Independientemente del fondo de la noticia, que seguramente permitiría conocer las raíces y los matices del asunto, el titular de la misma es bastante llamativo: La cadena alemana Lild despide al gerente de una de sus tiendas por trabajar de más. Por lo visto el hombre entraba antes a su trabajo, sin fichar la entrada hasta su hora reglamentaria, para preparar la apertura de la tienda. La cadena lo ha despedido porque considera que eso forma parte de los “incumplimientos laborales muy graves”, debido a temas relacionados con la seguridad laboral. Además, la empresa argumenta que ha recibido quejas de sus compañeros porque les invitaba a trabajar también más horas, y dado su puesto de gerente, esta invitación podía ser mal interpretada.
Y ya que de empleo se trata, se puede decir que el resultado de la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre sigue dando resultados esperanzadores. Tanto es así, que el número total de desempleados se sitúa en 3.731.700 (el dato más bajo desde el cuarto trimestre de 2008) y el de ocupados en 19.049.200. No se superaba esta cifra desde el tercer trimestre de 2009. Con estos números, el resultado es que la tasa de paro desciende hasta el 16,38%.
Evidentemente, en estos resultados se evidencian los datos correspondientes a la temporada turística, una de las mejores de todos los tiempos. Es por eso que los servicios fueron los principales responsables del tirón del empleo con 236.400 ocupados más, seguidos a gran distancia por la industria (34.100) y la construcción (21.000). Por el contrario, la agricultura destruyó puestos de trabajo, con 55.500 ocupados menos.
Pero mirando un poco más detenidamente, de los 216.400 nuevos asalariados del tercer trimestre, 148.900 lo han sido con contrato temporal, mientras que el 31,19% (67.500) han firmado contrato indefinido. Esto significa que la tasa de temporalidad se sitúa en el 27,38%, tras subir 57 centésimas entre julio y septiembre, algo habitual en este trimestre por los contratos ligados a la campaña estival.
Par los sindicatos mayoritarios, los datos demuestran que la recuperación del empleo viene acompañada de más temporalidad y precariedad, al estar basada en “actividades temporales y de baja calidad”. Por otro lado, sigue persistiendo el problema del paro estructural, que sigue afectando a casi 1,4 millones de personas (36,5% del total de parados), las cuales llevan más de dos años a la espera de un empleo. Esto significa que, a pesar de la mejora, “amplios sectores de la población siguen sin beneficiarse de la recuperación económica y soportan niveles inaceptables de desigualdad, pobreza y bajos salarios”.
Aun a pesar de estas críticas, conviene recalcar que en esta ocasión los colectivos por edades más beneficiados de esta creación de empleo han sido precisamente los más necesitados: por un lado, los jóvenes (con 137.900 empleos) y, por otro los mayores de 55 años (con 39.800), dándose además la circunstancia de que los hogares con todos sus miembros en paro bajaron en 83.700 en el tercer trimestre, hasta situarse en 1.193.900, su cifra más baja desde el tercer trimestre de 2009. De este modo, el descenso de hogares en esta circunstancia se sitúa en 244.400 desde principio de año, lo que constituye una mejora, a pesar de la precariedad que pueda tener este empleo.
Más preocupante es, sin embargo, el aspecto relacionado con la desigualdad. Teniendo en cuenta que hablamos de salarios que no llegan a los 1.000 euros brutos de media, resulta que una familia no puede mantenerse con un solo miembro de la misma trabajando, ya que un solo sueldo no basta. Esto es algo que aun escandaliza a nuestros mayores ya que hasta los años 80, el sueldo de una sola persona era capaz de afrontar los gastos de un hogar, incluida la hipoteca y la educación de los hijos.
Es por eso que se hable de una degradación estructural del mercado laboral, reflejada en un aumento de los índices de desigualdad escalofriantes. Mientras que para la media de la OCDE entre 2007 y 2014 la desigualdad ha permanecido prácticamente sin cambios, España es el país donde más ha crecido, de hecho se ha doblado en 12 años, debido, sobre todo, a la proliferación de la política de salarios bajos, fórmula que parece ser la única capaz de generar empleo en nuestro país.
En este sentido, la Comisión Europea, en su informe España 2.017 (PDF) alerta de los altos índices de desigualdad, pobreza y exclusión social, indicando que el porcentaje de personas en riesgo de exclusión social, aunque ha disminuido (rondando el 28%) es todavía superior al del 2.008 y, desde luego, mucho mayor al de la media europea. Y este dato se agrava cuando se descubre que un buen número de estas personas en riesgo son trabajadores con contrato en vigor. Representan a familias cuyo sueldo no les alcanza para llegar a fin de mes. El resultado de estas cifras es que cerca del 35% de los niños viven en hogares que tienen problemas para llegar a fin de mes.
Las soluciones, como el propio informe indica, obvias, pero que conllevan un ingente trabajo:
- Ayudas a estas familias realizando un esfuerzo en la coordinación entre servicios públicos de empleo y servicios sociales (casi nada, coordinación entre Administración Central, Autonómica y Local).
- Planes de formación y reforma educativa para acabar con la bolsa de trabajadores poco cualificados que engordan las cifras del paro mientras que las empresas siguen demandando perfiles que apenas existen.
- Mayor coordinación entre Autonomías y Administración central para llevar a cabo políticas efectivas de I+D; en este sentido, acabar con los obstáculos en la colaboración entre universidad y empresa sería de gran ayuda, para acabar con la lacra de universitarios emigrando o en paro.
- Disminuir los costes medios de puesta en marcha de las empresas en España. Éstos son superiores a los de la mayoría de los Estados miembros de Europa y varían sustancialmente entre las distintas Comunidades Autónomas.