A principios de año escribí por aquí un artículo titulado “8 experimentos sobre renta básica universal que se están realizando ahora” y de los 8 quizás el que más expectación levantó fue el de Finlandia ya que quizás era el más serio y para la gente más seria (los Finlandeses). Todavía es pronto para sacar conclusiones pero me interesaba conocer que tal estaba funcionando el experimento, así que me puse a investigar como yo bien sé. Buscando en Google. Y me encontré con un artículo de Bloomberg que lo analizaba.
Primero recordemos en que consistía el experimento. A un grupo de 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años se les paga 560€ mensuales independientemente de si encontraban trabajo o no. Con la intención de conocer si realmente merece la pena y si incita a la búsqueda de empleo y formación o por el contrario, a la pereza..
El economista jefe del SAK (La Organización Central de Sindicatos Finlandeses) lo resume muy bien.
El experimento de ingresos básicos de Finlandia es inviable, antieconómico y en última instancia inútil. Además, sólo alentará a algunas personas a trabajar menos.
Creemos que la política social va en la dirección equivocada
Según ellos, el experimento de dos años fallará en los social, por otro lado el impacto económico que esta medida tendría si se expandiese a toda la población aumentaría el déficit público en un 5%. Por otro lado, generaría tensiones inflacionistas ya que acabaría con los puestos de trabajo que nadie quiere.
Esta misma semana en El Confidencial escribían sobre las diferencias entre la renta básica universal y la renta de inserción, un concepto en apariencia similar pero con unos matices que la hacen muy interesante.
De un lado, la propuesta de renta básica universal conectaría bajo ciertos supuestos con una filosofía de corte compasivo que concibe el Estado como algo ajeno al devenir de los mercados —en particular el del trabajo— y la establece como un modo de moderna institución benéfica que aborda los aspectos más execrables de la indigencia en una sociedad de individuos libres
De otro, el concepto de renta de inserción vincula la percepción de un beneficio estatal, monetario o en especie, a la vinculación del beneficiario con el mercado laboral a través del requisito de búsqueda activa de empleo. La perspectiva cambia aquí de forma radical, instituyéndose una suerte de derecho al trabajo para todos los ciudadanos y, por tanto, ayudando por parte del Estado, garante de los derechos subjetivos de las personas, a los que de modo circunstancial o temporal no encuentran un empleo en el que desarrollar sus capacidades.
La primera anticipa un escenario de indigentes nutridos y resulta muchas veces acompañada de otras medidas como el denominado complemento salarial, que vendría a sustituir el papel del salario mínimo, una institución absolutamente inconveniente para los defensores de estas ideas. La segunda, desde una perspectiva vinculada al trabajo como fuente de ciudadanía, ancla su visión en el derecho a un empleo digno para todos los ciudadanos y en la presunción, bien fundada en la historia económica moderna, de que no hay democracias duraderas sin un profundo compromiso de sus instituciones con el pleno empleo.
No obstante Kela, la institución encargada de llevar a cabo el experimento, dice que no emitirá ningún resultado hasta que termine el experimento dentro de dos años.
Hasta entonces seguiremos especulando con sus resultados, de momento el único país que ha dado un paso serio para implantarlo fue Suiza que en Junio del año pasado realizó un referendum para implantar una renta básica de 2.250€ mensuales y fue rechazado por el 78% de los votantes.
Estos Suizos son gente muy rara.