¡Llegaron las "trabacaciones"!

Johngo

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¿Ha cambiado la forma en que deben tomarse las vacaciones por la llegada de los teléfonos inteligentes, las laptops e internet móvil? Lucy Kellaway, columnista del diario Financial Times, cree que sí.

Durante la mayor parte del verano estoy de "trabacaciones". Ésta es una nueva palabra que acabo de inventar para describir lo que vengo haciendo desde hace pocos años, algo que ya parece necesitar un nombre.

Las trabacaciones son un poco vacaciones, un poco trabajo. Ese es el futuro para muchos profesionales; y contrariamente a lo que creen muchos, ir de trabacaciones es muy agradable.

Esto es lo que hacía mientras estaba de trabajaciones días atrás en Cornualles, Reino Unido:

Me levantaba, leía y enviaba algunos mensajes de correo electrónico y luego iba a caminar junto al mar.

Más tarde, podía escribir un artículo sentada bajo una ventana con vista a un arroyo.

Luego salía a encender el carbón para asar unas salchichas.

Recargar las pilas

La mayoría de la gente diría que las trabacaciones son poco saludables a nivel psicológico. Es terrible estar encadenados a Blackberrys y en contacto con nuestras oficinas aún cuando deberíamos estar descansando bajo el sol (o la lluvia).

Dejar de trabajar por completo, dicen los expertos en estrés, es esencial si queremos conectarnos con nuestras familias y nuestras almas y recargar nuestras pilas.

Pero en mi experiencia esto no funciona así. Una pila humana es bastante peculiar y no siempre responde bien a una repentina inmersión en la ociosidad, con la familia, en un lugar extraño.

La estimulación intelectual recarga mis pilas de forma más confiable que estando sentada bajo la lluvia con adolescentes aburridos.

En la era anterior a internet, cuando las vacaciones implicaban una ruptura forzosa con el trabajo, se daba una salvaje carrera contra el tiempo para dejar todo listo antes de partir.

Luego se llegaba a destino, demolido, y con la mente llena de preocupaciones laborales. Solía tomar toda una semana de vacaciones relajarse y dejar de pensar en qué podía estar sucediendo en el trabajo.

Para cuando a uno se le pasaba la ansiedad, ya era hora de volver al trabajo, y era necesaria un periódo para aclimatarse en reversa.

Sin vacaciones

La primera cosa buena acerca de las trabacaciones es que no hay una transición repentina entre dos estados.

Mejor aún, las trabajaciones implican que uno debería poder irse más más a menudo para compensar el hecho de que sigue (de alguna forma) trabajando mientras no está.

Sin embargo, la adopción masiva de las trabacaciones no significa que todos deban tener más días de vacaciones. Significa que las vacaciones deben desecharse del todo.

Lo que existe hoy solo tiene sentido para gente que trabaja horas fijas, quienes claramente necesitan vacaciones fijas también.

Pero para los profesionales que no han trabajado en horas fijas en las últimas décadas, las vacaciones fijas parecen un anacronismo.

Netflix (empresa de alquiler de DVDs y películas en línea de Estados Unidos), que tiene una cultura empresarial abierta, se dio cuenta de esto ya hace un tiempo. A sus empleados se les permite tomar las vacaciones que quieran, nadie lleva un registro.

Dicho sea de paso, yo estoy por empacar mis valijas y viajar alegremente con mi familia a Yorkshire por unos días.

En mi maleta llevo gafas de sol y botas para la lluvia -en el Reino Unido nunca se sabe-, pero también mi Blackberry y mi computadora.

 
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