China tiene un PIB casi 5 veces superior al británico y sin embargo la cuota del Reino Unido en el FMI es del 4.51% y la de China del 4%. Sí, es cierto que si miramos los datos de China en relación a su inmensa población es un país que está muy alejado de las grandes potencias pero su peso en el PIB mundial es enorme para el escaso poder que tiene en unas instituciones que nacieron (1944) cuando se subestimaba el crecimiento económico que potencias no-occidentales iban a alcanzar. Con el Banco Mundial, brazo financiero de la ONU que teóricamente se dedica a ayudar con sus créditos a países en desarrollo, ocurre lo mismo: tiene 3 veces más poder de voto Japón, con un PIB inferior, que China.
No voy a entrar en los métodos por los que se asignan estas cuotas y en si son justos o injustos pero es compresible que China y la India, países que no son ricos pero que son muy poderosos por su población y la importancia de su PIB en el total mundial, se sientan infrarrepresentados en estas organizaciones supranacionales. En el caso chino además, estamos ante un país que maneja un gran exceso de capital del que carecen otros. Gracias a sus 3,8 billones de dólares en reservas de divisas, China se ha erigido en el principal proveedor de financiación a escala mundial de los países en desarrollo. El Banco de Desarrollo de China ya concede más préstamos que el propio Banco Mundial. También hay cierto recelo en China por el protagonismo de los EUA que excluyó a China de su acuerdo de Asociación Transpacífico.
Esa legítima lucha por un mayor protagonismo internacional ha llevado a China a participar en otras organizaciones como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) fundada en 1996 con la intención de cooperar económica y culturalmente con los otros miembros (Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán a los que se sumó Uzbekistán en 2001). Los estados miembros cubren un área de más de 30 millones de km2, cerca de tres quintas partes de Eurasia y con una población de más de1500 millones, más de una quinta parte del total mundial. Sus idiomas de trabajo son el chino y el ruso. La SCO recoge en su carta fundacional que no es una alianza hecha contra otras naciones o regiones y que se adhiere el principio de transparencia pero muchos analistas y observadores consideran que uno de sus objetivos fundacionales es servir de contrapeso a la OTAN y los EE.UU y evitar conflictos bélicos en la región que pudiera servir de excusa a la intervención occidental. Ya hay solicitudes de adhesión de India y Pakistán que se trataron en la última reunión de julio. Además, China es el principal socio comercial de laASEAN.
El acercamiento ruso y chino se ha acelerado tras las sanciones occidentales al primero. Por eso China se ha acercado a la Eurasian Economic Union (una organización dominada por Rusia que busca servir de puente comercial entre Europa y Asia) pero sobre todo con el proyecto “Ruta de la Seda” por el que China –principal financiador- intenta conseguir una ruta comercial terrestre hacia el mercado europeo –la línea ferroviaria Yiwu/Madrid que comenté el viernes es uno de sus logros- con la colaboración rusa y acuerdos bilaterales energéticos, comerciales y financieros. Sin embargo no parece tener interés en acercarse a la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (también dominado por Rusia) dado su carácter militar lo que demuestra, a mi juicio, que su interés es claramente económico.
Los BRICS –término acuñado en 2001 por un economista para referirse a los grandes emergentes- no son una organización en sí aunque desde 2009 ha habido reuniones entre sus miembros (Brasil, Rusia, India, China y últimamente Sudáfrica) en las que insisten al FMI y al Banco Mundial en aumentar su protagonismo sin demasiado éxito. Quizás por ello han creado elNDB (New Development Bank BRICS) para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo.El NDB tendrá un capital inicial de 50.000 millones de dólares contribuidos por los cinco miembros a partes iguales y con derecho de votos iguales entre los cinco pero han acordado crear un fondo de reserva de divisas de 100.000 millones de dólares con otro reparto: China ha prometido 41.000 millones y Brasil, India y Rusia contribuirán con 18.000 millones de dólares cada uno mientras Sudáfrica pondrá 5.000 millones. De nuevo parece que China será quien mande…
Antes que el NDB, China inspiró la creación (el año pasado aunque su realidad ejecutiva llegará a finales de 2015) del Banco Asiático de Inversión para Infraestructura, mucho más ambicioso. Aunque aún se están discutiendo sus términos y miembros (además de países asiáticos, hay europeos – incluida España– y americanos aunque no están ni Japón ni los EUA), si se estableciera una cuota por el PIB de cada uno eso daría muchísimo poder a China. Sin duda es su apuesta más ambiciosa. Cuando empiece a funcionar podremos juzgar si la alternativa china tiene capacidad de eclipsar al FMI y al Banco Mundial y sobre todo, de saber si el cambio es a mejor. Tampoco podemos decidir, sólo nos queda el recurso de opinar a quién preferimos en la cúspide del poder económico mundial y si acaso, resaltar la torpeza de los EUA que no han sabido dar a China el peso que se merecía en las actuales organizaciones empujándolas con ese error a liderar otras nuevas.