La semana en los mercados
Hace un tiempo se publicó esta encuesta realizada en diferentes países en la que se pedía que se respondiera a la pregunta: ¿Vivimos mejor que hace 50 años?
Es una pregunta un tanto absurda porque para poder responderla se debería tener o más de 70 años o poseer unos conocimientos de historia bastante altos. Es decir, las respuestas son directamente impresiones. Y desde un punto de vista objetivo, algunas no parece que sean muy acertadas. Por ejemplo, es normal que los españoles piensen que estamos mejor ahora que en el país atrasado que éramos en los ´60 del siglo pasado y en el que tantas libertades estaban vetadas. También es normal que Vietnam, India, Corea del Sur… países que en aquellos años eran del Tercer Mundo, estén ahora más felices. Sin embargo, que los franceses, los mismos que en 1968 organizaron una revuelta mundialmente famosa por su insatisfacción crean que entonces estaban mejor que ahora llama la atención.
El caso es que es curioso comprobar que hay un porcentaje nada despreciable de la población mundial que vive creyendo que la humanidad ha retrocedido el último medio siglo. Esto tiene muchas implicaciones. Por ejemplo que los avances globales objetivos como la mayor esperanza de vida, la menor mortalidad infantil y la caída de la desnutrición y la malnutrición –de las que en Vietnam y la India saben bastante- no son suficientes para los que viven a mucha distancia de eso. En resumen, que la felicidad –entendida como mayor calidad de vida- del prójimo no nos repercute tanto como la moral social (y esto vale tanto para religiones como para discursos éticos laicos) nos quiere hacer creer. Y no es una crítica, somos como somos y ya está, si no fuéramos así probablemente no podríamos ser felices nunca, agobiados por todos los que no lo son en el mundo. Pero está bien no engañarnos al respecto: lo de amar al prójimo como a uno mismo no deja de ser una utopía.
Sé que es un argumento recurrente desde hace años en el foro el dilucidar si nuestros padres vivían o no mejor que nosotros y nunca se llega a ninguna parte, hay razones para ambas posturas pero realmente no es posible hacer la comparación objetivamente por los cambios sociales y tecnológicos tan fuertes que se han vivido en las últimas décadas. Por ejemplo, ahora es casi imposible tener varios hijos sin dos sueldos en la familia cuando antes con el sueldo del padre era suficiente pero yo sumo lo que me gasto en la educación, la salud y el ocio de mi hija y lo comparo con lo que se gastaba mi padre en mi y en mis hermanos y no hay color. Por eso creo que nunca llegaremos a un consenso.
También podemos deducir de la encuesta que nos cuesta mucho aislarnos de los hechos más inmediatos y esto lo digo sobre todo por el resultado de Brasil. Cuando se hizo esa encuesta en verano del año pasado había una fuerte crisis política en aquel país –aún colea- que había afectado a la economía pero desde luego no es nada comparable a lo dura que era la vida en aquel país hace 50 años bajo la dictadura militar. Brasil ha sido uno de los países que más han mejorado los últimos decenios y el resultado de la encuesta es absolutamente ridículo pero… a los encuestados les preocupaba tanto la situación actual que eso les indujo a primar su pesimismo en un momento de 2017 sobre otros criterios más palpables. Quizás si la misma pregunta se hubiera hecho en la España de hace 5 años también hubiera salido un resultado similar al brasileño. Esta pasión por la inmediatez tampoco es una crítica, es también muy común y es como somos, pero tampoco está mal recordarlo.
Precisamente estos días hemos visto en los mercados esa manía por la inmediatez y su influencia sobre nuestros ánimos y opiniones más allá del escenario global. Muchos de los que se las prometían felices con sus acciones hace un mes, la semana pasada se volvieron ultrapesimistas y en la actual, que algo se ha rebotado (aunque poco en Europa en comparación a Wall Street), vuelven a cambiar de opinión. El caso es que los datos económicos siguen saliendo buenos y la temporada de presentación de resultados empresariales en los EUA está resultando la mejor en muchos años pero como he repetido tantas veces, eso poco tiene que ver con la bolsa ya que las cotizaciones han descontado un panorama tan ultrapositivo que es difícil mantenerlo sin una constante fe en más y más alzas y en un suministro de liquidez que cada vez es menor por la ausencia de la FED en los mercados y el repunte de rentabilidades de la renta fija. Lo mejor de todo esto era la reacción del precio del crudo que con una caída desde máximos que llegó al 15% -tras las últimas subidas la producción norteamericana fue histórica lo que aumenta la oferta-, podía variar sustancialmente las previsiones de una mayor inflación global este año si se mantenía en esos niveles aunque según avanzaba la semana ha rebotado y recortado su caída a menos de un 10%. Menos alegrías aún da el € porque vuelve a acercarse a los 1,25 contra el $ tras algunas sesiones por debajo de 1,23.
Links.
- Compra/ventas de viviendas (dic-2017)
- El Hilo que Hilvana la Vida. Segunda parte: Mantener
- Afiliación a la Seguridad Social (ene-2018)
- El camino a una Unión de Transferencias en Europa by Hans-Werner Sinn
- Volatilidad ≠ Riesgo
- Las ambiciones de modernización de China by Yao Yang
- El momento de la verdad para el Banco de Japón by Takatoshi Ito
- Producción industrial en España (diciembre 2017)
- Situación Cataluña. Primer semestre 2018 – BBVA Research
- Informe de Febrero de CaixaBank Research
Escrito por Droblo el 16 de febrero de 2018 con
36 comentarios.
狗年快乐 – Feliz Año del Perro