Las "Uvas de las doce" ahora llegan mucho antes

Johngo

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Los requerimientos de seguridad alteraron la tradicional fiesta madrileña

Madrid.- "Setenta balcones y ninguna flor", dijo el poeta porteño. Acá en Madrid replican, en este fin de año, con su propia rima, que viene a ser algo así como: "240.000 uvas y empezamos antes".

Ocurre que la seguridad se impone hasta en la tradicional celebración de la Nochevieja en la Puerta del Sol, una de las más populares del mundo, y la altera.

El rito original viene desde hace décadas. Todos los 31 de diciembre a medianoche se reúne una multitud para el rito de "las uvas". Eso es, la costumbre de comer una uva al ritmo de cada una de las doce campanadas que da el famoso reloj de la Torre que preside la plaza. Una tradición que, según dicen, nació con una cosecha especialmente generosa que hizo que mucho del fruto quedara en el antiguo mercado de la plaza, sin colocarse; para regocijo de numerosos vecinos de la ciudad, que se dieron una auténtica panzada gratuita.

Tan pantagruélico fue el festín que quedó en la memoria. Germinó allí como semilla de una tradición capaz de atraer a españoles de todas partes y, en forma creciente, a turistas de todo el mundo; cautivados con la idea de "pasar el Año Nuevo con las Uvas de Madrid". Rociada con sidra, champagne o el vino para el que diera el bolsillo, la masa celebrante creció y se hizo compacta. En los últimos años, había que apurarse mucho para poder entrar en la plaza y comer las uvas allí mismo, bajo el frío de la noche invernal y al calor de la multitud.

Hasta que llegó la "necesidad de seguridad" y lo alteró todo. Por su imperio, las autoridades de la ciudad limitaron a 20.000 personas el aforo para la fiesta. Veinte mil personas que, para llegar al rito, tendrán que pasar por controles policiales y a través de "calles de acceso" y "calles de salida" en el apretado entramado del Madrid viejo.

De allí sale la cuenta: a doce por cabeza, las uvas de la fiesta serán 240.000. Tal vez, incluso, más que el excedente de la famosa cosecha que le dio origen. Como eso de 20.000 sabe a poco y eso de estar apretujados durante horas, a demasiado, el ingenio colectivo le dio su propia vuelta al asunto y ahora las "uvas de las doce" ya no son las únicas. Están también las "pre uvas" y los "ensayos".

Esto es, la fiesta del 31 empieza un día antes, con las "pre uvas" del 30 y, en medio, unos cuantos ensayos más. Uvas para todos y todas y abrazos por demás.

No sea cosa que, por el capricho de una hora más o una hora menos, alguien se vaya sin el rito que, desde hace años, es el preferido de la felicidad local. Por Silvia Pisani - LA NACION - Sábado 30 de diciembre de 2017
 
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