La Unión Europea alcanza un acuerdo sobre la unión bancaria

Johngo

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La Unión Europea (UE) alcanzó un acuerdo político definitivo entre sus diferentes instituciones sobre el segundo pilar de la unión bancaria, el denominado Mecanismo Unico de Resolución (MUR) destinado a liquidar o rescatar bancos en dificultad, indicó el jueves el grupo PPE (derecha) del Parlamento Europeo

El acuerdo sobre este mecanismo, alcanzado al término de maratonianas negociaciones de unas 16 horas entre el Consejo (que represente a los Estados miembros) y el Parlamento, se agrega al Mecanismo Unico de Supervisión (MUS), destinado a supervisar los balances y activos de la banca de la zona euro.

Ambos, completados con un fondo de resolución, forman la compleja unión bancaria que aspira a evitar que las dificultades eventuales del sector pesen en la deuda pública de los Estados.

El acuerdo "es positivo para restaurar la confianza en los bancos europeos", indicó el vicepresidente del grupo del PPE, Corien Wortmann-Kool, uno de los que negoció con los Estados miembros.

Con este acuerdo alcanzado los problemas de la banca "deberían resolverse en un fin de semana (...) reduciendo la interferencia política en el proceso", añadió el comunicado.

El acuerdo representa "una real protección contra la crisis bancaria", había indicado a una radio francesa este jueves el ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, añadiendo que el objetivo era evitar que "se reproduzca la crisis financiera de 2008". AFP
 

Tizo

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Cuando dentro de veinte años estalle una crisis financiera que ponga al borde de la quiebra a un par de bancos de la zona euro, nadie se acordará del 20 de marzo de 2014. Pero el éxito o fracaso de la intervención, la necesidad o no de un rescate público, o que los depositantes recuperen o no su dinero, dependerá del acuerdo cerrado ayer por la mañana en Bruselas. Tras 16 horas de tira y afloja, los negociadores del Consejo Europeo y del Parlamento Europeo acordaron los puntos clave del Mecanismo Único de Resolución (MUR), el segundo pilar de la unión bancaria, y que permitirá liquidar entidades con una toma de decisiones centralizada y un fondo de 55.000 millones financiado con aportaciones de la propia banca.
El acuerdo final ha llegado tras varios meses de duras negociaciones, primero entre los 28 Estados miembros y después entre estos y el Parlamento Europeo. No ha sido fácil. Se ha hablado de cifras, compartimentos nacionales, porcentajes, sistemas de voto y quitas. Pero tras esas batallas y mucha jerga incomprensible se escondía una cuestión: Alemania no quiere hacerse cargo de los desaguisados bancarios ocurridos antes de la implantación de la unión bancaria. Y por supuesto lo ha logrado.
Tras el avance de ayer los Gobiernos conservarán una influencia notable en el proceso de liquidación de una entidad tóxica (especialmente cuando hagan falta más de 5.000 millones de euros del MUR). Además, el fondo no será realmente único hasta que el BCE, supervisor central de la zona euro a partir de noviembre de 2014 (el primer pilar de la unión bancaria), lleve casi una década vigilando las entidades. Y durante la fase de transición del MUR, ocho años, no habrá una red pública europea para financiarlo si se queda sin fondos. Simplemente se le dará capacidad de endeudamiento.
Pero para convencer al Parlamento, el Consejo ha tenido que ceder en algo: acelerar la mutualización de riesgos. En la propuesta inicial, el fondo estaría compuesto por compartimentos nacionales y solo se pondría en común de forma gradual, a razón del 10% cada año. Esto equivalía a que el fondo no fuera realmente único hasta el décimo año (2026). Con el nuevo acuerdo, la mutualización se concentra en los primeros años: 40% el primero, otro 20% el segundo y un 6,67% adicional durante seis años.
Ahora solo faltan dos formalismos: que el Parlamento Europeo apruebe los textos en los plenos que se celebrarán entre el 14 y el 17 de abril y que el Consejo Europeo los adopte en una reunión de ministros de los 28.
A partir de ese momento, se pondrá en marcha el proceso para que el MUR se cree el 1 de enero de 2015 y esté listo para operar justo un año después. Bajo su paraguas se situarán unas 300 entidades, las transnacionales y las que el BCE supervisará directamente.
Para entonces, ya habrá entrado en vigor la nueva directiva de rescates bancarios, que obligará a aplicar fuertes quitas a los acreedores de las entidades que quiebren.
Sin embargo, el acuerdo de ayer y esta directiva no bloquean completamente los rescates públicos de bancos. Si el fondo de resolución se queda sin dinero y no hay soluciones privadas, el Estado que quiera salvar a su banco de la quiebra deberá recurrir al fondo de rescate europeo (MEDE), pero respaldar él mismo la operación (como hizo España con su sistema financiero).
Y ese es precisamente el talón de Aquiles del MUR aprobado ayer: si hay una gran quiebra bancaria en los primeros años de vida –o antes de que eche a andar–, un Estado podría tener que volver a rescatar a sus bancos con dinero público. Y si las finanzas de ese Estado no pueden soportarlo, el objetivo último de la unión bancaria –romper el vínculo entre la deuda soberana y la banca– se habría incumplido.
El comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, reconocía ayer que el acuerdo alcanzado “no es un mecanismo perfecto”, aunque aseguraba que “será suficiente”. Si no afloran nuevas bankias, angloirish o hypovereinsbanks en la eurozona tal vez tenga razón.
 
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