A veces utilizamos ciertas palabras erróneamente o sin saber muy bien que significan, por ejemplo “Bizarro” que lo solemos utilizar para referirnos a algo raro o extravagante cuando en verdad veamos lo que significa tal y como nos cuenta la Real Academia de la Lengua Española:
bizarro, rra.
(De it. bizzarro, iracundo).
1. adj. valiente (‖ esforzado).
2. adj. Generoso, lucido, espléndido.
Así que cuidado cuando llamamos a alguien bizarro ya que sin querer, le estamos soltando un piropo. Seguramente la confusión viene de que en inglés raro se traduce como bizzare y claro, con la cantidad de cosas raras que hay por la web es normal que nos confundamos.
Otro ejemplo es “Positivista” que lo solemos utilizar como adjetivo a las personas optimistas, el diccionario nos vuelve a sorprender (en esta caso, positivista es perteneciente o relativo al positivismo):
positivismo.
1. m. Tendencia a valorar preferentemente los aspectos materiales de la realidad.
2. m. Afición excesiva a comodidades y goces materiales.
3. m. Actitud práctica.
4. m. Sistema filosófico que admite únicamente el método experimental y rechaza toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto.
Está claro, cuando alguien os dice que seáis positivistas, en el fondo lo que os dicen es que consumáis más, que es jústamente lo contrario que ocurre ahora. Claro, es lógico, al final el positivismo acaba con nuestro pesimismo…
Un caso no tan extremo es el de “Productividad” ya que cuando hablamos de ella solemos aplicarla exclusivamente al individuo, y enseguida la relacionamos la baja productividad española con los cafés que tomamos, los cigarrillos que fumamos o las siesta que se echa el jefe. Así que la pregunta es ¿Cuales son las causas de la baja productividad de nuestro país? ¿Tan malo es el café de las 11?.
Sobre el nivel de productividad influyen una serie de factores, entre los que se encuentran la calidad del capital humano (cuanta mayor formación-habilidades de los trabajadores, mayor producción por hora), el capital invertido por empleado, la innovación (tanto tecnológica como no tecnológica), la investigación y desarrollo científico-tecnológico, las características de la maquinaria y equipo, la utilización de la capacidad instalada o la producción y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), entre otros. Como véis, el “factor café” es muy pequeño en la ecuación total.
El problema de España es que su PIB ha crecido estos últimos años no gracias a una mayor productividad si no al incremento de su fuerza laboral, principalmente con mano de obra barata. Para que os hagáis una idea, la producción española por hora trabajada es un 24% menor que la de Estados Unidos y un 12% menor que la de la Eurozona. Aquí, tenéis un excelente documento que profundiza más sobre el tema, del cual destaco y resumo el siguiente párrafo:
Veamos cuales son las causas del escaso crecimiento de la productividad española:
- Estructura de la economía española: Con un peso muy elevado en la construcción y ramas de actividad que históricamente han presentado avances más reducidos en la eficiencia productiva.
- Escaso tamaño empresarial: La estructura productiva española está más inclinada hacia las microempresas que la media de la OCDE. Un menor tamaño empresarial repercute negativamente en la capacidad de asimilar y desarrollar nuevos conocimientos e innovaciones, y repercute en una menor utilización de las economías de escala.
- Reducida inversión en las Tecnologías de la informaicón y en conocimiento. Su uso en el proceso productivo ayuda a ganar cuota de mercado a costa de las empresas menos productivas.
- Insuficiente calidad del capital humano. Motivado principalmente por la masiva entrada de inmigrantes con un nivel educativo medio menor a la media española.
- Desajustes entre la oferta y la demanda de empleo. Los contratos laborales temporales no otorgan incentivos a los empresarios para mejorar la formación, y por tanto
productividad, de los trabajadores.
Claro, que la administración pública tampoco se salva de esto, el más claro ejemplo lo tenemos en la Justicia Española en donde la productividad de los Jueces está completamente parada por culpa del poco desarrollo tecnológico que tiene.
Así que tras este ladrillo, espero que quede más claro cual es uno de los retos de la economía española una vez que el chollo de la construcción se nos ha acabado.