El extraño comportamiento histérico que se produjo hace unas semanas las horas posteriores a los primeros casos de gripe A (o porcina o como quieran denominarla) se olvidó ahora que es considerada oficialmente una pandemia y el viernes pasado -y a pesar de las bajadas en China- Japón rompió con fuerza la resistencia de los 10 mil puntos (por su evolución semanal, fue una falsa ruptura que fue excusa para muchas ventas) y Europa y los EUA siguieron en su aburrido lateral con bajo volumen. El lunes fue China la que subió en Asia pero la fuerte bajada de las commodities, a su vez propiciada por el fortalecimiento del $ tras el G-8, se unió al bajo volumen para provocar un día de fuertes ventas. El martes Japón bajó con mucha fuerza mientras en Europa las bolsas apenas se movieron, incluso a pesar de un muy buen dato de construcción de viviendas en los EUA y del rebote del precio del crudo. Como los EUA bajaron, el miércoles Europa -Asia no- siguió su estela con mayor intensidad y con un síntoma típico de desconfianza bursátil: mejor comportamiento de los valores más defensivos como son las telecos. Y como el miércoles los EUA rebotaron desde niveles clave, Europa el jueves hizo lo mismo -Japón bajó y China rompió máximos anuales- y los EUA subieron gracias a varios datos positivos. En resumen -y con la enésima excepción de China- primera semana bajista en las bolsas tras mucho tiempo que ya ha colocado a los índices europeos en negativo en el mes.
Otro tema: El miedo a la deflación en los EUA está respaldado con datos, como se puede apreciar en estos dos gráficos de precios industriales y de precios al consumidor
Sin embargo estos días está en el ambiente de nuevo el miedo a un posible repunte de la inflación, tanto el G-8 como la FED como el BCE como el otro día la reunión de ministros europeos insistieron en la necesidad de “retirar los estímulos” en cuanto se empiece a salir, dando por hecho que es algo probado y cercano, y que todo el dinero que hay paralizado puede provocar pésimos resultados económicos. Es difícil de creer que entidades tan poco previsoras que han cometido tantísimos errores en los últimos años se estén ahora preocupando por algo tan remoto. Sin embargo el propio gobernador del Banco del Banco de Inglaterra, Mervyn King, ha declarado que “Para que el sistema sea capaz de de prestar dinero en una escala y a un precio que sostenga la recuperación, podríamos tener que inyectar más capital”, concluyendo que aún es pronto para revertir la política monetaria puesta en marcha para afrontar esta crisis. No lo digo yo, lo dice el gobernador del Banco de Inglaterra: hace falta aún más dinero. Y llevamos con esta cantinela casi dos años y seguimos sin ver el fin del pozo.
Enlazando con esto, me ha sorprendido estos días la fortaleza de la libra (en teoría por los datos de inflación en Reino Unido y cierta expectativa de posibles subidas de tipos). Y es curioso porque el principal motivo para la debilidad de la libra -como lo es para el $- no es sólo su enorme deuda pública, es el hecho constatado de haber creado dinero ficticio sin respaldo real. La divisa no deja de ser un activo, y si se imprimen más billetes de los debidos no es sostenible que encima la divisa suba de valor. Es una enorme contradicción, y respecto a esto me quedo con esta frase del ultraliberal J.R.Rallo “Del mismo modo en que los grandes proyectos arquitectónicos serían inviables si cada día se redefiniera sin previo aviso el significado de la palabra metro, el capitalismo se tambalea cuando se juguetea con su unidad de cuenta”. Estoy de acuerdo: O se pretende cambiar este sistema (algo que no parece sea la intención de nadie, al menos de nadie de los que pueden hacerlo) o si se pretende sanar no podemos amenazar la credibilidad del dinero. Con todo, hay que reconocer que al menos al Reino Unido -y encima con la bendición de los mercados- la jugada le está saliendo bien: no tiene miedo de deflación, sus datos inmobiliarios han dejado de empeorar, los datos de paro salen mejores de lo esperado (aunque su tasa sea la mayor en 12 años), como he dicho su moneda se está fortaleciendo, y todo esto con un déficit público brutal y gran parte de la banca intervenida. Repito que yo no estoy de acuerdo pero hay que reconocer que las medidas parecen estar dando resultados a pesar -o gracias a ellas- de lo poco ortodoxas que son, al menos a corto plazo.