Artículos de opinion
Lo reconozco, me gusta el cut and paste, me parece el mejor invento desde la minifalda. Sólamente podría haber uno que lo superase y sería el Cut-and-translate-and paste (corta, traduce y pega). En los examenes como el cortaypega es imposible siempre opté por el “Copy” que también saca de un apuro. No sé por qué hay tanto recelo en decir “he copiado” si el original era bueno y está permitido hacerlo.
En esta crisis parece que estamos optando por algunas medidas imaginativas olvidándonos de la posibilidad de copiar las buenas. Por aquí hemos hablado mucho del ejemplo japonés en artículo como “Godzilla el monstruo que amenazó Japón” (en referencia a la deflación) o “España y Japón unidas por el mismo error“.
¿Que hicieron los nipones para que no se les cayese el sistema financiero? Principalmente inyectaron fondos públicos a los grandes bancos japoneses en todo el mundo, mejoraron las redes de seguridad de los depósitos, y aceleraron la eliminación de ciertos activos basándose en estrictas valoraciones de riesgos. El mercado seleccionó qué bancos podrían sobrevivir bajo un sistama de múltiples requisitos regulatorios, y no sólo bajo un requisito de capital. Muchos bancos fueron absorbidos por entidades más grandes.
Japón también evitó los riesgos morales evitando escrupulosamente la clasificación de cualquier banco como “demasiado grande para caer”. Los políticos, en su lugar, pusieron más énfasis en mejorar los controles de riesgos de los bancos y no les solicitaron tener exceso de capital. El sistema financiero recuperó pronto su salud y la economía disfrutó de siete años consecutivos de crecimiento ininterrumpido, comenzando en 2001.
La diferencia con lo que ha ocurrido en Estados Unidos y Europa es que de alguna manera se ha asumido que ciertas instituciones financieras son “demasiado grandes para caer”. Esta asunción pudo y puede animar a los bancos a tomar riesgos excesivos, lo que resulta en mayor potencial de rescates financieros. Esto también ha llevado al debate regulatorio hacia la idea de solicitar a los bancos tener mayores niveles de “capital de fondo de comercio”, tales como acciones. Hoy mismo leímos que los bancos españoles necesitan provisiones por 57.000 millones para afrontar las pérdidas
Este es un camino peligroso. Si los políticos imponen mayores requisitos de capital para los bancos, no hay garantía de que los bancos vayan a ser capaces de levantar dicho capital en los mercados de acciones. Puede que necesiten reducir sus balances generales para cumplir los requisitos, reduciendo potencialmente su capacidad para prestar y sostener el crecimiento económico. Un enfoque definido de manera más estrecha a la regulación del capital sería reducir también las opciones de los bancos para hacerse con otros tipos de capital cuando lo necesitan. Esto podría resultar en un riesgo sistémico en caso de otra crisis financiera.
Un mejor marco regulatorio debería combinar las regulaciones de capital con otras herramientas que permita a los reguladores forzar a un banco a tomar medidas antes de quebrar. Siempre que los reguladores puedan controlar de manera efectiva el riesgo sistémico tomando un planteamiento con tantas facetas, también se les debería permitir a los bancos absorber pérdidas, levantando capital diferente a las acciones comunes. Debería ser aceptable permitir que los bancos cayesen, y no debería haber necesidad de requisitos excesivos de capital. Un nuevo marco regulatorio debería distinguir también entre bancos cuyo principal negocio son los depósitos y los créditos- la gran mayoría de los bancos en todo el mundo – y los bancos que comercializan por su propia cuenta. La reciente crisis financiera demostró que la estructura del balance general importa. Los bancos de confianza con una gran base de depósitos de comercio continuaron proporcionando fondos a los clientes incluso en los peores momentos de la crisis, mientras que muchos bancos que se basaban fuertemente en la financiación de mercado o que comercializaban en gran parte por su propia cuenta cayeron.
Los bancos de inversión con negocios de mayor riesgo por naturaleza deberían tener mayores requisitos de capital; de lo contrario, no se recompensaría a la banca sensata.
Los mayores requisitos de capital intentan rectificar el fallo sistémico o de mercado denegando el mecanismo de mercado, donde caen los bancos que toman demasiados riesgos y sobreviven aquellos que no lo hacen. La regulación excesiva ahogaría la competición saludable en el sector de la banca. De alguna manera y como comentamos por aquí, se ha recompensado al “Hijo pródigo“, aquél que se fue de casa y se lo gastó todo. Cuando decimos que un mayor riesgo conlleva un beneficio también tenemos que asumir que puede traernos unas mayores pérdidas.
Los políticos deberían aprender de la experiencia de Japón en mejorar el alcance de las reglas regulatorias disponibles y en establecer reglas de capital razonables para los bancos basándose en sus modelos de negocio actuales. Ese es el mejor modo de asegurar que los bancos juegas su papel esencial al menor coste a largo plazo para contribuyentes, clientes y accionistas.
Por no hablar de las agencias de calificación de riesgo, aunque ese tema lo dejamos para otro día.