puerto de Hambantota (Sri Lanka), del que China controla el 85 % y que ha generado continuas manifestaciones por sus amenazas al ecosistema local. En el Corredor Económico China-Pakistán, denuncia la ong Human Rights Watch, los pescadores de la ciudad portuaria de Gwadar han protestado por la falta de transparencia y el posible impacto de la construcción de una carretera que bloquearía su acceso al mar. La organización también apunta que en Myanmar el Gobierno chino "incrementó la presión" para retomar el proyecto -con un presupuesto mucho menor- de la represa de Myitsone, cancelada tras las protestas que recorrieron todo el país por el daño ambiental a gran escala y la destrucción de patrimonio cultural de la etnia Kachin.

La última polémica ha sido la renegociación del acuerdo para construir un ferrocarril en Malasia, un proyecto suspendido durante meses hasta que China aceptó rebajar en un 30 % su coste total. EFE- Investing.com
 
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