La crisis provocada por la pandemia ha provocado, entre otras cosas, que actualmente tenemos las mejores hipotecas de la historia y esto es un dato, no una percepción. El interés de los nuevos préstamos hipotecarios se ha reducido cerca de 30 puntos básicos desde el comienzo de la crisis sanitaria marcando en marzo de este año un 1,5% de media lo que supone su mínimo histórico. El descenso se aprecia tanto en hipotecas variables como fijas (aunque se han beneficiado más estas últimas).
En el caso de las hipotecas variables el descenso era lógico, con un Euribor en mínimos históricos el interés a pagar por los hipotecados también bajaba, la sorpresa nos la hemos llevado en las hipotecas fijas que el descenso directamente ha ido al margen de los bancos debido principalmente a la batalla comercial que iniciaron el año pasado por este tipo de productos.
¿Y dónde está el pero en todo esto?
Si tienes ya una hipoteca, en ningún sitio, disfruta de los tipos bajos mientras duren (que podría ser hasta final de la década) el problema es para quienes están buscando una ya que su concesión se ha endurecido mucho y en dos aspectos.
Por un lado tenemos los requisitos para la aprobación de los préstamos que ya no se conceden tan alegremente y los bancos piden cada vez unos ingresos más elevados y por otro está relacionado con la reducción entre el valor del préstamo y el precio de transacción que se ha venido reduciendo paulatinamente hasta un 80% del valor de tasación de la vivienda, esto unido a los costes implícitos en la compra de un inmueble hacen que los compradores de ahora tengan que tener ahorrados al menos el 30% del precio de la casa.