Ya lo hemos comentado alguna vez, lo extraña que ha sido esta crisis hipotecaria y cómo lo que parecía un fenómeno completamente local (americanos con ingresos irregulares) se ha convertido en un problema mundial. Como siempre los ciudadanos normales, seremos quienes paguemos los platos rotos, por ejemplo en Cotizalia nos cuentan que El ciudadano de a pie será el pagano de la crisis: se acabaron las hipotecas a euribor más 0,30.
“Se han acabado las hipotecas con diferenciales ridículos como las que ofrecían hasta ahora muchas entidades”, opina un directivo de un banco de inversión. “Se ha terminado eso de dar créditos por más de lo que valen los pisos y que supongan el 80% del sueldo. O las grandes ofertas por las que el banco corre con todos los gastos si le llevas tu hipoteca”
Además, mencionan otro fenómeno bastante peculiar en nuestro país.
Se acabó el ‘Cayenne para todos’
Lo mismo va a ocurrir con la financiación al consumo, a juicio de los expertos, aunque en este campo la encuesta del BCE todavía no detecta un endurecimiento de las condiciones. “Hasta ahora parecía que regalaban los Porsches Cayenne. Todo el mundo podía comprarse uno, porque cualquier entidad se lo financiaba sin problemas. Y eso no es lo normal, lo normal es lo que se nos avecina ahora”, ironizan en otra entidad.
Como veis, toca poner los piés en el suelo y si los daños finales de esta crisis son los que hemos vivido hasta el momento, bendita crisis ya que permitirá poner las cosas en su sitio y hacer una pequeña purga.
Con tanto gasto y subida de tipos, La tasa de ahorro de los hogares españoles cae cuatro décimas en un año y se sitúa en el 10% de su renta.
Y para terminar una interesante editorial de esas que tantos chorros de tinta (virtuales, claro) dejan en la zona de comentarios Cambio de tercio inmobiliario,
Las inmobiliarias se están rindiendo a la evidencia: las ventas están cayendo y los compradores no se agolpan en las casetas de sus promociones como hace tan sólo unos meses. Ante este panorama, que marca unas nuevas reglas de juego, tímidamente están empezando a ofrecer rebajas del 5% al 10% sobre unos precios que claramente están por encima de lo que el mercado está dispuesto a pagar. Incluso los comerciales más osados aceptan que sea el cliente el que diga cuánto abonaría y, a partir de ahí, negociar.