Ayer un rumor falso hundió las acciones de United Airlines en USA hasta hacerlas perder un 76% en minutos (algunas informaciones comentaron bajadas del 99% pero esto fue un error de agencias). Dio igual que la compañía lo desmintiera. Estamos hablando de una compañía de servicios de tamaño medio que emplea a 55 mil personas. Afortunadamente, el precio de las acciones remontó y cerró perdiendo “sólo” poco más de un 11%.
¿Es normal que se le de tanto crédito a un rumor, a una noticia falsa, a que se ignore el desmentido oficial de la empresa? No debería serlo pero si recordamos todas las declaraciones que se hicieron por dirigentes, controladores, políticos, agencias de calificación, brokers, reguladores… antes de la quiebra de Bear Stearns y del colapso de Fannie Mae y Freddie Mac, ¿Es descabellado actuar histéricamente ante cualquier duda de la viabilidad de la compañía donde tienes acciones compradas?
Imaginemos por un momento que lo que ha pasado con UAL hubiera pasado con un banco y se comienza a difundir que está en quiebra y que las acciones bajan un 99%: Ante la avalancha de clientes retirando fondos, aunque la noticia fuera 100% falsa, acabaría habiéndose convertido en 100% cierta…
UAL ha podido ser la primera víctima no financiera de esta falta de confianza generalizada. Todo el sistema económico mundial se basa en la confianza: desde el primer peldaño que es el creernos el valor del dinero (al fin y al cabo un trocito de papel) al último, que podría ser el confiar en las cifras económicas macro que publican los gobiernos y bancos centrales. Entremedias hay muchos niveles –cité antes la mayoría- y muchos están en entredicho: ese es un abono perfecto para el miedo y por lo tanto para la volatilidad. Ese es el futuro bursátil que creo nos espera: mucha especulación y muy poca inversión.
¿Y la economía real? Sin confianza no hay créditos y sin créditos, tampoco hay inversión…