«Es hora del encuentro y del acuerdo», con estas palabras comenzaba Enrique Peña Nieto su intervención en la ceremonia de la firma del Pacto por México. Transcurridas menos de 24 horas desde su investidura como nuevo presidente de México, el centrista Peña Nieto ha presentado no solamente un plan de reformas ambicioso sino único, por haber conseguido aunar la firma de las principales fuerzas políticas del país en este afán reformista. Y si bien el alcance que tendrán las reformas dependerá del grado de acuerdo que logren los distintos proyectos en el Congreso, momento en que seguramente los parlamentarios ponderarán los costes políticos de sus decisiones, este es, sin duda, un paso esperanzador.
Tras la reciente aprobación de una reforma laboral sin precedentes en 40 años, las principales líneas de actuación conciliadas en el Pacto por México incluyen la reforma fiscal, la reforma en el sector energético y de telecomunicaciones, donde se favorecerá un entorno más competitivo, y una profunda revisión en el sistema educativo. Todo ello, con la finalidad de aumentar el potencial de crecimiento del país (del 3,5% a un 5%, según algunos analistas), apuntalando, asimismo, programas sociales que fomenten la inclusión social. Por otra parte, también es destacable el radical cambio de actitud frente a la lucha contra el narcotráfico. Se rompe con la estrategia reactiva de los anteriores mandatos que llevaron al despliegue de casi 80.000 efectivos de las fuerzas armadas sin una preparación específica ni una hoja de ruta clara sobre su papel en la guerra narco.
Mientras llegan las promesas, sigue avanzando la realidad: el desglose por componentes del PIB del tercer trimestre, que creció un algo más moderado 3,3% interanual, frente al 4,6% de la primera mitad del 2012, demuestra, una vez más, la resistencia de la demanda interna, tanto del consumo como de la inversión, ambos con una contribución en torno al punto y medio porcentual. Por el contrario, se pone de manifiesto la ralentización global con la menor aportación de las exportaciones en el progreso económico. Sin duda, ante la incertidumbre económica de Estados Unidos, su principal socio comercial, y la debilidad mundial, es de esperar que la menor relevancia de la demanda externa se alargue hasta bien entrado 2013, lo cual repercutirá en el crecimiento del país en 2013, cuya estimación oficial se ha situado en el 3,5%.
Finalmente, en el ámbito de los precios, la inflación volvió a moderarse, situándose en el 4,2% en noviembre, por debajo del 4,6% del mes anterior, aunque todavía por encima del límite superior a la meta oficial del 3% ±1%. Dicha moderación de los precios ha ayudado a Banxico en la decisión de mantener sin cambios el tipo de interés de referencia (4,5%), aunque ha vuelto a expresar su determinación de subir tipos si las presiones inflacionistas repuntan. Ello, a pesar del deterioro económico global que impone riesgos a la baja en el avance del país.