¿Qué significa la macabra espiral de Juego de Tronos?

por Carlos Lopez

¿Qué significa la macabra espiral de Juego de Tronos? 4

La octava y última temporada de Juego de tronos ha arrancado con un capítulo que, además de reencuentros, revelaciones y preparativos de cara a la gran guerra que está a punto de estallar

En su penúltima secuencia dejó una imagen que quedará grabada ya para siempre en la retina de los seguidores de la ficción basada en los libros de George R.R. Martin… y que a muchos les resultará familiar.

En una de las últimas escenas del episodio, Tormund Matagigantes, Beric Dondarrion, Eddison Tollett y otros que sobrevivieron al ataque del Rey de la Noche, y de su dragón, en la parte más oriental del Muro se encuentran en el Último Hogar, el feudo de la Casa Umber donde se topan con la última y más espeluznante obra de arte de los Caminates Blancos.

Lord Umber, el pequeño Lord Umber que tan solo minutos después se había ganado el corazón de los seguidores pidiendo con sus inexpertas maneras más caballos y carros ante Sansa, Jon Snow y Daenerys Targaryen para llevar a su gente a Invernalia, aparece en una de las paredes ensartado y rodeado por miembros humanos cercenados, dispuestos en forma de espiral.

El Rey de la Noche y sus huestes devieron interceptar al joven señor y a su diezmada casa antes de salir rumbo a Invernalia y el pobre… que además lleva el nombre de Ned, ha corrido la misma suerte que la que corrió su célebre tocayo. Eso sí, en su caso hay sorpresa final, ya que cuando Tormund se vuelve para comentar la sórdida estampa con sus compañeros, los ojos de niño se abren y dejan entrever un azul intenso en uno de los mejores sustos de la historia de Juego de tronos. Es entonces cuando, con su espada llameante, Beric quema al niño haciendo que la espiral quede envuelta en llamas en una imagen realmente poderosa.

Pero más allá de este sobresalto, y de la potente estampa llameante, lo más destacable es la espiral y esas formas relacionadas con los Caminantes Blancos, que responden a un patrón familiar que ha aparecido en varias ocasiones en la iconografía de la serie.

De hecho, en este punto cabe recordar que la primera vez que Juego de Tronos presentó a los Caminantes Blancos, en el primer capíutulo, los Otros dejaron a su paso un grupo de salvajes desmembrados dispuestos en un patrón circular.

Y hay otros muchos más ejemplos de este tipo a lo largo de las siete temporadas emitidas: En el tercer episodio de la tercera temporada los hombres de Mance Rayder, junto con Jon Snow, tropiezan con una espiral formada por extremidades de caballos. “Los artistas de siempre”, dice uno de ellos.

¿DE DÓNDE VIENEN LOS SÍMBOLOS?

La explicación de dónde provienen estos macabros geroglíficos proviene de los antiguos Niños del Bosque. En una de sus visiones como el Cuervo de Tres Ojos en la sexta temporada, justo antes de de que Hodor encuentre su aciago final, hay una foto aérea del árbol arciano donde los Niños crearon el primer Caminante Blanco. Aquel arbol está rodeado de piedras dispuestas en ese patrón espiral. Más tarde, la serie muestra esa misma imagen, cubierta de nieve.

Estos misteriosos diseños también han aparecido en el cuarto episodio de la séptima temporada cuando Jon lleva a Daenerys a las cuevas de Rocadragón, donde le muestra las tallas que dejaron los Hijos del Bosque. Allí, él explica cómo los Primeros Hombres y Niños del Bosque se unieron para luchar contra su enemigo común durante La Larga Noche. Vemos los símbolos… pero Jon no explica cuál es el propósito o significado de esos pequeños remolinos.

“Estos son patrones que tienen un significado místico para los niños del bosque. No estamos seguros de lo que significan exactamente, pero los patrones en espiral son importantes en muchas culturas diferentes de nuestro mundo, y tiene sentido que también lo estén en este mundo”, señalaron los creadores de la serie tras aquel capítulo.

Así que, a falta de explicación oficial… todo son teorías. Hay quien señala que a menudo las espirales tienen siete brazos, en relación a los Siete Reinos o incluso a la Fe de los Siete o incluso al número áureo de las matemáticas, un patrón perfecto que busca el Rey de la Noche.

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