Poco se conoce de la historia de la sangría, pero por los ingredientes que tiene y por la costumbre de endulzar el vino, se supone que nació en la zona del Mediterraneo. En cuanto a su preparación hay muchas formas, básicamente depende de lo que uno tenga en la nevera, aunque una buena receta puede ser la siguiente que he encontrado en “Nosotras“:
- 3 melocotones
- 2 naranjas
- 1/2 limón
- 50 gramos de azúcar
- 5 cl de brandy
- 1 y 1/2 litro de vino tinto
- 1 rama de canela
- 1 vaso de zumo de naranja
- 1/2 vaso de zumo de limón
- 1 corteza de limón cortada en espiral
Sin duda una Sangría “peleona” pero de calidad.
Si lo que buscamos, es una sangría en las bolsas los ingredientes son más sencillos:
- Gran número de hipotecas de alto riesgo
- Crisis de confianza
- Parón inmobiliario
- Inflación
- Dólar bajo
- Pesimismo en los consumidores.
- Histeria colectiva en los mercados.
Lo metemos en una coctelera, lo dejamos reposar unos meses, en poco vemos como la mitad de la Bolsa cae más del 20% desde los máximos de noviembre. En este caso, no hace falta investigar mucho para ver de dónde procede esta sangría y conocer el tipo de resaca que nos dejará, concretamente el Gobierno admite que el parón en la construcción costará 300.000 empleos.
Del “aterrizaje suave” que auguraba el Gobierno a la destrucción de 300.000 empleos. El director de la Oficina Económica de Moncloa, David Taguas, señaló ayer que cada vivienda que se deja de construir supone la destrucción de 2,3 puestos de trabajo. Tras clausurar una jornada sobre el sector inmobiliario, Taguas precisó que después del máximo de 700.000 viviendas construidas en 2007, la cifra puede reducirse en más de 150.000 unidades este año, llegando a perderse más de 300.000 empleos.
Si haceis la multiplicación, no salen 300.000, salen 345.000 que no está nada mal.
¿Qué ocurre entonces?. Pasamos de el “efecto riqueza”, aquel mediante el cual nos sentimos más ricos porque nuestros activos valen más y eso nos impulsa a comprar, a un “efecto pobreza” en el cual nuestros activos cada vez valen menos y nos impulsa a no consumir con el consiguiente deterioro de la economía.
Basta con mirar en vuestras cuentas corrientes, es posible que tengais más dinero que hace un año, pero ¿os sentís más ricos?