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Johngo

Well-Known Member
Bolsa paulista retrocede en línea con mercados externos

Viernes 24-06-11

Está afectada por la aversión al riesgo en Europa y por la caída del petróleo durante el feriado de Corpus Christi en Brasil.

La bolsa y la moneda de Brasil caían el viernes a media sesión, afectadas por la aversión al riesgo en Europa y por la caída del petróleo durante el feriado de Corpus Christi en Brasil, el jueves.

El índice referencial de la Bolsa de Valores de San Pablo, el Bovespa, cedía 0,14% a 61.106 puntos, con lo que ampliaba la pérdida del 0,37% del miércoles.

El acuerdo entre Grecia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea sobre el plan de austeridad del país para los próximos años no fue suficiente para calmar a los mercados, que ahora miran con nerviosismo el trámite de las medidas fiscales en el Parlamento griego.

La breve suspensión de los negocios con acciones de grandes bancos italianos también perjudicó el apetito por el riesgo.

En la plaza local, las acciones de la petrolera estatal Petrobras perdían 1,38% a 22,94 reales, mientras que las de la petrolera OGX, del conglomerado EBX controlado por el magnate industrial Eike Batista, perdían 1,67%.

Ambos papeles resultaron afectados por la caída del petróleo en Nueva York a su menor nivel desde febrero debido al anuncio de la liberación de reservas por parte de países consumidores.

“Esta noticia tomó al mercado por sorpresa, tanto que los ADR (títulos equivalentes a acciones en Estados Unidos) de Petrobras cayeron bastante ayer (jueves). Es un peso más para el papel”, dijo Rafael Espinoso, estratega de renta variable de CM Capital Markets.

Los títulos del gigante minero Vale, que junto a los de Petrobras son los de mayor liquidez en la bolsa paulista, subían 0,46% a 44,05 reales.

El miércoles después del cierre de los mercados, Vale anunció que quiere lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) estimada en 2.200 millones de reales (1.377 millones de dólares) para sacar de la bolsa las acciones de su unidad de fertilizantes.

El real, en tanto, se debilitaba 0,5%, en línea con el mercado cambiario externo y en un día con bajo volumen de negocios debido al feriado de Corpus Christi.

El real BRBY cotizaba a 1,595/1,597 unidades por dólar en el mercado interbancario, después de cerrar estable el miércoles.

A nivel mundial, el dólar se fortalecía 0,24% ante una cesta de monedas de referencia.
 

Johngo

Well-Known Member
Mercosur, preocupado por invasión china, carece de cohesión para enfrentarla

Los países del Mercosur intentan tomar medidas conjuntas para contrarrestar la invasión de productos chinos a la región, donde el aumento del volumen de mercaderías procedentes del gigante asiático ha sido exponencial en la última década, pero la disparidad de sus mercados dificulta las decisiones.

"Con el excepcional crecimiento de la región (durante 2010), países de fuera buscan vender" y "debemos estudiar mecanismos comunitarios para reequilibrar la situación", afirmó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en la cumbre de mandatarios del bloque en Asunción el pasado miércoles.

Rousseff subrayó que el grupo debe tomar medidas concretas durante la presidencia pro tempore de Uruguay en los próximos seis meses.

El presidente uruguayo, José Mujica, llamó de su lado al grupo a "construir economías complementarias" y crear una "autodefensa" frente al ingreso de productos provenientes del extranjero.

El envión de la discusión fue dado un día antes por el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, quien había declarado que los miembros del Mercosur debe evitar ser "invadidos por productos de países que no tienen a quién vender", como Estados Unidos, los países europeos y asiáticos.

Sin embargo las diferencias de intereses y el tamaño de los mercados que integran el grupo formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, con Bolivia y Chile como asociados externos, hacen difícil la definición de estrategias puntuales para proteger sus economías.

El miércoles los mandatarios se limitaron a destacar que el bloque debe diversificar su oferta de productos a bienes con un mayor nivel de industrialización, y alentar la consolidación de cadenas productivas.

"La idea del Mercosur de tener una política común de defensa comercial está planteada desde la década de 1990. El problema es que es difícil de implementar, porque acordar una salvaguarda común es algo difícil", afirmó a la AFP la economista Lia Valls, del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas.

"Todos se sienten en algunos sectores amenazados por la competencia china", pero no siempre son los mismos ramos en los cuatro países, por lo que plantear salvaguardas a áreas que afectan a Brasil no tiene por qué convenir también a Argentina, ejemplificó.

El gigante chino se ha convertido en los últimos años en el principal socio comercial de la pujante economía brasileña que concentra el 60% de las inversiones chinas en América Latina, desplazando a Estados Unidos.

De hecho, entre 2000 y 2010 el flujo comercial entre ambos países creció un gigantesco 2.345%, cerrando el año pasado en 56.379 millones de dólares.

En materia de importación, en la última década las compras de Brasil a China saltaron de apenas 1.220 millones de dólares a 25.594 millones, según datos oficiales. Esto ha generado el constante reclamo del sector industrial que pide que se proteja la producción nacional.

A su vez, el comercio bilateral de China con Argentina creció 700% durante la última década, a pesar de dificultades generadas por las medidas proteccionistas que aplican ambos países.

Tras la reciente crisis financiera internacional, durante la cual Argentina tomó medidas para proteger sus fábricas y empleos, en 2010 volvió a incrementarse el comercio con China, con un flujo total de 13.100 millones de dólares con un saldo favorable a la nación asiática de 1.854 millones de dólares.

Mientras los componentes de televisores y las partes para motocicletas están en la primera línea de productos chinos importados por Argentina, Brasil se preocupa más por el ingreso de bienes que compitan especialmente con su sector textil, de vestuario y calzado.

"La economía china es extremadamente heterogénea. Existe una vasta economía privada que produce y exporta, que hace a China dominar varios productos en el mundo. Entonces lo que llega a Brasil (y a la región) es sólo una parte de China, que puede ser presentada como un capitalismo de Estado en furiosa competencia", estimó el profesor Antonio Barros de Castro, consultor del Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC), durante un reciente seminario sobre inversiones chinas.

A pesar de pertenecer hace 20 años a una misma unión aduanera, hasta ahora los países del Mercosur enfrentan cada uno por su lado el avance arrollador de la producción china, que no da señales de desaceleración.

"El Mercosur no tiene una coordinación de defensa contra terceros países", iniciativa que por el momento parece que quedará sólo en intención, destacó Valls.
 

Tizo

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Estos son los mejores tiempos de Brasil. El país se ha convertido en líder indiscutible de América Latina y un jugador clave a nivel global. Su economía fue de las primeras en recuperarse con fuerza de la reciente crisis financiera, y desde entonces ha mantenido un crecimiento impresionante. La pobreza se ha reducido drásticamente y la desigualdad de los ingresos está disminuyendo a medida que crece la clase media. Y, gracias al descubrimiento de vastas reservas de petróleo en alta mar, Brasil no sólo se ha vuelto autosuficiente en materia energética, sino que está a punto de convertirse en un importante exportador de petróleo.

Sin embargo, a pesar de todas las buenas noticias, los brasileños deberían preocuparse, porque los buenos tiempos durarán sólo si Brasil aborda una serie de retos crecientes de política económica. Algunos tienen relación con problemas de corto plazo, mientras otros son más bien de mediano plazo.

En el corto plazo, es prevenir el sobrecalentamiento económico: el crecimiento anual del PIB real superó el 10% en 2010, debido a políticas de expansión fiscal y monetaria y a términos de intercambio favorables. Es necesario asegurar que la demanda interna se desacelere a un ritmo más sostenible, para moderar la presión alcista sobre los precios que amenaza la credibilidad del marco de políticas monetarias y objetivos de inflación; de hecho, en abril el índice de inflación al consumidor a 12 meses estuvo por sobre el límite superior de la banda de tolerancia del Banco Central. Asimismo, Brasil tiene que enfriar su recalentado mercado laboral y detener el deterioro de la balanza exterior (que ha oscilado desde un pequeño superávit a un déficit de más del 2% del PIB en los últimos tres años, a pesar de un gran aumento en los términos de intercambio).

Moderar la demanda interna requiere ante todo un ajuste fiscal, ya que más incrementos de las tasas de interés, que ya son relativamente altas, no harían más que impulsar mayores flujos de entrada de capitales, ejerciendo aún más presión al alza sobre el real, que ya está sobrevaluado. Las autoridades han adoptado las primeras medidas para ajustar la política fiscal con el anuncio de importantes recortes en el presupuesto aprobado, pero se estima que, incluso entonces, el gasto del gobierno central aumentará en un 4% en términos reales en 2011 desde su nivel históricamente alto de 2010. Las autoridades están complementando un ajuste fiscal moderado con medidas macroprudenciales de restricción del crédito, las medidas y una serie de controles de capital, en su mayoría basados en impuestos.

A más largo plazo, Brasil se enfrenta a una serie de retos de reforma fiscal. Abordarlos con éxito permitiría al país generar los ahorros necesarios para cumplir con las enormes y crecientes necesidades de inversiones públicas: la expansión de la infraestructura productiva (carreteras, puertos y aeropuertos) con el fin de eliminar graves obstáculos a un crecimiento no inflacionario más rápido, un nivel sin precedentes de futuras inversiones en exploración de petróleo y generación de electricidad, y los próximos eventos deportivos internacionales (la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos) de los que el país será anfitrión en los próximos años.

Brasil también necesita espacio presupuestario para dar cabida a la inversión en infraestructura social, en particular instalaciones de saneamiento básico y atención de salud, con el fin de reducir la incidencia de enfermedades infecciosas. También precisa financiar programas bien focalizados para reducir aún más la pobreza y asegurar el acceso universal a la educación básica, perfeccionar la educación secundaria, con vistas a mejorar las capacidades técnicas de la fuerza de trabajo, y apoyar la investigación e innovación eficientes.

Finalmente, las autoridades de Brasil deberían apuntar a eliminar, o al menos reducir considerablemente, los obstáculos fiscales que existen en la actualidad a la eficiencia y la competitividad.

Entonces, ¿qué reformas fiscales son necesarias para alcanzar estos objetivos?

En primer lugar, Brasil debería adoptar un marco fiscal de mediano plazo que apunte a un camino de disminución gradual de la deuda pública, incluido un compromiso con un ajuste correspondiente de la meta para el superávit presupuestario primario. El cálculo y la publicación sistemática de los indicadores fiscales ajustados cíclicamente ayudaría a mantener la disciplina, promoviendo la rendición de cuentas, al igual que otras mejoras sobre transparencia, especialmente en relación con las operaciones cuasifiscales y los pasivos contingentes del gobierno y las empresas públicas. La creación de un consejo fiscal independiente para examinar las proyecciones oficiales también sería de ayuda para el cumplimiento de las metas fiscales.

En el frente de los ingresos, Brasil debería sustituir el actual impuesto al valor agregado (IVA) de nivel estatal, que está plagado de importantes distorsiones, y los impuestos federales en cascada a las facturaciones con un moderno IVA dual (federal y estatal) al consumo, con una base común y un número muy reducido de tasas. También se debe reducir gradualmente la gran cantidad de impuestos de nómina que actualmente añaden alrededor de un 50% en promedio a los costes laborales, lo que dificulta la competitividad y crea un incentivo importante al empleo informal.

Por el lado del gasto, Brasil necesita una nueva ronda de reformas de las pensiones, lo que es claramente una prioridad, dado el rápido envejecimiento de la población. Las reformas deberán incluir tanto el aumento de la edad de jubilación como los cambios en los beneficios, sobre todo la desvinculación de la pensión mínima con respecto al salario mínimo. Además, se requiere una serie de reformas del funcionariado para mejorar la flexibilidad y aumentar la productividad, mientras que los programas de salud y educación requieren una mayor eficacia en función de los costes.

En resumen, a pesar de las apariencias color de rosa, Brasil claramente se enfrenta a una agenda compleja y, en algunos aspectos, abrumadora, que no cabe esperar que la recién elegida presidenta Dilma Rousseff pueda lograr dentro de su actual mandato. Sin embargo, es importante que el gobierno comience con determinación, seleccionando algunas "victorias rápidas" para ganar credibilidad tanto ante los brasileños como en los mercados globales.

En la actualidad Brasil se beneficia de un entorno externo favorable, una fuerte credibilidad internacional y una prosperidad sin precedentes para segmentos cada vez mayores de la población. Pero esta ventana de oportunidad no debe desperdiciarse si ha de consolidar sus éxitos actuales y desarrollarse con ellos como base.

Teresa Ter-Minassian fue directora del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI. Encabezó las negociaciones del FMI con Brasil a fines de los años 90.
 

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Emergentes: ¿Que economías están en mayor riesgo de recalentamiento?

 
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