Liberales y marxistas son deterministas económicos

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VivalaTierra

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La diplomacia y el derecho internacional se desarrollaron para hacer frente a la diversidad de regímenes. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la política global estuvo determinada por el proyecto de unir al mundo bajo un solo régimen. En la medida en que se mantuvo fiel a la ideología marxista, la meta a largo plazo del régimen soviético era el comunismo mundial. El mundo entero sería una economía socialista única, administrada mediante formas de gobierno iguales en todas partes.

En la actualidad, este proyecto marxista se considera como utópico, y con razón. Aun así, su desaparición como una fuerza dentro de la política mundial no ha estado acompañada por la aceptación de una diversidad de sistemas políticos. Con la caída del comunismo estábamos, según la famosa frase de Francis Fukuyama en "el fin de la historia", una época en la que los gobiernos occidentales podían dedicarse a unir al sistema internacional en un solo régimen basado en el mercado libre y los gobiernos democráticos. No obstante, este proyecto es tan utópico como lo fue el marxista, y promete durar considerablemente menos que la Unión Soviética.

Existen muchas razones por las cuales se derrumbó el bloque soviético, pero (en contra de lo que sostiene la opinión generalizada) la ineficiencia económica no fue de las más importantes. El bloque soviético se desintegró porque no pudo hacer frente a la disidencia nacionalista en Polonia y los países bálticos, y más ampliamente porque un sistema político y económico único no podía satisfacer las demandas de sociedades y pueblos muy distintos.

El marxismo es una versión del determinismo económico. Pronostica que las diferencias entre sociedades y pueblos disminuyen a medida que alcanzan niveles similares de desarrollo económico. Para los marxistas, el nacionalismo y la religión no tenían una importancia política perdurable. A corto plazo se podían utilizar para alimentar movimientos antiimperialistas. A la larga, eran obstáculos para la construcción del socialismo. Guiado por esos principios, el Estado soviético libró una guerra incesante en contra de las tradiciones nacionales y religiosas de los pueblos que gobernaba.

En la práctica, los gobernantes soviéticos se vieron obligados a hacer concesiones para mantenerse en el poder. A pocos se les puede describir como ideólogos convencidos. Aun así, la rigidez del sistema soviético se debió en gran medida al hecho de que se basaba en una premisa falsa.

La base del sistema soviético era la interpretación marxista de la historia, en la que todas las sociedades están destinadas a adoptar el mismo sistema económico y la misma forma de gobierno. La URSS se desintegró porque sus instituciones no pudieron dar cabida a naciones (checos y uzbequistanos, húngaros y siberianos, polacos y mongoles) cuyas historias, circunstancias y aspiraciones eran radicalmente divergentes.

Hoy en día, el mercado libre global que se construyó después del colapso soviético también se está desmoronando, y por razones similares. Al igual que los marxistas, los neoliberales son deterministas económicos. Creen que todos los países están destinados a adoptar el mismo sistema económico y, por lo tanto, las mismas instituciones políticas. Nada puede evitar que el mundo se convierta en un enorme mercado libre, pero el inevitable proceso de convergencia se puede acelerar. Los gobiernos occidentales y las instituciones transnacionales pueden ser las parteras del nuevo mundo.

Por inverosímil que parezca, esta ideología es la que subyace en instituciones como el Fondo Monetario Internacional. Argentina e Indonesia tienen problemas muy distintos, pero para el FMI la solución es la misma: ambas se tienen que convertir en economías de libre mercado. Al momento de la caída del comunismo, Rusia era una maquina militarizada oxidada, pero el FMI estaba convencido de que se le podía convertir en una economía de mercado al estilo occidental. Se promovío un modelo idealizado de capitalismo anglosajón en todas partes.

Este enfoque altamente ideológico de la política económica no ha tenido éxito, lo que no es de sorprender. Indonesia está en ruinas, mientras que Argentina rápidamente está dejando de ser un país de primer mundo. Rusia ha dejado atrás el periodo neoliberal y está desarrollando ahora un camino más adecuado a su historia y sus circunstancias.

Los países que mejor han sorteado las tempestades económicas de los últimos años son aquéllos (como la India y China) que han tomado con reservas el modelo del FMI. Por supuesto, al igual que los pocos marxistas que quedan y que defienden la planificación central de la economía, los ideólogos del FMI sostienen que sus políticas no fallaron, sino que no se aplicaron debidamente. Sin embargo, esta postura es falsa. En ambos casos las políticas se intentaron; y fracasaron con un enorme costo en términos humanos.

Si el libre mercado global se está desarticulando, no es a causa de los costos humanos de sus políticas en países como Argentina, Indonesia y Rusia. Es porque ya no le conviene a los países que lo promueven más activamente. Bajo la presión de un mercado de valores en descenso, los EU están abandonando las políticas del libre comercio global en favor de políticas proteccionistas más tradicionales. No debe sorprender que las cosas hayan llegado a este punto. A lo largo de su historia, los Estados Unidos siempre han tratado de aislar a sus mercados de la competencia externa. Así, la historia ha triunfado una vez más sobre la ideología.

Con la pérdida de interés de Estados Unidos, el principal sostén de las políticas neoliberales se ha caído. Los políticos seguirán haciendo reverencias cuando se mencione el mercado libre global, pero en la práctica el mundo está regresando a un modelo más antiguo y durable. Se está aceptando tácitamente que en el futuro, como en el pasado, el mundo incluirá una diversidad de sistemas y regímenes económicos. El mercado libre global está a punto de unirse al comunismo en el museo de utopías desechadas de la historia.

John Gray es profesor de pensamiento europeo en la London School of Economics.
 

madroño

Well-Known Member
El liberalismo económico ó neoliberalismo y el Marxismo son dos utopías, que se pasan por el forro la naturaleza humana más basica, que al final tienden a concentrar el poder en minorias , uno concentra el capital en pocas manos y el otro concentra el poder en manos de oligarquias de los partidos comunistas que gobiernan.

Además, el modelo anglosajón, ni siquiera es realmente liberal en lo economico, porque el liberalismo al igual que el comunismo , marxismo real, jamas ha existido en el mundo, intentos han existio muchos, pero todos fracasaron por lo mismo.
 
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