Cuando yo era más más joven la partida que más gasto se llevaba de mi presupuesto mensual era la de categoría ocio, principalmente en CDs de música, DVDs y algún que otro videojuego. En el caso de la música soy de los que piensan que el CD jamás alcanzó el encanto de los vinilos con esas portadas tan chulas y grandes, ese tacto, esa sensación… Tenía algo de fetichismo, como toda mi relación con el ocio. Me gusta ver pelis y escuchar música, pero también me gusta tenerlos físicamente y coleccionarlos. Es lo que se llevaba antes, quizás a los “milenians” les parezca raro, pero para algunos nos sigue pareciendo más romántico una cinta TDK regrabada y escrita a rotulador que cualquier mp3 del itunes.
Ahora el consumo en ocio seguramente probablemente sea muy similar en cuanto a gasto, la gente sigue comprando música, pelis y videojuegos. Los consumen pero ya no los tienen. Realmente es más sensato la utilización de servicios como Spotify que la compra de un CD, de hecho es lo que yo hago ahora. Y es una tendencia a la que iremos en muchos más aspectos, por ejemplo en otros países ocurre esto con la vivienda, no la tienen la alquilan. Que raros son ¿no?
El título de este artículo es la traducción de uno que escribió la parlamentaria danesa Ida Auken e intenta echar una mirada al futuro, un futuro que al contrario de como solemos imaginarlo es bueno. En donde la tecnología y la colaboración entre las personas están para hacer de la vida algo mejor. Os lo resumo porque me parece una bonita inyección de optimismo alejado de los mundos distópicos que siempre nos ofrecen las películas.
Bienvenido al año 2030. Bienvenido a mi ciudad – o debería decir, “nuestra ciudad”. No soy dueño de nada. No tengo coche. No soy dueño de una casa. No poseo electrodomésticos ni ropa.
Puede parecerte extraño pero para nosotros tiene mucho sentido esta ciudad. Todo lo que consideras un producto, se ha convertido en un servicio. Tenemos acceso al transporte, alojamiento, comida y todas las cosas que necesitamos en nuestra vida diaria.
La revolución comenzó con la comunicación que se digitalizó y fue gratuíta para todos. Después pasó lo mismo con la energía límpia y a partir de ahí todo se aceleró. El transporte cayó dramáticamente en precio. Empezamos a transportarnos de una manera mucho más organizada y coordinada cuando el transporte público se hizo más fácil, más rápido y más cómodo que el coche.
En nuestra ciudad no pagamos ningún alquiler, porque alguien está usando nuestro espacio libre cuando no lo necesitamos. Mi sala de estar se utiliza para reuniones de negocios cuando no estoy allí. De vez en cuando me gusta cocinar para mí mismo y cuando lo hago el equipo de cocina necesario llega a mi puerta en cuestión de minutos. Desde que el transporte se hizo libre, dejamos de tener todas esas cosas en nuestra casa. ¿Para qué necesito una máquina de hacer pasta en mi casa si solo la uso una vez al mes y ocupa mucho? Cuando los productos se convierten en servicios, nadie tiene interés en cosas con una vida útil corta.
¿Compras? Realmente no puedo recordar lo que es. Para la mayoría de nosotros, se ha convertido en la elección de las cosas a utilizar. A veces me parece divertido pero otras sólo quiero que el algoritmo lo haga por mí. Conoce mejor mi gusto que yo mismo.
Si hay algo que me molesta es el hecho de que no tengo verdadera privacidad. Sé que, en algún lugar, todo lo que hago, pienso y sueño de se registra. Sólo espero que nadie lo use contra mi. Aunque en general es una buena vida.