El 20 de Junio de 1963, poco después de la crisis de los misiles en Cuba, que estuvo a punto de provocar la tercera guerra mundial, los Estados Unidos y Rusia a viendo la necesidad de mantener comunicaciones fluídas decidieron crear una línea telefónica directa que enlazase a Washington con Moscú. Para evitar los malentendidos verbales, se dicidió que dicha línea fuese sólamente de comunicación escrita. Se utilizó por primera vez en el 67 durante la guerra de los seis días entre Israel y Egipto.
En los 70 se modernizó con la utilización de comunicación verbal mediante dos satélites, uno americano y otro ruso, desde 1986 la línea permite intecarmbiar velozmente un gran número de documentos, incluyendo fotos como así ha ocurrido durante la guerra de Irak.
Como véis, un simple mecanismo de comunicación directa y clara nos ha podido librar de un holocausto nuclear, la idea es tan atractiva que actualmente India y Pakistan tienen otro “teléfono” de este tipo, ya que ambas son potencias nucleares y tienen un conflicto por la región de Cachemira.
Hace exactamente un año, otro teléfono que comunicaba un banco con una inmobiliaria recibió una fatídica llamada que tiñó de rojo el mercado inmobiliario español.
“Aquella llamada a su teléfono móvil marcó el principio del caos en todo el sector inmobiliario español. Al finalizar aquella conversación, nos adentramos en terra incognita”. Estas palabras, pronunciadas por un ex consejero de la inmobiliaria Colonial, hacen referencia al ultimátum realizado por un alto ejecutivo de una de las principales entidades financieras españolas al presidente de Colonial, Luis Portillo, pocos días antes de la Nochevieja de 2007, hace exactamente un año.
Como si se tratase de una nueva crisis de los misiles en Cuba, se lanzó un ultimatum en el que el banco exigía a Colonial presentar avales personales para la enorme deuda que había suscrito para comprar acciones de la compañía. Dos días después la empresda valía un 37% en bolsa.
En la medianoche del 28 al 29 de diciembre de 2007, la cabeza del presidente de Colonial, el Luis XVI del ladrillo, rodó por el patíbulo de la crisis, poniendo punto y final a la época versallesca del sector inmobiliario.
Cuarenta y ocho horas después, en el día de Nochevieja, EXPANSIÓN informaba del inicio del proceso de venta de la primera inmobiliaria española, que se prolongaría hasta el verano de 2008.
La misma historia se ha repetido en más empresas del sector, llegaba el día de avalar las enormes deudas contraídas en la época de bonanza, sus activos no eran suficientes. La lista es larga e incluye a los que fueron pesos pesados de la bolsa española: Metrovacesa, Fadesa, Habitat, Tremón, Cosmani, Lábaro y muchas más que llegaron a perder entorno a un 80% de su valor bursátil.
El desenlace está cerca y no pinta muy halagueño.
Las principales consultoras trabajan ya en la tasación de los activos inmobiliarios que se adjuntará en las cuentas de resultados anuales de las empresas a partir de enero. Hay unanimidad entre todas las consultoras: la caída del valor de los activos, particularmente las viviendas, alcanza, de momento, un 30%, mucho más de lo que indican unas estadísticas oficiales que nadie cree. Se desconoce si la caída ha tocado fondo.
Así es, vemos que el tener una comunicación fluída con “el enemigo” es crítico para los periodos de guerra y mientras tanto el ministerio de vivienda en vez de ofrecernos una línea de alta calidad nos da unas estadísticas de lo más dudosas. Estaremos atentos a dicho estudio que se publica hoy y veremos si por fín han decidido actualizar su teléfono.