Banco de España cree que una criptomoneda central mejoraría la política monetaria, pero pide cautela

por Carlos Lopez

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El Banco de España opina que una moneda digital emitida por un banco central podría tener “importantes” efectos sobre la transmisión de la política monetaria, si bien pide cautela al respecto debido a la incertidumbre y los riesgos asociados, que considera “significativos”.

Así se desprende de un artículo analítico realizado por el miembro de la dirección general de economía y estadística Galo Nuño, que plantea el debate sobre si los bancos centrales deben adaptarse a la demanda creciente de servicios de pago digitales y emitir su propio dinero digital, que ya se han planteado algunas instituciones como el Banco de Inglaterra, el Banco Popular de China o el Banco de Suecia.

En este sentido, Nuño explica que la emisión de dinero digital por un banco central (CBDC, por sus siglas en inglés) mejoraría la conducción de la política monetaria al mejorar el control de las rentabilidades de mercado a las que se enfrentan los ahorradores y los prestatarios.

En esta línea, la posibilidad de eliminar las restricciones asociadas con la cota cero del tipo de interés es teóricamente “atractiva”, especialmente en un entorno de bajos tipos de interés como es el actual, que se encuentran en mínimos históricos desde 2016.

Esta dificultad que tienen las entidades financieras para establecer remuneraciones negativas, debido a que los agentes podrían retirar sus fondos y ahorrar mediante la acumulación de billetes, marca un límite al posible tono expansivo de la política monetaria en un escenario de tipos en mínimos.

Al contrario, el tipo de interés del CBDC sería el que marcase el ‘suelo’ de los mismos. Esto rompería la actual asimetría –un banco central puede incrementar tipos tanto como desee para combatir las presiones inflacionistas, pero no puede reducirlos muy por debajo de cero en caso de deflación– en la conducción de la política monetaria que se produce en torno a la cota cero de los tipos de interés, permitiendo, en principio, mayores recortes en los tipos nominales en caso necesario.

No obstante, el documento señala que el principal riesgo a la introducción de un CBDC es el tecnológico. En caso de su creación, con carácter no anónimo, basado en una tecnología semejante a la de los medios de pago electrónicos actuales, supondría unos costes importantes en términos de infraestructura y de requerimientos operativos y exigencias normativas.

Del lado contrario, si su creación tendría carácter anónimo, aunque sería menos costoso que el anterior, podría requerir la adaptación de la tecnología de las criptomonedas a un entorno relativamente distinto. Un fallo en cualquiera de los dos escenarios, ya sea fortuito o fruto de un ciberataque, podría ocasionar daños considerables al conjunto de la economía.

También se observa como riesgo el de la estabilidad financiera, ya que un nuevo activo libre de riesgo (especialmente si está remunerado) necesariamente afectaría a la rentabilidad del sector bancario y podría incentivar las retiradas de fondos por parte de los depositantes, sobre todo en episodios de pánico, lo que haría más probable e intenso un posible ‘shock’.

En suma, el organismo presidido por Pablo Hernández de Cos considera que la senda de actuación “más razonable” actualmente es la de una espera vigilante, analizando los avances tecnológicos y sus posibles aplicaciones en los diversos ámbitos de responsabilidad, evitando posibles riesgos sobre sus marcos operativos y monetarios.

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