Rescato del archivo de “Microsiervos” una interesante noticia que empezaba así.
Al parecer unos científicos japoneses de los ATR Computational Neuroscience Laboratories han conseguido desarrollar una nueva tecnología de análisis cerebral digna de película de ciencia ficción. El sistema permite reconstruir las imágenes que nuestro cerebro está «viendo» y reproducirlas en un monitor de vídeo
Termina el artículo diciendo que de momento sólo funciona con imágenes en blanco y negro, pero los investigadores creen que podría funcionar también en color, y que en unos diez años podría proporcionar algo así como «la posibilidad de leer los pensamientos de una persona con cierto grado de precisión»
Desafortunadamente, una cosa es lo que pasa por el cerebro de la gente y otra es lo que esta acaba haciendo. Hoy nos toca hablar de una rama económica relativamente nueva, la de los economistas conductuales, que son aquellos que estudian el papel de la psicología en la toma de decisiones económicas.
Actualmente son muchos los científicos de todas las ramas peleando por entender el porqué de la caída tan rápida y fuerte de la economía mundial. Sus ideas se refuerzan en las teorías de los neurólogos, quienes estudian el funcionamiento de ciertas partes del cerebro (concretamente la corteza prefrontal ventromedial VMPFC, por sus siglas en ingles). Un informe publicado en marzo ha demostrado que alguno de los circuitos relacionados con la toma de decisiones del cerebro demostró signos de ilusión monetaria sobre imágenes de un escáner mental. Una parte de la VMPFC se iluminaba en individuos que encontraban una gran cantidad de dinero, incluso si el poder relativo de compra de dicha suma no cambiaba, debido a que los precios también habían aumentado
La iluminación de un punto tras la parte frontal responsable de una mala concepción acerca de las marcas del dinero es solamente un ejemplo de la cada vez mayor sofisticación en una línea de investigación que ha hecho surgir centros cerebrales implicados en las inversiones más primarias o las motivaciones del miedo y la envidia… Un fusión de alta tecnología de la neuroimaginería con la psicología conductual y la economía ha empezado a proporcionar pistas sobre cómo los individuos, y, a una mayor escala, cómo puede decaer una economía en su totalidad. Juntas, estas disciplinas intentan descubrir cómo un sistema económico, construido sobre medidas se seguridad anticolapso, pueden experimentar caídas casi catastróficas.
Los economistas conductualistas que intentan destacar los factores psicologógicos que llevan a las burbujas y a los graves desequilibrios del Mercado son herederos de los psicólogos Tversky y Daniel Kahneman, quienes comenzaron sus estudios en la década de los 70, estudios que cambiaron la noción de los actuadores económicos como robots racionales. Kahneman ganó el Premio Nóbel en Economía en 2002 por su trabajo; Tversy podría haberlo Ganado también si estuviese vivo. Su pionero trabajo se centraba en la ilusión por el dinero y otros factores psicológicos, tal como nuestra tendencia a sentirnos más tristes por perder, por ejemplo, 1000 dólares, que felices por ganar la misma cantidad de dinero.
Un tema unificador de la economía conductual son los impulsos psicológicos irracionales que impulsan las burbujas financieras y las graves caídas que les siguen. Shiller, un especialista en el campo, los denomina “espíritus animales”, una frase utilizada originalmente por el economista John Maynard Keynes- como explicación. El ciclo empresarial, las subidas y bajadas normales de una actividad económica, dependen de un sentido básico y confianza tanto en el negocio como en los consumidores para comprometerse día tras día en los tratados económicos de rutina. La base para la confianza, sin embargo, no se basa siempre en razonamientos racionales. Los espíritus animales, las personas que sienten que sí, que es el momento de comprar un caballo o una acción, hacen que la gente tenga un exceso de confianza y tome las decisiones demasiado rápido durante momentos de bonanza. Estas sensaciones pueden cambiarse rápidamente en pánico al crecer la ansiedad cuando el mercado avanza en otra dirección. La toma de decisiones conducida por la emoción cumplimenta a la base cognitiva, por ejemplo, el hecho de que ilusión por el dinero no tenga en cuenta la inflación, lleva a una pobre lógica en la inversión.
Esperemos que los avances en esta ciencia nos sirva para conocer por qué demonios padecemos estos ciclos económico tan virulentos.