Artículos de opinion
Una de las épocas más apasionantes de la historia de las telecomunicaciones tuvo lugar hace 25 años, cuando el gigante del negocio AT&T se vio obligado, por comportamiento anticompetitivo, a dividirse en 7 pequeños operadores posteriormente conocidos como “Baby Bells”.
AT&T acordó con los tribunales de Justicia la segregación estructural de la empresa a cambio de poder entrar en el sector de la informática (compró más tarde NCR), explotar la electrónica (Bell Labs) y mantener el negocio de las llamadas de larga distancia.
Tras un cuarto de siglo de aquella dolorosa ruptura, el legado que nos queda es el siguiente:
De las siete compañías que nacieron tras la desintegración de AT&T se ha pasado ahora a la existencia de tres grandes grupos: AT&T, Verizon y Qwest (antigua US West); cinco grandes operadores de móvil (los dos primeros pertenecientes a Verizon y AT&T, y el resto: Sprint Nextel Corporation, T-Mobile USA y TracFone Wireless) y ocho proveedores de cable (encabezados por Comcast y Time Warner).
Mucho se ha debatido acerca de aquella decisión pero lo cierto es que dudo mucho que hubiésemos llegado al nivel tecnológico de hoy en día si el sector se hubiese movido con la poca competencia que dejaba AT&T. De alguna manera podemos decir que en este caso “la desunión” hace la fuerza.
¿Era AT&T demasiado grande para caer?. Obviamente no. ¿Fue doloroso?. Si.
Según Robert E. Allen, por aquel entonces directivo del Bell System y más tarde presidente de AT&T “tras la decisión del tribunal los empleados lloraban por los pasillos”. En el ejército hubo quien insinuó que la división de la compañía atentaba contra la seguridad nacional porque EE UU necesitaba una red de comunicaciones integrada (recordemos que estábamos en plena guerra fría y comenzaba a funcionar Arpanet)
Ahora nos encontramos con otro problema, tenemos bancos “Demasiado grandes para dejar caer”. Entonces ¿Por qué no los rompemos y así tenemos bancos pequeños que sí pueden caer?
El pasado 15 de Octubre, en una entrevista en Bloomberg Alan Greenspan dijo lo siguiente:
Si son demasiado grandes para caer, entonces son demasiado grandes. En 1991 nosotros dividimos Standard Oil — ¿Qué ocurrió? Las partes individuales adquirieron más valor que el total. Quizás eso es lo que tenemos que hacer
En este caso utilizaron otro ejemplo distinto al de ATT pero con el mismo problema. El problema es que si bien las telecomunicaciones y el petróleo son vitales para la actividad económica, no lo son tan críticos como la banca. De ahí radica la necesidad de dividir a la banca en negocios puramente bancarios por un lado y los puramente especulativos por otro ya que corremos el peligro que la parte que es más rentable para la sociedad (la concesión de créditos) no lo sea para el banquero y que al final utilicen el dinero de los rescates no para prestárselo a los ciudadanos y empresas si no para continuar con sus operaciones especulativas, per0 de eso, hablaremos mañana…