Artículos de opinion
De entre los estudiosos de los mercados siempre tengo más en cuenta a los que gestionan fondos -además de analizar- que a los que solamente teorizan. Uno de ellos es Charles Biderman, un personaje que conocí (como tantas cosas) gracias a J.L.Cárpatos y que basa su estrategia en los mercados en la liquidez: si hay flujos de dinero dentro de un determinado sistema (sea bolsa o sea el crudo), éste sistema sube y si no lo hay, baja. A mi me fue muy útil en los últimos meses de la última tendencia alcista bursátil (2007) para entender cómo era posible que los precios de las acciones se fueran a máximos históricos cuando -por ejemplo- ya había estallado la burbuja inmobiliaria en los EUA. Y es que entonces había tantas compañías comprándose unas a otras, recomprando acciones propias y tantas entradas de dinero en los fondos de renta variable que poco importaban las razones y los argumentos correctos a los que sólo el tiempo dio la razón. En España tuvimos un ejemplo muy claro en el precio de las acciones de Endesa: en septiembre de 2005 una OPA hostil a 21.3 euros inició un proceso que la llevó a cotizar por encima de los 40 euros en 2007.
Determinar esas entradas y salidas de dinero no es un trabajo fácil, requiere un análisis detallado de mucha información y la disciplina de atenerse sólo a ese factor para poder extraer de todo ello un método de gestión es meritoria. Se hizo tan prestigioso su sistema que el propio Goldman Sachs compró una parte de su compañía (Trimtabs) a comienzos de 2008 (y por suerte tuve que dejar de inventarme nombres de empresas y abrirme nuevas direcciones de mail para conseguir sus informes gratis “un mes de prueba”, ya que en la prensa especializada solían hablar con asiduidad de sus puntos de vista). Actualmente Charles Biderman está perdiendo dinero (suyo y de sus clientes) pues lleva meses con posiciones bajistas en las bolsas. ¿El motivo? Si en 2007 se demostró que una bolsa puede subir con entradas de dinero aunque el entorno económico no acompañe, en 2009 se ha visto que también puede subir en un entorno económico desfavorable y sin entradas de dinero. ¿Cómo es posible si un hombre de su prestigio y con todos sus sistemas ha determinado que no hay dinero nuevo dentro del sistema bursátil? La razón es que menospreció el impacto del trading en futuros.
Para comprar los 35 valores en contado que componen el Ibex y en su justa proporción alguien necesita -si el índice vale 10500-, 105.000 euros, pero si quiere comprar lo mismo en futuros sólo necesita 8000 euros. Estamos hablando de asumir 13 veces más posición con el mismo dinero. Y si compra las acciones algún día debe venderlas, luego en algún momento el impacto es neutro. No pasa eso con los futuros ya que no hace falta venderlos si no se quiere, como liquidan cada cierto tiempo (en el Ibex cada mes, en los principales índices cada tres), con dejarlos vencer es suficiente -si la tendencia tomada es la correcta- para obtener un gran beneficio. Hay muchos estudios que demuestran que las semanas de vencimiento son anormalmente más alcistas que la media (y las posteriores bajistas), con lo que además tienen a favor ese componente especulativo: cuanta más posición compradora hay, mayor interés en que liquide lo más arriba posible.
Esto puede suceder al revés, por supuesto, ¿Quién dice que no fue lo que pasó en las agresivas bajadas de comienzos de marzo? Pero cuando todos los actores de las finanzas mundiales, privados y públicos, se ponen de acuerdo en una posición alcista, las ventas fuertes de trading desaparecen y solo quedan las de cobertura que, al estar contra una posición comprada en contado, son neutrales. Por esas mismas coberturas la presión compradora de futuros va alimentando la posición compradora en contado…contado en el que tampoco hay demasiadas ventas ya que las de trading han sido obstaculizadas por los organismos reguladores y las de necesidad de liquidez -culpables de las bajadas tan bruscas de 2008- no son necesarias, tanto por la inyección masiva de dinero a la banca, como por la menor necesidad de efectivo si el activo donde está invertido sube de precio.
Podemos deducir que este año la gran bajada de marzo fue sobre todo especulativa y el movimiento posterior fue alimentado por el cierre de todas esas posiciones bajistas pero impulsado por la posición compradora de las mesas de trading de los bancos y al que fueron sumándose fondos. Tras los vencimientos de los futuros de junio, las enormes ampliaciones de capital -sobre todo de la gran banca americana- y el desvanecimiento de la teoría de los “brotes verdes” (sigo pensando que la percepción que surgió en torno a mayo de que lo peor había pasado la dio la bolsa y no la economía), los bajistas volvieron a tomar posiciones e incluso se formó una figura técnica que parecía apoyar ese movimiento. Pero desde el 10 de julio un fuerte rebote -con la excusa de unos malos resultados empresariales pero mejores de lo esperado- llevó al cierre de todas esas posiciones cortas y el bajo volumen ha amplificado el movimiento, anulando la tendencia bajista. Esto no significa que la bolsa vaya a subir pero parece confirmar que hemos hecho un suelo.
Por otra parte, si los bancos centrales siguen inundando de liquidez al sistema financiero la bolsa puede bajar por perspectivas económicas o por especulación pero no por necesidad de obtener financiación. Eso debería limitar mucho la violencia de las caídas, caso de producirse, lo que tampoco significa que no sigamos en niveles de volatilidad históricamente altos. Y recordemos estas recientes palabras de Greenspan: “Si los mercados de valores continúan subiendo, mejorará la capitalización bursátil de las empresas y la solvencia de la banca, que podrá así aumentar su labor de financiación al sistema. Aumentará la riqueza y el consumo de los particulares y el crecimiento en el valor de los activos corporativos, en relación con su coste de reposición, incrementará la inversión societaria. Se reducirá el y terminarán por desaparecer las fuerzas deflacionarias que amenazan a la economía”. Es decir, la bolsa alcista interesa… y mucho, aunque pudiera provocar una nueva burbuja, como de hecho parece está ocurriendo en China.
En términos “racionales” la bolsa está cara y sólo será barata si los beneficios empresariales mejoran mucho más de lo que las propias compañías predicen para los dos próximos trimestres, pero en un mercado donde falla la lógica económica, el estudio de los flujos y hasta las pautas estacionales, nuestro única amiga es la tendencia. Y desde luego bajista no es. Ojalá pudiera afirmar lo mismo de la economía.
Adjunto la evolución de los principales índices bursátiles mes a mes y también de otros índices no bursátiles, entre los que destaca la gran bajada del euribor en 2009 del 52.38%: