Portugal parece abocado al rescate a pesar del optimismo de los últimos días

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Hace unos días, cuando Portugal realizó su primera subasta anual de deuda a 10 años, por un importe de 1.249 millones de euros, el primer ministro José Sócrates parecía el hombre más feliz del mundo. Al contrario de lo que se preveía, la demanda superó en tres veces la oferta, y el precio de la operación se quedó por debajo del "umbral psicológico" del 7%. Sin embargo, el problema de fondo no ha cambiado. Portugal está en una situación límite, y para salir a flote necesita un clima de confianza y de estabilidad. Y eso es lo que Sócrates podrá echar de menos tras las presidenciales de este domingo: Aníbal Cavaco Silva, que según los sondeos será reelegido por otros cinco años como presidente de la República, insiste en que Portugal ya se encuentra en una "situación casi explosiva", dejando entender que tras la eventual intervención del FMI, no tendrá mas remedio que convocar elecciones anticipadas, que es lo que reclama su Partido Social Demócrata (PSD).

El nuevo líder del PSD, Passos Coelho, ya advirtió que el caso de que Portugal quede bajo "tutela exterior" (la del Fondo Europeo y la del FMI), habría que coger el toro por los cuernos. O sea, descarta la posibilidad de soluciones provisonales, como la creación de un "gobierno de gestión", y pondría la máxima presión sobre Cavaco Silva para que hiciera uso de la "arma atómica" en su poder: la disolución del Parlamento y el anticipo de las elecciones. Lo que si queda descartado, es la presentación de una moción de censura: aunque Sócrates gobierne en minoría, Cavaco Silva y Passos Coelho son muy conscientes de que tanto el Partido Comunista (PCP) y el Bloco de Esquerda (BE) son hostiles a la vuelta del PSD al poder.

Lo cierto es que la intervención del FMI, que serviría a los intereses del centro derecha y de la derecha (PSD, CDS/PP), es considerada como inevitable. Moody's tiene prevista una nueva rebaja del "rating" de Portugal para el mes de marzo, mientras que Fitch advierte que el peso de la deuda lusa representará este año el 23% del PIB nacional. Portugal queda así bajo la presión de los mercados: pese al "éxito" de la primera subasta, las obligaciones a 10 años se cotizan en el mercado secundario por encima de los 7%, mientras que las operaciones de "private placement" reservadas a la deuda a un año se hacen a una tasa del 4%. Además, lo mismo que Grecia, Portugal necesitará en 2011 más financiación que en el 2010: unos 45.700 millones de euros, de los cuales 10.700 millones serán para cubrir nuevos desfases presupuestarios.

Otro dato clave es que el riesgo de pago ("credit default swaps") está por las nubes, alcanzando ya los 465 puntos básicos en la deuda a 5 años. Sin embargo, ante la presión de los mercados y las advertencias de las agencias de rating, lo que hace Sócrates es viajar por el mundo en busca de financiación alternativa: China ya compró deuda lusa por más de 1.000 millones de euros, lo que representa casi la mitad de las operaciones de "prívate financement" realizadas por el Estado portugués desde el 17 diciembre, mientras que otros "países amigos", como Brasil e Libia, también acordaron ayudar Portugal. Lo mismo pasa con Qatar, que tras la visita de Sócrates esta semana aceptó que su fondo soberano (el 14º mayor del Mundo) se haga con deuda lusa... a cambio, quizás, de la entrada en grupos estratégicos como EdP.

Sin embargo, la mayoría de los expertos nacionales e internacionales opinan que todo lo que haga Sócrates para evitar tener que llamar a las puertas del Fundo Europeo y del FMI estará condenado al fracaso. Y hasta en el Banco de Portugal (BdP) ya se levantan voces a favor de la ayuda internacional. Eso fue lo que hizo la última semana la consejera Teodora Cardoso, que en contra de la opinión oficial del gobernador Carlos Costa, se posicionó púbicamente a favor de la ayuda externa. Para justificar su posición, dijo que además de rebajar la presión de los mercados sobre la deuda nacional, la intervención del Fondo Europeo y del FMI facilitaría la aplicación de las reformas estructurales y de las medidas de reajuste que el país necesita urgentemente y que en caso contrario tendrían que ser aún más drásticas e impopulares.

Se asiste, de cara a la opinión pública, a una "desdramatización" de la ayuda exterior, sobre todo la del FMI, que a finales de la década de 1970 y a principios de 1980, ya tuvo que intervenir en Portugal, para corregir con mano de hierro los "excesos" de la Revolución de los Claveles. Para muchos expertos la vuelta del FMI no tendría para el país mayores costes que los que tendrá la venta de deuda nacional a China, a Brasil y a varios países árabes. Y se recuerda, además, que la ayuda externa es ya una realidad, puesto que sin la contribución del Banco Central Europeo (BCE) la situación actual sería sin duda mucho más grave: el BCE lleva ya tiempo actuando como una boya salvavidas, sobre todo para los bancos, que acumulan una deuda exterior de 170.000 millones de euros y que hoy en día solo encuentran financiación en la institución financiera europea, cuyos prèstamos superan los 40.000 millones de euros.

Lo que sí está claro es que la "tutela exterior" no será por si solo suficiente para solucionar los problemas del país. Ahí están los ejemplos de Grecia y de Irlanda, que pese a la ayuda de la UE y del FMI, respectivamente por 110.000 y 85.000 millones de euros, no han podido mejorar su situación. Así, los tipos de interés de la deuda griega e irlandesa son todavía los más altos de la zona euro, oscilando entre los 8% y los 11%. Además, Atenas y Dublín están hoy más cerca de suspender pagos que antes de solicitar la ayuda del FMI y de la UE: las probabilidades para que eso pase, se incrementaran respectivamente de 12 y de 2 puntos básicos, hacia 57% y 42%. Grecia sobre todo ostenta ahora el triste privilegio de liderar el grupo de los diez países que al nivel mundial presentan mayores riesgos, por delante de Argentina y de Ucrania.

En todo o caso, algunos expertos lusos opinan que es Bruselas quien hará al final el mayor esfuerzo para que Portugal no tenga que pasar bajo la "tutela" del FMI y del Fondo Europeo. La explicación es sencilla: aunque la ayuda financiera a Portugal no supusiera un gran esfuerzo, puesto que se situaría entre los 60.000 y los 100.000 millones de euros, lo que se quiere evitar por encima de todo es fragilizar aun más la situación de España, por el fenómeno del contagio. Así que Portugal siga el mismo camino que Grecia e Irlanda no supondría ningún problema para Bruselas, pero sí que España quedara después en primer plano y aun más expuesta a las investidas de los mercados financieros. "Proteger a Portugal es la condición primera para proteger también a España y a toda la Zona Euro", advierten los analistas portugueses.

Por todo ello, pues, se insiste en la importancia clave de las presidenciales del domingo. Los más optimistas, quieren creer que el probable vencedor Cavaco Silva tendrá en cuenta los intereses nacionales y que olvidará pronto las amenazas más o menos explicitas realizadas durante la campana electoral, en la cual José Sócrates no tuvo más remedio que apoyar el candidato socialista Manuel Alegre. Y aunque sea reelegido el domingo, con más del 50% de los votos, sin tener pues que afrontar eventualmente Alegre en una segunda vuelta mucho mas dura y reñida que la primera, Cavaco también tendría que tener en cuenta otro elemento clave: es que su imagen quedó dañada por no haber sabido contestar a las preguntas de la oposición y de la opinión pública, sobre los beneficios realizados con unas acciones del Banco Portugués de Negocios (BPN), cuya nacionalización hace dos años salió muy cara al Estado.

Así, ante la insinuación de que tanto en la compra como la venta de las acciones en cuestión, como en la construcción de una vivienda en una lujosa urbanización financiada por el BPN, tuvo un trato de favor del banco, cuyos principales responsables eran sus amigos y están siendo ahora juzgados por una serie de delitos financieros, todo lo que digo Cavaco Silva fue que "está todavía por nacer" alguien que le pueda dar lecciones de honestidad. Ya en la época en que estuvo al frente del gobierno (1985/1995) tuvo otra frase infeliz y que sus adversarios siempre le recuerdo, aquello de que duda raramente y que nunca comete errores...

José Alvés.
 
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Decenas de miles de trabajadores efectuaron el sábado una manifestación en el centro de Lisboa para protestar por las medidas de austeridad impuestas por el gobierno agobiado por la deuda.

La Confederación General de Trabajadores Portugueses, que dice tener unos 600.000 miembros, salió las calles en "un día de indignación y protesta" por los aumentos en los impuestos, la reducción de salarios y la disminución de beneficios.

Portugal tiene un desempleo del 11,2% y se le considera en riesgo de necesitar un rescate financiero como Grecia e Irlanda.

El gobierno ha lanzado planes de austeridad mientras aumentan el precio de los combustibles y las tasas de interés, lo que ha provocado huelgas y manifestaciones.

Los analistas temen que las medidas sean contraproducentes y frenen la recuperación, mientras el Banco de Portugal prevé una recesión.
 
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