Esta semana se cumplen 3 años (y parece que fue hace bien poco) de la primera victoria electoral de Syriza en 2015. Ésta se produjo tras un gobierno de 3 años de “tecnócratas” soportado por una gran coalición entre la derecha y la socialdemocracia, que tuvo que adelantar elecciones ante la ruptura del acuerdo a propósito de la elección de presidente del país. Tsipras ganó las elecciones prometiendo algo que no dependía de él: que iba a conseguir una quita de deuda de los acreedores y más fondos de la UE que iba a gastar como él quisiera, acabando gracias a ello con la etapa de ajustes y recortes. Lo curioso es que por activa y por pasiva la UE había dejado claro que no lo iba a hacer pero los griegos prefirieron creer a su político. El entusiasmo por su victoria llevó a que pocos días después su homólogo ideológico español, Podemos, convocara una gran manifestación en Madrid con el lema “sí se puede”. La realidad es que las negociaciones no fueron como él pensaba y la falta de acuerdo fue deteriorando muy rápidamente la economía griega, que había conseguido el primer avance del PIB en 2014 tras 6 años seguidos de caídas, acelerándose la fuga de capitales que no pudo frenarse hasta que se promulgó un corralito a finales de Junio.
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