Hoy es un día difícil en cuanto a noticias económicas ya que viene marcado por “el cese temporal de su convivencia matrimonial” de los duques de Lugo, me puedo imaginar las discusiones en su casa sobre si sale más barato comprar merluza congelada pero está más rica la fresca. ¡Que dificil es el matrimonio cuando a parte compartir amor hay que compartir ingresos y gastos!
Y es que parece ser que el IPC empieza a detectar la subida de precios que todos notamos en nuestro bolsillo desde hace bastante tiempo y vemos como el INE confirma la subida del IPC hasta el 3,6% en octubre por el crudo y los alimentos. La noticia mala es que los precios suben y mucho, sin embargo la noticia buena es que al menos parte se ve reflejado en las estadísticas. Está claro, un petroleo cerca de los 100$ debería disparar todas las alarmas ya que la energía está en todos y cada uno de los productos y servicios que consumimos y por mucho que hablemos de renovables y mucho que nos las anuncien en la tele nuestra dependencia del petroleo es casi total.
En Cotizalia se hacen una pregunta acerca de Invertir en tiempos de crisis que bien podría ser respondida en el artículo de El Economista titulado Alimentos a precio de lujo: oportunidades en la industria agroalimentaria. Ya que puestos a invertir, lo mejor es hacerlo en algo que suba de precio, excepto en el petroleo ya que la subida del crudo beneficia a las empresas y países extractores y no a las empresas cuya actividad principal es la de refinado como es el caso de las que suelen cotizar en bolsa.
Si hablamos de subidas de precios, siempre se acaba hablando de la vivienda y ayer sin ir más lejos Solbes dijo que la vivienda está volviendo a la “normalidad” después de “algunos excesos”.
“¿Lo anormal era aquello o es esto, el que las cosas se vayan corrigiendo?. Yo creo que más bien lo anormal era aquello, ahora lo que estamos es volviendo a una situación de mayor normalidad”, insistió el vicepresidente.
Vale, reconozco que he pegado la frase más laberíntica de su discurso…
Por tanto, ante este panorama tan desolador y negro que una mente tan pesimista como la mía escribe a diario, os dejo una pequeña luz: Los máximos del petróleo comienzan a dañar la demanda, según la AIE. Y es que está claro, cuando te empiezan a tocar las narices subiendo precios, al final uno se harta y deja de comprar. Así que, amigos, esto es posiblemente lo que ocurra, que nos hartemos de que nos tomen el pelo, hagamos un consumo más responsable e inteligente, la demanda se resienta y para atraerla haya que volver a precios más bajos. Esto se llama deflación y nadie la quiere, pero quizás sea necesaria y merecida.