El turismo en España va bien

Tizo

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La industria turística española celebrará este martes el día mundial del sector con datos positivos como telón del fondo. En el mes de agosto se registraron récords de entrada de turistas extranjeros y de pernoctaciones hoteleras. Es casi el único sector económico que ofrece buenas noticias, aunque no es oro todo lo que reluce: el otoño traerá tormentas y el verano, en clave interna, no fue tan bueno como se esperaba.

En el lado favorable de la balanza, el grado de atractivo que mantienen las costas españolas para sus mejores clientes: alemanes y británicos. Es imposible obviar que los datos se deben, en buena medida, a las turbulencias políticas y sociales en el Norte de África, donde se ubican varios de los principales destinos competidores en el segmento sol y playa. Y la demanda tampoco hubiera sido tal sin el crecimiento del primer trimestre de las economías europeas, un factor que también tiende a diluirse en los próximos meses.

Hay otro detalle alentador: la coyuntura internacional ha favorecido la apertura a nuevos mercados. Tanto julio como agosto registraron un destacado crecimiento en la llegada de rusos y holandeses, dos colectivos, sobre todo el primero, poco asiduos a las costas españolas y cuyas economías hacen prever un crecimiento de los viajes al exterior en los próximos años. Numéricamente, aún están lejos de los alemanes, británicos y franceses, pero petit a petit...

Dato positivo también es la evolución de los precios en el sector. La afluencia de turistas ha permitido aumentarlos, aunque de forma moderada, por lo que la subida no se ha hecho sólo a costa de ofertas, un apartado en el que España no tiene fácil competir, teniendo en cuenta los costes, entre otros los laborales, de lor principales destinos alternativos.

Dicho esto, quedan grandes asuntos por solventar que podrían hacer que los números no sean tan buenos en lo que resta de 2011 y, acaso, los meses siguientes. Se acabó la temporada de sol y playa y las comunidades del norte del país siguen teniendo dificultades para atraer vistantes. Por no mencionar el caso de las ciudades: los registros positivos de Madrid, por ejemplo, se pueden atribuir en gran medida a la visita papal en agosto.

Perfil distinto muestra el comportamiento viajero de los españoles. La demanda interna ha retrocedido en los meses de verano, fiel reflejo de la situación del mercado laboral. Y a colación cabe destacar que el empleo en el sector turístico creció, pero lo hizo en apenas un 0,9 por 100 en los primeros ocho meses del año, esencialmente a base de temporalidad. Por tanto, los datos del turismo son positivos, pero se antojan coyunturales y con menos expectativas de continuidad de lo deseable... por más que, comparados con el resto, merezcan celebración
 
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