Uno de los graves problemas de la actual pandemia es la voracidad que tiene para consumir recursos sanitarios que desgraciadamente no se pueden utilizar para otros enfermos y eso es lo que ha ocurrido en un dramático caso en el Reino Unido.
Se trata de la joven británica Kelly Smith que con solo 31 años y un hijo de seis años tuvo que paralizar el tratamiento de quimioterapia
Su caso ha conmocionado a la opinión pública en el Reino Unido y ha dado visibilidad a cientos de casos que esperan a ser tratados en los hospitales de Reino Unido y cuyos tratamientos han sufrido demora por la crisis del coronavirus Covid-19.
Los médicos le dijeron a Kelly en marzo que su quimioterapia se suspendería durante tres meses. El cáncer que sufría se expandió y acabó muriendo. Los hospitales ingleses desesperados por despejar las camas para los pacientes de Covid cancelaron prácticamente todos los procedimientos desde el 23 de marzo, incluidas las pruebas y operaciones.
El Servicio nacional de Salud (NHS) retrasó miles de diagnósticos y pruebas, especialmente aquellos con cánceres secundarios, como el de Kelly Smith, abandonándolos a su suerte y con una esperanza de vida reducida. Poco antes de su muerte, Smith dijo, “estoy aterrorizada, absolutamente aterrorizado. No quiero morir. Siento que tengo mucho más que hacer”.