‘japonización’ de las economías occidentales

Johngo

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En los mercados se preguntan si se está dando una ‘japonización’ de las economías occidentales

En ambos casos, la gran carga de deuda se traduce en crecimiento lento después de un crac bursátil. La respuesta política a los problemas es confusa y no produce alivio

La gran incógnita para muchos inversores en estos tiempos es una pregunta sobre algo que hubiera sido impensable hace pocos años: ¿Se está convirtiendo Occidente en Japón?
La respuesta a esta pregunta determinará el rumbo futuro de las economías occidentales y también lo que ocurrirá con las acciones y los bonos. Hasta la fecha, la respuesta tentativa es que el mundo desarrollado está siguiendo el camino de Japón porque los bonos gubernamentales están teniendo mucho mejor desempeño que las acciones.
“Este parece un escenario al estilo del de Japón. Estoy más nervioso de lo que he estado nunca antes con respecto a este tema”, dijo Sushil Wadhwani, fundador del fondo de cobertura (hedge fund) que lleva su nombre y ex miembro del comité de Política Monetaria del

Banco de Inglaterra.
El ejemplo más notable de la japonización de países como Estados Unidos, Reino Unido y Alemania puede encontrarse en el costo de endeudamiento de referencia de cada uno. Si se examina un período de 15 años de los bonos a 10 años de estos gobiernos hay un asombroso parecido con la performance de los bonos de Japón desde 1988 a 1996.
Lo que ocurra a partir de ahora será crucial. Desde que los rendimientos japoneses perforaron la barrera de 2% en 1996, nunca subieron por encima de esa marca por un período sostenido. Y uno de los eventos más llamativos en otra semana que fue brutal para los mercados, el jueves pasado los rendimientos sobre los bonos del Tesoro cayeron por debajo de 2% por primera vez desde 1950, aunque se recuperaron levemente para quedar el viernes en 2,08%. Sin embargo, muchos inversores creen que podrían caer aún más, y algunos apuntan a rendimientos de 1,75.

Los que creen que Occidente se está convirtiendo en Japón señalan varios parecidos. En ambos casos, la gran carga de deuda se traduce en crecimiento lento después de un crac bursátil. Y, mientras ocurre todo esto, la respuesta política a los problemas es confusa y hace poco por producir alivio.
“Es evidente que estas comparaciones son válidas. Tenemos exceso de deuda y bancos con activos incobrables que no están amortizando porque de hacerlo serían insolventes. En cambio, buscan diluirlos en un horizonte a varios años”, opinó Jeffrey Gundlach, CEO de la firma estadounidense administradora de fondos DoubleLine.
Andrew Milligan, titular de estrategia global de Standard Life Investments, en Edinburgo, apuntó a ocho características que según él contribuyeron a la inexorable declinación de Japón: derrumbes en el mercado de acciones y el mercado inmobiliario; bancos zombies; deflación; tasas de interés de cero; estancamiento político; mediocre panorama demográfico y alto ratio deuda/PIB.

“Con liviandad, podría decirse que Occidente tiene todos esos componentes”, dijo Milligan, aunque si se estudia cada país individualmente, las comparaciones son menos claras. EE.UU., por ejemplo, tuvo los dos derrumbes de mercado, el estancamiento político y las tasas en cero, pero no tiene deflación ni población declinante.

Otros hablan de una diferencia más fundamental. Jim Reid, estratega de Deutsche Bank, señaló que los problemas de Japón comenzaron cuando el mundo crecía rápidamente, a fines de los 90. Ahora, la mayor parte del mundo occidental está en el mismo bote. Esta puede considerarse una mala noticia, ya que implica que el lastre para el crecimiento global es mayor. Pero también podría proveer una posible –aunque controvertida– salida si todos los países desarrollados simplemente emiten dinero en masa.
 
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