Hilo de Filipinas, Vietnam y Thailandia

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El Acuerdo Panpacífico de Cooperación Comercial promete reforzar las economías de los 12 países firmantes abriendo sus mercados, pero no todos se beneficiarán por igual.

Uno de los que más provecho sacará es Vietnam, que tiene florecientes industrias del calzado e indumentarias que ya no deberán pagar aranceles en Estados Unidos y otros países importadores.

Los expertos dicen que la industria automotriz y de repuestos del automóvil japonesa también saldrá muy beneficiada, lo mismo que el sector de artículos electrónicos y semiconductores malayo.

Los 12 países firmantes llegaron a un acuerdo el lunes después de cinco años de negociaciones. El pacto, que todavía tiene que ser ratificado por cada país, busca liberalizar el comercio y mejorar los standards laborales y ambientales de una docena de países que representan dos quintos de la economía mundial.

El acuerdo es una parte vital de la política del presidente estadounidense Barack Obama de fomentar una mayor presencia en Asia para contrarrestar la influencia de China. En teoría, China podría sumarse al pacto si satisface los parámetros laborales y ambientales. Pero al no ser parte de él, los chinos podrían dejar pasar numerosas oportunidades, sobre todo si otras naciones asiáticas se incorporan al acuerdo.

Muchos de los beneficios del libre comercio se harán sentir con fuerza en Vietnam, cuya economía ha estado creciendo a paso firme e incorporando cada vez más fábricas.

"Vietnam está en un proceso de transformación", afirmó Jajiv Biswasa, jefe de la sección del Pacífico Asiático de IHS Global Insight. "Va a beneficiarse mucho más que otros exportadores de ropa a Estados Unidos", que actualmente cobra aranceles del 17% sobre las indumentarias que vienen de afuera, indicó.

Las ganancias de Vietnam pueden ser a costa de plazas de trabajo en México, e incluso Estados Unidos y Canadá, donde podría desaparecer lo que queda de esa industria. Los impulsores del acuerdo afirman que estos tres países se beneficiarán en otros sectores, como la agricultura, las maquinarias y los equipos electrónicos.

Se espera que el acuerdo, combinado con otro pacto de libre comercio firmado recientemente con la Unión Europea, acelere la llegada de capital extranjero a Vietnam. Empresas como Samsung Electronics han estado abriendo fábricas en Vietnam desde hace varios años y ese país luce cada vez más atractivo que China, que hace frente a una aguda subida en los costos laborales.

Biswas y otros analistas dicen que la economía de Vietnam es la que más se va a beneficiar porque tiene un PBI per cápita relativamente modesto.

Los otros firmantes del pacto son Chile, Perú, Canadá, Australia, Brunei, Nueva Zelanda y Singapur.

Hacia el 2025 la economía vietnamita será un 11% más grande que si no hubiese firmado el acuerdo y las exportaciones habrán aumentado un 28%, según un informe de julio del Eurasia Group.

"El aumento porcentual es muy superior al de cualquier otro país", indicó el informe. Agregó que Vietnam será el "destino preferido" de fábricas que producen a bajo costo, sobre todo ropa, zapatos y textiles, y que buscan mano de obra barata.

Las fábricas, especialmente las textiles, se afanan por trasladar al menos parte de su producción a Vietnam, previendo que el acuerdo requerirá comprar materiales en los países participantes.

"Lo que estamos viendo es que algunas fases tempranas de la producción están también trasladándose a Vietnam. Mucha gente está tratando de reposicionarse ahora", expresó Biswas.

La empresa textil Lever Style, basada en Hong Kong y que tiene entre sus clientes a Hugo Boss y J. Crew, ha estado trasladando sus operaciones del sur de China a Vietnam en años recientes. Y el acuerdo comercial "nos alentará a que traslademos más todavía nuestra operación", manifestó el gerente Stanley Szeto.

Aclaró, no obstante, que los traslados no afectarán las ganancias o, en todo caso, podrían tener "un impacto negativo".

"Vamos a tratar de ganar en volumen de ventas, pero no seremos tan competitivos afuera y, desde ya, perderemos terreno en China. Los compradores seguramente esperarán que bajemos los precios al pagar menos aranceles, de modo que no espero mayores beneficios para los abastecedores", dijo Szeto.

Malasia también se beneficiaría. Los exportadores tendrán ahora mayor acceso a mercados como los de Estados Unidos, Canadá y México, según su ministro de Comercio Mustapa Mohamed.

La industria textil malaya saldrá ganando, pero los que más provecho sacarán serán industrias como la de semiconductores y la de circuitos integrados, según analistas.

Malasia ya desempeña un papel importante en la industria de aparatos electrónicos y ahora aumentará su presencia en los mercados mundiales, de acuerdo con el Eurasia Group. Gracias al acuerdo, la economía malaya será un 5,6% más grande en el 2025, indicó ese grupo.

La industria automotriz japonesa tendrá mayor acceso a los mercados extranjeros, lo que agregaría 105.000 millones de dólares al PBI de Japón para el 2025, de acuerdo con Eurasia.

El acuerdo, por otro lado, ayudará al primer ministro Shino Abe a sacar adelante su programa de reformas mediante el cual busca revitalizar la economía tras dos décadas de estancamiento.

"Lo más importante de todo para la economía mundial tal vez sea el hecho de que sectores previamente protegidos estarán sujetos a la competencia", señaló Marcel Theilant en un informe de Capital Economics.
 

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Vietnam, la sede del próximo encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong Un, ha recorrido un largo camino desde la guerra de Estados Unidos contra los comunistas norvietnamitas en los años 70.

El Norte y el Sur se fundieron en una nación de 95 millones de habitantes, y a mediados de la década de 1980 el país se volcó al comercio global, iniciando su ascenso como centro fabril para la surcoreana Samsung y otros gigantes del sector industrial. Las reformas “Doi Moi” (“renovación”) emprendidas por el gobierno comunista siguiendo en gran medida la conversión de China en la planta fabril del mundo podrían servir de modelo para Kim.

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APUNTAR AL CRECIMIENTO: La economía vietnamita creció a una tasa anual por encima del 7% en 2018, impulsada por el aumento de la producción manufacturera en el orden de los dobles dígitos. Su PIB equivalente a 217.000 millones de dólares en 2017 lo sitúa entre las primeras 50 economías mundiales. Con el crecimiento económico han caído los niveles de pobreza y la esperanza de vida se ha elevado a los 76 años.

EL FACTOR SAMSUNG: Las fuertes inversiones de la surcoreana Samsung Electronics, primera fabricante mundial de chips para computadora y teléfonos celulares, atrajeron otras de grandes empresas globales como Microsoft e Intel. Samsung inauguró su primera planta de telefonía móvil en Vietnam en 2009 y en la actualidad emplea a 100.000 personas. En 2017, la empresa representó más de un 25% de las exportaciones totales de Vietnam. Samsung se negó a hacer declaraciones acerca de la versión de que Kim visitaría una de sus plantas en las afueras de Hanoi, sede de la cumbre.

BONANZA EXPORTADORA: Tras incorporarse a la Organización Mundial de Comercio y grupos regionales como la Sociedad Transpacífico, Vietnam ha sobrepasado a sus vecinos al aprovechar los aranceles reducidos, y sus exportaciones han crecido enormemente. Mientras tanto, fabricantes de Corea del Sur, Japón y China aprovechan los bajos costos y otros incentivos que ofrece el país. Las exportaciones sumaron 214.000 millones de dólares en 2017, 20% más que el año anterior. El principal mercado de exportación de Vietnam es Estados Unidos, con casi 42.000 millones de dólares en 2017. No son solamente teléfonos celulares: Vietnam, exporta artefactos electrónicos, zapatos y ropa, entre otros productos.

DESAFÍOS: Al alcanzar el estatus de medianos ingresos, Vietnam se esfuerza por elevar la productividad, la clave para asegurar que el nivel de vida continuará en aumento. Los economistas dicen que es apenas la tercera parte de la de China y muy inferior a la de los países ricos. La fuerte dependencia de la exportación como motor del crecimiento significa que el país es vulnerable a las recesiones internacionales. Los gobernantes vietnamitas también siguen el modelo chino de controlar estrechamente la prensa, el disenso político y otras libertades. La pobreza rural, la contaminación y la corrupción son problemas graves, y al igual que su gigantesco vecino del norte, Vietnam tiene problemas para modernizar las industrias estatales que son el legado de la era anterior de planificación central.


PERSPECTIVAS: Luego de años de absorber enormes flujos de inversión extranjera, Vietnam podría sufrir su disminución gradual y los recortes globales. Para mantener el crecimiento y la competitividad, el país debería dar rienda más suelta a la empresa privada, dicen el Banco Mundial y otros expertos, y alentar la incorporación de tecnologías más avanzadas.
 
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