El puenting lo inventó a principios de los 70 un escalador alemán que conectó una cuerda en uno de los puentes que cruzan el río Les Usses (Francia) y saltó desde el otro. Sin duda las sensaciones del puenting tienen que ser bastante fuertes, más incluso que las de tirarse en paracaidas ya que al tener la referencia del suelo más cerca experimentamos mayor velocidad lo cual nos hace descargar más adrenalina. No lo he practicado nunca ni creo que lo haga. El miedo a la altura me parece una ventaja evolutiva y no pienso luchar contra ella. No obstante aquellos que lo han probado, una vez superado ese miedo repiten siempre que pueden.
En lo laboral, tenemos otro miedo similar al que se tiene antes de lanzarse desde un puente y es el miedo a perder el trabajo, sobretodo en días como estosm pero al igual que muchos saltadores que se ven paralizados durante los primeros segundos del salto, una vez realizado este, se sienten completamente liberados. Hay muchas veces que es menos estresante perder el trabajo que permanecer en él. Al menos eso es lo que nos cuenta un reciente estudio de la universidad de Cambridge.
Los datos sugieren que los trabajadores que se sienten inseguros en su trabajo, muestran similares niveles de ansiedad y depresión que aquellos que están desempleados. Con la diferencia de que una persona recien despedida podría salir de esta situación en unos seis meses momento en el cual mejoraría, mientras que el estado mental de las personas que están perpétuamente preocupadas por su trabajo continúa deteriorándose más y más.
La razón de este comportamiento radica en la tendencia que tenemos a sobreestimar los efectos de situaciones negativas. Muchas veces sufrimos más pensando en lo que puede ocurrir, que cuando ya está pasando lo que tanto temíamos.
Quizás la mejor muestra de esto es la reducción del absentismo laboral que se ha producido estos meses.