Aquí podemos apreciar cómo la cantidad de dinero destinada al ahorro en USA vuelve a subir espectacularmente (máximos de 14 años) con la crisis pero sigue lejos de su media histórica. Y también podemos comprobar la irresponsabilidad de haber llegado a niveles tan bajos -incluso negativos- y cómo podemos relacionarlo con la burbuja especulativa en tantos y tantos activos que ha precedido a esta crisis. Ojalá ésta sirva para que se vuelva a valorar el ahorro…
Sin embargo, el otro día vi esta ilustración de El Roto
Y lo cierto es que economistas y políticos insisten en la misma cantinela: debemos consumir, debemos gastar, la economía depende de nuestra actitud. Y de hecho, el “manual anti-crisis” dice que en momentos de ralentización económica hay que bajar los tipos de interés para desincentivar el ahorro y así promover el consumo y la inversión. La pregunta es, ¿Es esto verdad?
En diciembre de 2007 Evan Davis (comentarista de la BBC) afirmaba:
Durante la última década los americanos han visto crecer su riqueza sin tener que ahorrar. Primero, la cotización de las acciones subió, y cuando dejó de hacerlo en el año 2000, los precios de sus casas empezaron a aumentar. Ello le dio a la gente una sensación de bienestar que parecía justificar el ahorrar menos. Pero ahora, con el declive del mercado inmobiliario, la gente tendrá que ahorrar si quieren llegar a tener una pensión. No podrán sentarse y esperar a que la pensión salga de la nada. Aquí tenemos dos posibilidades:
- Aumentar su ahorro poco a poco hasta alcanzar niveles históricos normales Ello representaría un gran ajuste para la economía mundial. Hay que recordar que EE.UU. representa el 25% del gasto mundial y el gasto de los consumidores estadounidenses supone el 20% de la demanda mundial. El crecimiento del gasto a nivel mundial ha sido impulsado en los últimos años por la reducción del ahorro de los consumidores en EE.UU. Si ahorrasen un 5% más supondría una reducción del 1% en la demanda global.
- O una opción aún menos atractiva para el mundo que es que los estadounidenses decidan compensar lo perdido. Pueden ver como los precios de sus casas caen y pensar “no solo no me estoy haciendo más rico, sino que cada vez soy más pobre”. En ese caso, en lugar de aumentar el ahorro hasta alcanzar niveles normales entorno al 6-7% de su renta, pueden decidir intentar recuperar lo perdido y aumentar su ahorro hasta el 10% o 15%, al menos durante unos pocos años.”
De momento, acertó plenamente y se ha impuesto la primera opción, en los EUA y en el resto del mundo. En España se espera 2009 acabe en una tasa del 13% (porcentualmente el crecimiento será ínfimo en comparación al americano que como se puede apreciar en el gráfico ha crecido un 500% en 2 años y, como comentaba Davis, afecta a la economía global). Con lo que tenemos la siguiente secuencia: Si la crisis sigue empeorando, se generará más desconfianza, eso aumentará aún más el ahorro ya que se reducirá el gasto y la inversión y por lo tanto, agravará la recesión económica. Es pues evidente que con nuestro sistema económico el ahorro es muy negativo para la economía global y si sigue creciendo la negatividad en el crecimiento mundial irá al alza.
Pero para la economía de cada uno, no sólo es bueno, es lo más aconsejable por muchas razones, algunas muy obvias, que se pueden resumir en una sola frase: es lo más prudente en un contexto de inestabilidad laboral y precios a la baja. ¿Cómo entonces conjugar ambas posturas?
Lo primero que hay que aclarar es que esta confrontación de intereses es algo muy común en nuestra sociedad ya que -generalizando- el empleado quiere conseguir más sueldo trabajando menos mientras el empresario quiere que el empleado trabaje más ganando menos y el ciudadano quiere pagar menos contribuciones (incluso por hacerlo se ata a productos de tan dudosa rentabilidad como los planes de pensiones) mientras el estado quiere ingresar más impuestos (tanto el central como el autonómico como el municipal)…es decir, los intereses individuales no tienen por qué coincidir con los generales y no por eso no funciona nuestro sistema económico. En el caso que nos ocupa, se puede aumentar el ahorro, intentar reducir deuda y seguir consumiendo (en el término medio esta la virtud y es fácil reducir gastos innecesarios), y ayudarnos a nosotros primero sin dejar por ello de ser actores de una posible recuperación económica.
Lo segundo es que los que animan al consumo (y aunque no lo digan abiertamente, critican el ahorro y lo intentan desincentivar como los bancos centrales con sus rebajas de tipos) parecen olvidar que la extrema gravedad de esta crisis, lo que lleva a muchos a compararla con la Gran Depresión, es la crisis bancaria, el “credit crunch” que ha provocado que el valor de los activos de muchas entidades financieras no sea suficiente para cubrir sus necesidades de efectivo. Por supuesto la mejor solución sería que esos activos subieran de precio, algo que ocurriría con más demanda, algo que no ocurre si todos ahorramos en lugar de gastar. Cierto, pero también es verosímil creer que nuestros ahorros están mayoritariamente en esos bancos cuya principal fuente real de efectivo (no me valen las subastas de BCE y la FED) son nuestros ingresos, nuestras reducciones de deudas hipotecarias y nuestro menor afán por solicitar créditos ya que hemos reducido el consumo.
Así que a quienes nos critican por ahorrar podemos decirles que estamos ayudando a los bancos a sobrevivir, algo que debe ser muy positivo dado que todos los gobiernos del mundo lo hacen, y a los que nos critican por gastar podemos argumentarles que estamos evitando que crezca el paro, algo que es muy positivo aunque para algunos gobiernos sea algo secundario…el caso es que si alguien nos quiere criticar, siempre encontrará argumentos.