¿Hay guerra cambiaria o no hay guerra cambiaria?

Johngo

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....O es un invento de los medios???

(Articulo)
Crecen los temores por un mayor proteccionismo y guerra cambiaria

Por Tom Lauricella y John Lyons
The Wal Street Journal

Crecen las tensiones en los mercados cambiarios internacionales a medida que se calienta la retórica política y los países luchan por proteger a sus exportadores. Los últimos acontecimientos intensifican los temores de que se desaten guerras comerciales dañinas.

Al menos una media docena de países están activamente tratando de reducir el valor de sus monedas. El de más alto perfil es Japón, que intenta detener el alza del yen que desde mayo ha trepado 14%. El Congreso de Estados Unidos considera un proyecto de ley que acusa a China por mantener su moneda artificialmente baja. El presidente del banco central de Brasil, mientras tanto, dijo que el país podría imponer un impuesto a la inversión extranjera en renta fija, que ha contribuido a un alza importante en el real.

En el actual entorno, con muchas economías aún debatiéndose para recuperarse de la crisis financiera global, crece la preocupación por la posibilidad de que los legisladores podrían volverse más agresivos en la defensa de los intereses comerciales de sus países.

El incremento del proteccionismo es "un riesgo muy grande", sostiene Erin Browne, estratega del mercado bursátil en Citigroup.

Los problemas en los mercados cambiarios podrían ser también un tema de discusión en la próxima asamblea del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que se realizará en Wa shington. En ella se reunirán los presidentes de los bancos centrales y funcionarios de los ministerios de Economía.

El gobierno japonés intervino en los mercados cambiarios este mes por primera vez en años. Para contrarrestar el alza del yen, el Banco de Japón vendió unos US$20.000 millones de yenes, en lo que fue considerado el mayor esfuerzo hecho en este sentido en un mismo día.

Japón se sumó a otros países asiáticos emergentes que están combatiendo el alza de sus monedas casi a diario, tales como Taiwán, Corea del Sur y Tailandia. En América Latina, Brasil, Colombia y Perú también han intervenido para combatir el alza de sus respectivas divisas.

En tanto, en EE.UU., las presiones proteccionistas han aumentado, especialmente con respecto a China, que se considera ampliamente que está manteniendo a su moneda, el yuan, en niveles artificialmente bajos para incrementar sus exportaciones y para que a sus habitantes les resulte más caro comprar productos fabricados en el extranjero. Se espera que el jueves, la Cámara de Representantes apruebe una ley que llevaría a las compañías estadounidenses a argumentar que la política cambiaria china constituye un subsidio injusto.

El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo que no descarta una guerra cambiaria y que los funcionarios tanto del Fondo como de los países del G-20 están trabajando activamente para evitar una batalla de devaluaciones competitivas.

Sin embargo, en declaraciones a la prensa, Strauss-Kahn dijo que no cree que exista un riesgo importante de que esa guerra se produzca. "No hay nada bueno que esperar de una intervención", dijo. "La historia muestra que el efecto de ese tipo de intervención no dura por mucho tiempo".

Parte del desafío proviene de que los movimientos en el mercado cambiario que están generando la ira de los bancos centrales y los políticos son impulsados por inversionistas de largo plazo.

Los principales mercados emergentes están atrayendo capital del mundo desarrollado, incrementando la demanda por las monedas locales. Mientras tanto, la inflación está cobrando fuerza en Asia, llevando a tasas de interés más altas. Los inversionistas perciben esos desajustes y están llevando el dinero de Occidente a Oriente, atraídos por los altos retornos.

La retórica más encendida de esta semana provino de Brasil, donde el real ha subido más de 30% contra el dólar a consecuencia de que los inversionistas buscan favorecerse de sus altas tasas de interés. El lunes, el ministro de Finanzas, Guido Mantega, criticó a EE.UU., Japón y otros países ricos que estarían dejando que sus monedas se debiliten para alentar su crecimiento, a costa de otros exportadores como Brasil.



"Estamos en medio de una guerra internacional de tipos de cambio", dijo Mantega. "Esto nos amenaza porque se lleva nuestra competitividad", agregó.

El presidente del banco central de Brasil, que ha estado interviniendo en los mercados cambiarios para frenar el alza del real, fue más circunspecto el martes. "Existe un problema cambiario muy serio que debe ser enfrentado", dijo Henrique de Campos Meirelles. Agregó que subir los impuestos a los flujos de capital es una posibilidad.

El gobierno dice que la tasa de referencia brasileña de 10,75% es necesaria para aplastar la inflación y evitar que la economía más grande de América Latina se sobrecaliente. Pero esas tasas atraen un flujo de inversiones de especuladores que toman prestado en EE.UU. y Japón, donde el dinero está barato, y lo depositan en Brasil. El ingreso de capitales impulsa todavía más al real.

Con las elecciones presidenciales brasileñas fijadas para este domingo, el fortalecimiento de la moneda es el principal problema económico que enfrentará el próximo mandatario.

Fuente:
Crecen los temores por un mayor proteccionismo y guerra cambiaria - WSJ.com
 

droblo

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Desde luego la apreciación del yuan respecto al $ es mínima aunque parezca mucho tras tantos años sin moverse el cambio:
 
01 Oct 2010 11:01 BST EFEDJ ANÁLISIS DIVISAS: La guerra de divisas sólo se puede recrudecer

POR Nicholas Hastings

UNA COLUMNA DE DOW JONES NEWSWIRES

LONDRES (EFE Dow Jones)--Esto es la guerra.

Es probable que las devaluaciones competitivas que se están produciendo en la moneda común en todo el mundo se intensifiquen en las próximas semanas ya que el dólar, así como la mayoría de las otras monedas principales han caído en desgracia.

A pesar de que lo niegue el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, el ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, tenía razón en que se está librando una "guerra internacional en el mercado de divisas".

El conflicto es objeto de discusión entre los ministros de finanzas y bancos centrales y seguirá siendo así porque el debate estará presente en las diversas reuniones previstas para las próximas semanas.

Sin embargo, eso no significa que no se pueda hacer nada al respecto.

La intervención en el mercado de divisas por varios bancos centrales con sede en el Lejano Oriente ha estallado debido a que la recuperación global de la crisis financiera es vacilante y los inversores internacionales han empezado a mirar más allá de las principales economías para buscar mayores rentabilidades.

Este cambio de dirección de fondos hacia mercados emergentes y en desarrollo ha tenido un coste. El aumento de las inversiones extranjeras en las monedas de esos países ha puesto en riesgo su propia recuperación debido a la pérdida de competitividad de sus exportaciones.

No es de extrañar que todos se hayan apresurado a tratar de hacer que sus monedas coticen a la baja. En los últimos días, parece que los bancos centrales de Corea del Sur, India, Malasia, Taiwán, Filipinas y Singapur han entrado en el mercado para vender sus propias monedas frente al dólar.

Y es más que probable que esté por llegar una intervención mucho mayor.

Las razones inmediatas de la caída del dólar no están a punto de desaparecer. Los datos económicos de Estados Unidos siguen apuntando a una recuperación frágil que todavía podría necesitar más medidas de expansión cuantitativa. Sin embargo, hay poco acuerdo en el banco central de cómo proceder.

En otras palabras, es probable que continúe la incertidumbre que ha conducido al dólar hacia abajo en las últimas semanas, sobre todo antes de que la Fed se reúna a principios de noviembre.

La caída del dólar frente a otras monedas del Grupo de los 4 ya ha llevado al Banco de Japón a intervenir para provocar un descenso del yen por primera vez desde principios de 2004. En el caso del Banco Central Europeo, sus advertencias sobre la situación de la zona euro hacen pensar que ciertamente está buscando un retroceso del euro.

Sin embargo, es un cambio más general, desde el G-4 hacia mercados menos desarrollados lo que podría constituir el verdadero problema.

El propio Estados Unidos no está preocupado por la caída del dólar. En todo caso, Washington está bastante satisfecho con el retroceso, en especial, mientras China se niega a permitir que su moneda, el yuan, se aprecie con mayor rapidez. Además,la administración de Obama está desesperada por mantener boyante la economía Estados Unidos antes de las elecciones de mitad de legislatura que tendrán lugar el mes que viene.

Por lo tanto, no hay ciertamente ninguna razón para que la comunidad internacional de inversores pierda su apetito por activos de los países en desarrollo.

Si acaso, este apetito podría crecer, especialmente si los administradores de la reserva del banco central se suben al carro. Su interés en las monedas del G-4, que constituían el 97% de sus reservas totales de divisas en 2009, podría empezar a caer si las máquinas de impresión en el principales economías comienzan a rodar de nuevo.

Además, un estudio reciente realizado por Chris Turner, jefe de estrategia cambiaria de ING Financial Markets, explica que los mercados con más liquidez como el de Canadá, Australia y Corea, son los que más se beneficiarían.

Nuevos datos del Fondo Monetario Internacional ya muestran que la compra de los bancos centrales en el segundo trimestre de dólares de Canadá, Nueva Zelanda y Australia ya ha tomado el nivel de 'otras divisas en las reservas del mercado de divisas hasta el 3,3%.

El euro continuaba subiendo a 113,93 yenes desde 113,72 mientras que el dólar se movía casi plano a 83,46 yenes desde 83,44 yenes.

(Nick Hastings ha cubierto los mercados de divisas internacionales durante más de 20 años. Además de escribir sus comentarios y análisis, también aparece en las cadenas de televisión Fox Business News y CNBC en Europa, Asia y EEUU. Se le puede localizar en el +44-20-7842-9493 o por correo: [email protected])




(END) Dow Jones Newswires

October 01, 2010 06:01 ET (10:01 GMT)

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Johngo

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El arte de empobrecer al vecino

La guerra cambiaria internacional agudiza la pelea por la competitividad.
China no cede en su política y Estados Unidos sufre las consecuencias. Una pelea que puede afectar el crecimiento de otros, como Brasil

MARTIN WOLF

Estamos en medio de una guerra cambiaria internacional, un debilitamiento general de las monedas. Esto nos amenaza porque nos quita nuestra competitividad”. Esta queja de Guido Mantega, ministro brasileño de Hacienda, es totalmente comprensible. En una era de demanda deficiente, los emisores de monedas de reserva adoptan la expansión monetaria y los no-emisores responder con intervención cambiaria. Aquellos que, como Brasil, no se encuentran entre los primeros y prefieren no imitar a los últimos, ven dispararse sus monedas. Temen los resultados.

Esta no es la primera vez para estos conflictos cambiarios. En septiembre de 1985, hace ya 25 años, los gobiernos de Francia, Alemania Occidental, Japón, EE.UU. y Reino Unido se reunieron en el Hotel Plaza de Nueva York y acordaron impulsar la depreciación del dólar estadounidense. Antes aún, en agosto de 1971, el presidente Richard Nixon impuso el “shock Nixon”, la imposición de un recargo de 10% a las exportaciones y acabó con la convertibilidad del dólar en oro. Ambos eventos reflejan el deseo de EE.UU. de depreciar el dólar. Tiene el mismo deseo hoy. Pero esta vez es diferente: el foco de atención no es un aliado obediente, como Japón, sino la próxima superpotencia del mundo: China. Cuando tales elefantes pelean, es probable que los observadores sean pisoteados.

Aquí hay tres hechos, relevantes para las guerras cambiarias de hoy.

En primer lugar, como consecuencia de la crisis, el mundo desarrollado está sufriendo de una deficiencia crónica de la demanda. En ninguna de las seis mayores economías de altos ingresos -EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia- regresó el producto interno bruto en el segundo trimestre de este año a donde estaba en el primer trimestre de 2008.

Estas economías están operando a velocidades de hasta 10% por debajo de sus tendencias pasadas. Un indicio del exceso de oferta es la disminución de la inflación subyacente a cerca de 1% en EE.UU. y la zona del euro: ronda la deflación. Estos países esperan para un crecimiento impulsado por las exportaciones. Esto es cierto tanto de aquellos con déficits comerciales (como EE.UU.) y de aquellos con excedentes (como Alemania y Japón). En conjunto, sin embargo, esto sólo puede suceder si las economías emergentes se mueven hacia el déficit en cuenta corriente.

Segundo, los sectores privados trabajan en esta dirección.

En sus proyecciones de abril (que pronto serán actualizadas), el Instituto de Finanzas Internacionales, con sede en Washington, sugirió que este año el flujo neto de financiamiento privado externo en los países emergentes sería de u$s 746 mil millones. Esto sería parcialmente compensado por una salida privada neta de estos países de u$s 566 mil millones.

Sin embargo, con un superávit en cuenta corriente de u$s 320 mil millones, y modestos ingresos oficiales de capital, el equilibrio externo de los países emergentes, sin intervención oficial, sería un superávit de u$s 535 mil millones.

Pero, sin la intervención, eso no podría pasar: la cuenta corriente debe equilibrar el flujo neto de capitales. El ajuste se haría a través de un tipo de cambio mayor. Al final, el mundo emergente incurriría en un déficit de cuenta corriente financiado por una entrada neta de capitales privados de los países de altos ingresos. De hecho, eso es precisamente lo que uno espera que suceda.

En tercer lugar, este ajuste natural sigue viéndose frustrado por la acumulación de reservas en moneda extranjera. Estas sumas representan una salida de capitales oficiales. Entre enero de 1999 y julio de 2008, las reservas oficiales mundiales aumentaron de u$s 1,615 billones a a u$s 7,534 billones - un impresionante aumento de u$s 5,918 billones (millones de millones). Este aumento fue, se podría decir, una forma de auto-seguro después de las crisis anteriores.

De hecho, se recurrió a las reservas durante esta crisis: se redujeron en u$s 472 mil millones entre julio de 2008 y febrero de 2009. Sin duda, esto ayudó a los países sin reservas cambiarias a amortiguar el impacto. Pero este uso de las reservas fue de apenas 6% el nivel anterior a la crisis. Además, entre febrero de 2009 y mayo de 2010, las reservas aumentaron en otros u$s 1,324 billones, para llegar a unos u$s 8,385 billones. ¡El mercantilismo vive!

China es lejos el interventor dominante, representando 40% de la acumulación desde febrero de 2009. Para junio de 2010, las reservas habían llegado a u$s 2,450 billones, un 30% del total mundial y un asombroso 50% de su propio PIB. Esta acumulación debe ser vista como una enorme subvención a la exportación.

Nunca en la historia de la humanidad puede el gobierno de una superpotencia haber prestado tanto al de otro. Algunos argumentan -Komal Sri Kumar, de la Trust Company of the West, por ejemplo- que dicha gestión de la tasa de cambio no es manipulación, a diferencia de lo que opina el Congreso de EE.UU., ya que el ajuste puede producirse a través de “cambios en costos y precios internos”.

Este argumento sería más convincente si China no hubiera trabajado mucho y con éxito para eliminar las consecuencias naturales, monetarias e inflacionarias, de su intervención. Mientras tanto, el inevitable ajuste hacia el déficit en cuenta corriente en el mundo emergente se está desplazando a los países que son atractivos para los flujos de capital y no quieren o no pueden intervenir en los mercados de divisas en la escala necesaria. ¡Pobre Brasil! ¿Estaremos viendo el disparo de salida para la próximo crisis financiera de mercados emergentes?

John Connally, secretario del Tesoro de Nixon, hizo su célebre declaración a los europeos de que el dólar “es nuestra moneda, pero su problema”‘. Los chinos responden en especie. En ausencia de ajustes cambiarios, estamos viendo una forma de guerra monetaria: en los hechos, EE.UU. trata de inflar a China, y China de desinflar a EE.UU. Ambas partes están convencidas de que tienen razón, ninguna está teniendo éxito, y el resto del mundo sufre.

No es difícil ver el punto de vista de China: está desesperado por evitar lo que considera el terrible destino de Japón después del Acuerdo Plaza. Con la competitividad de las exportaciones dañada por el alza de su moneda y presionado por EE.UU. para reducir su superávit en cuenta corriente, Japón no eligió las reformas estructurales necesarias, sino una gran expansión monetaria. La consiguiente burbuja contribuyó a la “década perdida” de los ’90. Una vez un campeón mundial, Japón cayó en el abatimiento.

Para China, evidentemente, tal resultado sería una catástrofe. Al mismo tiempo, es difícil ver una configuración robusta de la economía mundial sin grandes flujos netos de capital de los países de altos ingresos al resto. Sin embargo, también es difícil imaginar que eso suceda, sobre una base sostenible, si la economía emergente más grande y de mayor éxito del mundo es también su mayor exportador neto de capital.

Lo que se necesita es una ruta a estos necesarios ajustes globales. Eso exige no sólo una voluntad de cooperar que hoy parece escasear, sino también más imaginación para las reformas nacionales e internacionales. Me gustaría ser optimista. Pero no lo soy: es muy improbable que un mundo de políticas de empobrecer al vecino termine bien.

Fuente: Financial Times
 

madroño

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Los bancos centrales, en pie de guerra

Japón baja los tipos al 0% por sorpresa y se prepara para imprimir billetes. Los bancos centrales toman medidas agresivas y devalúan sus divisas. El problema es que, sin coordinación, puede dejarlas sin efecto, lo que pone en peligro la recuperación de la economía mundial.

“Al final, una devaluación competitiva no benefició a nadie, debido a que todos los países no pueden depreciar sus tipos de cambio unos contra otros. Con ello sólo se consiguió avivar las tensiones políticas, agudizar las incertidumbres sobre las divisas y paralizar el sistema de comercio mundial. En definitiva, proteccionismo financiero”. Esta cita del reputado economista Barry Eichengreen, profesor de la Universidad de California y colaborador de The Guardian, describe la situación que se vivió en la Gran Depresión de los años 30, pero es un reflejo cada vez más fiel del escenario actual.

El interés mostrado por los bancos centrales para reconducir sus economías a la senda del crecimiento y evitar posibles riesgos de deflación les ha llevado a retomar medidas agresivas de estímulo que, de una manera u otra, suponen una intervención en el mercado de divisas. El objetivo: ampliar la masa monetaria, devaluar sus monedas y hacer así cada vez más competitivas sus exportaciones. Y, como consecuencia, “las tensiones están aumentando”, recuerda Michael S. Hanson, economista de Bank of America Merrill Lynch.

El Banco de Japón (BoJ) decidió ayer por sorpresa recortar los tipos de interés hasta un rango de entre el 0% y el 0,1% y planteó la posibilidad de establecer un fondo para la adquisición de deuda pública y otros activos, en un principio de 5 billones de yenes (43.000 millones de euros), ante el escaso margen para una mayor relajación del precio del dinero. “Aunque la economía de Japón todavía muestra signos de una moderada recuperación, el ritmo de ésta se frena en parte debido a la ralentización de las economías internacionales y el impacto de la apreciación del yen”, explicó el BoJ.

Por su parte, la Reserva Federal de EEUU está preparando al mercado para reactivar la máquina de imprimir billetes con la compra de más deuda gubernamental, medida que previsiblemente anunciará en noviembre; y el Banco de Inglaterra se plantea seguir sus pasos. “Dos tercios del consumo privado mundial está en EEUU, la eurozona, Japón y Reino Unido, y las perspectivas de crecimiento para el próximo lustro son muy inferiores a las dos últimas décadas. Ante este panorama los países buscan depreciaciones competitivas para crecer por exportaciones”, apunta José Carlos Díez, economista de Intermoney.

Por otro lado, aumentan las tensiones con China. La troika de representantes económicos de la eurozona intentan convencer a las autoridades chinas para que aprecien su moneda, con el objetivo de reducir los desequilibrios comerciales con Europa y contribuir de este modo a la recuperación económica europea. Y Estados Unidos amenaza ya con aplicar mayores aranceles a las importaciones chinas, después de que el yuan se haya apreciado en torno a un 2% frente al dólar desde junio y cuando el Congreso de EEUU considera que está un 25% infravalorado. “Existe el riesgo de que la guerra de las divisas degenere en medidas proteccionistas que limiten el comercio y acaben afectando a la localización eficiente de la producción mundial”, añade Díez. Japón, por ejemplo, ya produce en EEUU el 80% de los componentes de los coches japoneses que se venden allí para eliminar el riesgo cambiario.

Y a este tipo de intervenciones se han sumado Corea del Sur, Suiza o Brasil. Todos quieren devaluar su divisa, pero el problema es que, según recuerda Eichengreen, el impacto acabo siendo neutral, lo que pone en peligro el objetivo que se persigue: la recuperación de la economía mundial. Ya se ha visto con la evolución del yen (ver información adjunta).

Presión para el BCE
Y entre todo este lío se encuentra la manzana de la discordia, el Banco Central Europeo (BCE), el único que se ha mostrado relativamente optimista con la economía en los últimos meses y que siempre ha sido reticente a tomar medidas de tipo cuantitativo, mediante la compra de deuda o lo que, comúnmente, se denomina máquina de imprimir billetes. “El BCE siempre tiene menos margen para actuar porque su objetivo es la inflación”, indica José Luis Martínez, estratega en España de Citi. Como consecuencia, mientras unos ven devaluar sus divisas, el BCE ve fortalecer la suya y el euro superó ayer la barrera de los 1,38 dólares por primera vez desde principios de febrero. Ante esta situación, el presidente, Jean Claude Trichet, podría endurecer su discurso en su reunión de mañana, puesto que Alemania es una de las economías más dependientes de las exportaciones a nivel mundial.

Guerra de divisas, guerra de imprentas y guerra dialéctica que sólo tiene una solución: la coordinación entre las autoridades para evitar esa depreciación competitiva, por lo que se deduce que será el tema candente para el próximo G-20 que tendrá lugar en noviembre. “La retórica reciente se ha calentado, sospechamos que se mantendrán las cabezas frías y prevalecerá una mayor cooperación internacional”, concluye Hanson.
 

Johngo

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Al FMI le preocupa un conflicto de divisas y comercio

El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, ha advertido a los gobiernos de que puede desencadenarse una guerra entre divisas si se empeñan en resolver sus problemas internos manipulando los tipos de cambio, según una entrevista que le concedió al matutino londinense 'Financial Times'.

“Al final, una devaluación competitiva no benefició a nadie, debido a que todos los países no pueden depreciar sus tipos de cambio unos contra otros. Con ello sólo se consiguió avivar las tensiones políticas, agudizar las incertidumbres sobre las divisas y paralizar el sistema de comercio mundial. En definitiva, proteccionismo financiero”,

Barry Eichengreen,
profesor de la Universidad de California y
colaborador de The Guardian, de Londres
(acerca de la Gran Depresión, aplicable a 2010).


"Ha comenzado a circular la idea de que pueden utilizarse las monedas como arma de política (económica)", afirmó el economista socialista francés a cargo del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, en una entrevista con el diario británico Financial Times.

"Si llegara a traducirse en acciones concretas, esa idea representaría un riesgo muy grave para la recuperación mundial... Tendría un impacto negativo y muy dañino a largo plazo", agregó.

Strauss-Khan, director gerente del FMI lanzó su advertencia a través del influyente FT poco antes de que el yen se depreciara en los mercados de divisas tras la decisión del Banco de Japón de recortar su principal tipo de interés y proponer un nuevo fondo para la compra de letras del Tesoro y otros activos.

Advertidos acerca del intervencionismo del Banco Central de Japón, y sus riesgos porque si los otros países de monedas 'fuertes' lo imitaran, el final sería previsible.

Después de que el banco emisor japonés anunciara su decisión, el yen cayó frente al dólar estadounidense mientras que las letras del Tesoro y los precios del oro se apreciaron ante la expectativa de un recurso de las principales economías del mundo a lo que se conoce en la nueva jerga económica como "flexibilización cuantitativa", la inyección de dinero electrónico en la economía.

En las últimas semanas, algunas de las principales economías han intervenido para mitigar las presiones al alza de sus divisas: Japón vendió yenes por 1ra. vez en 6 años mientras que Brasil ha amenazado con intervenir a su vez para impedir la revaluación de su moneda, el real, y el lunes 04/10 duplicó el impuesto que grava las compras extranjeras de sus bonos en un intento de reducir el súbito ingreso de fondos.

"Hemos visto informaciones de que algunos países emergentes cuyas economías se exponen a fuertes aflujos de capital están diciendo que quizás sea ya hora de utilizar sus divisas para lograr ventajas, sobre todo en el comercio. No creo que sea una buena solución", dijo Strauss-Khan, y debe prestarse especial atención a los desequilibrios en los balances por cuenta corriente de los países y los problemas de la economía global.

En relación con las tensiones entre Beijing y Washington por el tipo de cambio (renmimbi contra dólar), que, según USA debía estar más alto, Strauss-Kahn se dijo de acuerdo en que la divisa china debería apreciarse, pero especifica que ello debería ser no sólo causa, sino a la vez consecuencia del reequilibrio de la economía del gigante asiático.

Según Khan, lo primero que debería hacer China es incrementar el consumo interno, dirigiendo la producción hacia los mercados internos en lugar de hacia la exportación, lo cual tendrá como consecuencia una revaluación de su moneda.

"Ello ayudará a controlar la inflación y aumentará el poder de compra del consumidor (chino)", explicó el director gerente del FMI.

Guido Mantega

Guido Mantega, el ministro de Finanzas brasileño, fue el primero en reconocer abiertamente lo que está pasando ahora mismo en el mundo: hay "una guerra comercial internacional".

Según un análisis publicado por The Wall Street Journal, la consecuencia inevitable es la inflación, ya que muchos países están buscando devaluar sus monedas para incrementar sus exportaciones y salir así de la crisis actual.

De momento, tanto USA como el Reino Unido han utilizado el denominado 'quantitative easing' y medidas extraordinarias que han debilitado sus monedas, mientras que Japón, Suiza, Tailandia, Corea del Sur o Singapur han intervenido directamente o prometido hacerlo.

Mientras, China sigue con su criticado anclaje con el dólar que le permite ir de la mano de la moneda estadounidense.

Mantega, con sus comentarios, invitó a pensar que Brasil probablemente será el próximo en intervenir. Y es que, según Goldman Sachs, las últimas subidas del real brasileño le convierten en la moneda más sobrevalorada del mundo, lo que afecta de lleno a su competitividad, tal y como recordó el ministro.

¿Qué problemas trae una nueva ronda de depreciaciones? El diario lo dejó muy claro: estos intentos son como los de los marineros que se suben a los hombros unos de otros para abandonar un barco que se hunde.

Inflación ordenada para reducir la deuda

Los economistas, por su parte, esperan que esta guerra de las divisas consiga frenar el proceso deflacionario en el que se encuentra sumergido buena parte del mundo, especialmente en Occidente.

De hecho, algunos, como recuerda el periódico, creen que una inflación un poco por encima de lo normal sería positiva, ya que reduciria el valor de las enormes deudas contraídas durante el boom, tanto a nivel privado como público. En suma, una enorme transferencia de riqueza de los ahorradores a los prestatarios.

La idea de salir de la crisis a través de un incremento de los precios para reducir el valor de la deuda ha sido defendida por economistas tan prestigiosos como Gregory Mankiw, ex asesor de la Casa Blanca, o Kenneth Rogoff, profesor de Harvard, ex economista jefe del FMI y coautor junto a Carmen Reinhardt, de la universidad de Maryland, de uno de los libros claves para entender la crisis, This Time is Different.

Mankiw recordaba que el abandono del patrón oro en 1933 fue la clave para que USA saliera definitivamente de la Gran Depresión. En ese sentido, Frank Beck, de Capital Finance, también citaba ya hace casi dos años al proceso de devaluación global que se dio en los años '30, si bien abogaba por una devaluación coordinada, algo que, de momento, no se está dando.

Para controlar este proceso están los bancos centrales, y como ha recordado Mervyn King, gobernador del banco de Inglaterra, tienen una herramienta poderosa para controlar la inflación, las subidas de tipos.

Pero, tal como apunta el WSJ, los bancos centrales han mostrado en los últimos años un terrible comportamiento a la hora de anticipar la inflación y reaccionar apropiadamente y a tiempo a cambios dramáticos en la economía.

El diario va más allá en su crítica y señala que ésta generación de banqueros centrales ha pecado consistentemente de imprudencia, irresponsabilidad y exceso.

Cuando la inflación comience a aparecer, predice el WSJ, los banqueros centrales la ignorarán y la calificarán de exógena y fuera de su ámbito de control.

Por lo tanto, el resultado de esta ronda global de devaluación de divisas será una incontrolada y rampante inflación. De hecho, esto es lo que está descontando el incremento espectacular del precio del oro.

Pero a pesar de este proceso, el diario estadounidense cree que China resistirá y que intentará mantener su anclaje al dólar, lo que permitirá que siga engrasada su máquina exportadora y que sus reservas mantengan su valor.

La respuesta por parte de USA será desencadener una guerra comercial, con aranceles y embargos, y que el consumidor estadounidense sufrirá aunque no tanto como los productores chinos.

De momento, ya se ven los primeros signos de esta guerra con la presión de USA sobre el yuan y la imposición de aranceles en China a los pollos americanos, como última muestra.

The Wall Street Journal concluyó de manera alarmante: "La crisis financiera nunca iba a terminar de manera tranquila. De hecho, podría terminar de manera muy desordenada".

Fuente: U24
 

Johngo

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Trichet entra al debate de las guerras de divisas

FRÁNCFORT (EFE Dow Jones)--El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dijo el jueves que los niveles de las divisas deberían reflejar los fundamentales económicos y que los líderes de las principales naciones tendrán la oportunidad de debatir sobre las tensiones en el mercado en las reuniones de este fin de semana del Fondo Monetario Internacional en Washington.

A mediodía, el banco central de las 16 naciones que comparten el euro anunció que su consejo de política monetaria había decidido mantener invariados sus tipos de interés de referencia.
[Trichet]

"Más que nunca, creo que los tipos de cambio deberían reflejar los fundamentos económicos", aseguró Trichet en la habitual rueda de prensa posterior a la reunión. "La volatilidad excesiva (...)[tiene] implicaciones adversas para la estabilidad económica y financiera".

Señaló que los líderes de los países cuyas divisas son las más importantes del mundo "tendrán ocasión de intercambiar puntos de vista al respecto" en las reuniones del FMI de este fin de semana.

En especial, en relación a las sugerencias de que la divisa china debería apreciarse más rápidamente, Trichet contestó: "Es muy importante que la reforma de la política de tipos de cambio anunciada por China se ponga en marcha (...) y se permita la apreciación gradual del renminbi [o yuan]".

Trichet dijo también que la recuperación económica de la eurozona se llevaría a cabo a un ritmo moderado, en el que "seguirán imperando" riesgos e incertidumbres.

"Los riesgos para esta perspectiva económica se inclinan ligeramente a la baja", dijo Trichet en rueda de prensa. "Las preocupaciones siguen relacionadas con la reaparición de las tensiones en los mercados financieros".

La inflación en la eurozona podría volver a bajar el próximo año, después de que se digiera el reciente aumento de los precios de la energía y los alimentos, comentó.

"En los próximos meses, las tasas de inflación [armonizada] rondarán los niveles actuales, para moderarse nuevamente en el transcurso del próximo año", señaló Trichetsaid.

La perspectiva para la inflación, que en cualquier caso seguirá por debajo del nivel aceptable para el BCE, podría ser crucial para la velocidad a la que se volverá a una política monetaria de normalidad.

El presidente del BCE también habló del fuerte descenso del dólar estadounidense, que sirve de ayuda a los exportadores del país, y comentó que un dólar fuerte interesa a Estados Unidos.

Los comentarios de Trichet llegan en un momento de creciente desacuerdo entre los gobiernos de las grandes economías en cuanto a las tasas de cambio. Europa y Estados Unidos creen que China y otros países asiáticos han puesto en marcha políticas monetarias para mantener bajas sus divisas y con ello aumentar la competitividad de sus exportadores.

En contraste con los bancos centrales de algunas de las economías desarrolladas del mundo, principalmente Estados Unidos y Japón, el BCE ha ido retirando gradualmente su apoyo extraordinario al sistema bancario.

El BCE introdujo una serie de medidas no convencionales tras la crisis financiera de 2008. La más visible de ellas ha sido la provisión de liquidez adicional al sistema financiero, en cantidades muy superiores a las que necesitan los bancos para realizar sus negocios diarios.

Trichet dijo el jueves que el BCE no ha cambiado de opinión en el último mes en cuanto al mantenimiento de dichos instrumentos especiales.

Eso deja al BCE a la espera, mientras otros bancos centrales intentan mantener bajas sus divisas.

Trichet no aludió a temas específicos en torno al euro. Pero los observadores del BCE creen que el banco central no estaría sintiéndose cómodo con la fuerte apreciación de la moneda europea y que comenzará a poner en marcha sus propias medidas para hacer caer al euro.

El euro se ha apreciado un 17% respecto al dólar y un 7% frente a las divisas de algunos de sus principales socios comerciales, desde los mínimos marcados en lo que va de año.

Frank Hansen, economista de Danske Bank, calcula que la apreciación del euro en los mercados de divisas podría recortar medio punto porcentual del Producto Interior Bruto de la eurozona en 2011.

Fuente:
Trichet entra al debate de las guerras de divisas - WSJ.com
 

madroño

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Alemania entra en la guerra de divisas con críticas al dólar

Berlín afirma que tanto el yuan chino como la divisa estadounidense están infravaluadas.- Juncker se suma a las críticas contra la divisa estadounidense

La canciller alemana, Angela Merkel, ha denunciado hoy a través de su portavoz que ni el dólar ni el yuan cotizan en su "valor real" en el mercado de divisas, sujeto durante las últimas jornadas a grandes presiones. Alemania, cuya economía depende de las exportaciones, ve con preocupación la reciente revalorización del euro, que lastra la competitividad de sus productos en el exterior. La moneda única está en su nivel más alto de los últimos ocho meses y se cambia a 1,40 dólares a causa de la llamada "guerra de divisas", el nuevo ogro de la recuperación una vez que la crisis de deuda europea parece estar bajo control. También el líder del Eurogrupo, Jean-Claude trichet ha incluido hoy al dólar en las monedas "infravaloradas" y ha advertido de que el cambio del euro está "demasiado fuerte".

El conflicto surgido en torno a las divisas tiene su origen en el inmovilismo de China y las múltiples intervenciones de los países, principalmente en desarrollo, dirigidas a debilitar sus respectivas monedas y defender las exportaciones. El tema se ha convertido en el asunto que ahora domina las agendas de los actores económicos internacionales y es el centro del debate de la cumbre del G-20, el G-7 y el FMI que se celebran esta semana en Washington.

De hecho, tanto el Fondo como Estados Unidos, el BCE y la propia UE se han mostrado durante estos días a favor de que China libere del todo la cotización de su moneda, el yuan. Sin embargo, hasta hoy ningún país del euro se había atrevido a criticar también al dólar. No obstante, es lógico que haya sido Alemania, la más afectada por la fortaleza del euro frente al resto de divisas de referencia, la que haya sido la primera en hacerlo.

El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, ha justificado sus críticas en el hecho de que "cuando se inyecta una cantidad extrema de liquidez (en el mercado estadounidense), el dólar se devaluaría gradualmente", en referencia al anuncio de nuevas medidas de liquidez que hizo la Reserva Federal (el banco central de EE UU) tras el verano.

Desde la eurozona, el líder del Eurogrupo -el organismo que reúne a los ministros de finanzas y economía de los países que comparten la divisa única-, Jean-Claude Juncker, ha vuelto a insistir hoy en que si bien el yuan está "más que infravalorado", el dólar "no está en línea con los fundamentos" de la economía de EE UU. "El mismo mensaje" vale para ambos, ha añadido antes de afirmar que la economía china debería estar más orientada al consumo y la demanda interna y que no está "contento" con el actual cambio del euro.

Según Goldman Sachs, que ha actualizado sus previsiones para el euro con una subida de la divisa hasta los 1,55 euros, el impacto de la revalorización de la moneda en la economía de Alemania y otros factores como los mayores recortes presupuestarios en Francia frenarán el crecimiento del PIB de la Unión Monetaria. A estos niveles, espera que crezca 0,3 puntos porcentuales menos de lo esperado, con lo que ahora augura un repunte del 1,8% para el próximo ejercicio.
 

Johngo

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Hay riesgo de apreciación excesiva de las divisas en Latinomérica, dice funcionario del FMI

WASHINGTON (Dow Jones)—Los países sudamericanos han tenido un rol en ayudar a resolver los desequilibrios económicos globales y por lo tanto deberían tener libertad para controlar el aumento excesivo en el ingreso de capital, dijo el viernes un alto ejecutivo del Fondo Monetario Internacional.

El director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, Nicolás Eyzaguirre, señaló que la mayoría de los países en la región han hecho lo correcto al permitir que sus monedas se aprecien en el período desde la crisis financiera de 2008. Pero ahora enfrentan riesgos si reciben demasiada liquidez desde el exterior, explicó.

Dentro del marco de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington, el ejecutivo dijo que existe un riesgo de que si el grueso del exceso de liquidez se destina a Latinoamérica, las monedas podrían dispararse. Especialmente en Sudamérica, donde el crecimiento ha sido el más rápido, el desafío inmediato de las políticas es asegurarse que las cosas no se pongan peligrosas, afirmó.

En particular, destacó la reciente decisión de Brasil de elevar del 2% al 4% su impuesto a las inversiones en renta fija y dijo que este era un uso apropiado de las regulaciones macroprudenciales para contener ciertos riesgos. Precisó que una apreciación sostenida del real brasileño había provocado un incremento en las importaciones.

Los países latinoamericanos no deberían necesariamente intervenir para depreciar sus monedas, agregó, pero es apropiado que usen dichas medidas para frenar el ritmo de apreciación.

Eyzaguirre dijo que la disposición de la región a dejar que sus monedas se muevan con el mercado, mientras se actúa para prevenir movimientos súbitos, podría servir como modelo para el resto del mundo.

Los comentarios de Eyzaguirre se producen en medio del creciente debate entre las principales economías sobre las intervenciones cambiarias. Estados Unidos y la Unión Europea han sido particularmente críticos del uso de China de un tipo de cambio fijo a para manejar su moneda, el yuan. Y el FMI, en oposición a su evaluación de las monedas con libre flotación en Latinoamérica, ha declarado que el yuan está "sustancialmente subvalorada".

Fuente:
Hay riesgo de apreciación excesiva de las divisas en Latinomérica, dice funcionario del FMI - WSJ.com
 

Johngo

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EEUU y China siguen enfrentados

Lo más importante que vemos a media sesión del 11-10-10 en los mercados financieros es que Estados Unidos y China siguen enfrentados por los tipos de cambio. Durante el fin de semana, ha tenido lugar en Washington la reunión conjunta del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en la que los movimientos en los mercados de divisas han dominado la agenda de debate. En su habitual reunión de otoño, los ministros de finanzas de los países pertenecientes a estas instituciones han discutido a fondo sobre los desequilibrios de la economía mundial y sobre las medidas para poner coto a la incipiente guerra de divisas.

El Euro-Dólar abre la semana con un hueco alcista que está cerrando en estos momentos. Lo vemos lateral bajista a la espera de ‘drivers’ que le puedan llevar por encima del máximo de ocho meses en los 1,4029.

El Euro-Yen se mueve lateral tras la corrección de las dos últimas sesiones tras alcanzar los 115,67. Debería mantener rangos a corto plazo.

F.M. por BMS
 

Johngo

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El FMI no logra aliviar la tensión cambiaria
El asunto queda postergado para la cumbre del G-20 a mediados de noviembre en Seúl

WASHINGTON—La asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) del fin de semana no logró aliviar las batallas cambiarias que enturbian los mercados, postergando la disputa hasta la cumbre del Grupo de los 20 mayores países industrializados y en desarrollo del próximo mes, sin ninguna solución clara a la vista.

La reunión del sábado puede haber sido más significativa por las posibles soluciones que fueron descartadas. Funcionarios del banco central chino rechazaron los llamados para un acuerdo cambiario internacional o regional y el jefe de la Organización Mundial del Comercio señaló que la institución no quería verse involucrada en peleas de este tipo.

Los integrantes del FMI frustraron un intento de Estados Unidos de condicionar un mayor rol de China en el organismo multilateral a la adopción por parte de ese país de cambios en su política cambiaria. "Nadie está ligando esto", dijo el ministro egipcio de finanzas, Youssef Boutros-Ghali, que preside el comité de diseño de políticas del FMI.

Un funcionario estadounidense dijo que el gobierno de Barack Obama llevará la pelea a la cumbre del G-20 que se realizará a mediados de noviembre en Seúl. La Casa Blanca utilizó la última cumbre de líderes del G-20 en junio para presionar a China para que anunciase con antelación que adoptaría una política cambiaria más "flexible", en lugar de ligar al yuan estrechamente con el dólar. Pero luego de la cumbre, el valor del yuan apenas se movió, lo que provocó indignación en el Congreso de EE.UU. y frustración en el Departamento del Tesoro y en la Casa Blanca.

EE.UU., gobiernos europeos y una serie de países emergentes se quejan de que China está deliberadamente devaluando su moneda para ayudar a sus exportadores. Para competir, Corea del Sur, Brasil y otros países asiáticos y latinoamericanos han tomado medidas para deprimir el valor de sus divisas, lo que genera temores de que estos esfuerzos podrían presagiar una guerra comercial.

Si el desempleo persiste, "existe un peligro de que los países se vuelvan hacia adentro y que, como resultado, la cooperación internacional tropiece", advirtió el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en un comunicado.

EE.UU. ha incrementado la presión sobre China en el último mes y ha visto algunos resultados. Desde que Lawrence Summers, el principal asesor económico de la Casa Blanca, visitó Beijing el 6 de septiembre para presionar a China, el yuan se fortaleció alrededor de 2% frente al dólar. Summers dijo que el reciente ritmo de apreciación es alentador pero que su país es escéptico respecto a la posibilidad de que los progresos continúen sin una persistente presión estadounidense. Los organizadores de la cumbre de Corea del Sur, temiendo que las batallas por temas cambiarios vayan a dominar las conversaciones, están alentando a China y EE.UU. a llegar a un acuerdo político. Pero dista de estar claro si las partes están dispuestas.

El gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, dijo que supone que la presión de EE.UU. y Europa disminuirá una vez que sus tasas de desempleo comiencen a declinar. También descartó la posibilidad, sugerida por algunos académicos chinos, de que Beijing debería ofrecer limitar sus exportaciones a EE.UU. temporalmente como una forma de diluir las tensiones, de la misma forma que Japón limitó las exportaciones de autos al país norteamericano en la década de los años 80.

"Esa es la opinión de un pequeño grupo de economistas", indicó Zhou. "No está siendo seriamente considerada".

Con las dos partes en desacuerdo, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, aseguró que el organismo tomará un rol más grande en los asuntos cambiarios. El viernes, sugirió una "iniciativa sistémica de estabilización", en la cual el FMI trabajaría en una serie de frentes para disminuir las batallas cambiarias. Pero cuando terminó la reunión el sábado, describió un esfuerzo menos ambicioso, en el cual el FMI enfocaría sus revisiones de las políticas nacionales más intensamente en lo que se vincula a los asuntos cambiarios. Agregó que asistirá a las sesiones en las que se revise las políticas de China, como ya hace con las de EE.UU. y la zona euro.

Algunos funcionarios europeos apoyan que el FMI tenga un rol más amplio, pero la capacidad de acción del organismo está limitada porque no puede hacer cumplir sus opiniones.

Fuente: WSTREET JOURNAL
 

madroño

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La Fed Pronto será un buen momento para inyectar más dólares en el sistema

La Reserva Federal (Fed) ha cumplido con las expectativas de analistas y mercados y ha reconocido que dentro de poco será un buen momento para hacer una segunda ronda de flexibilización cuantitativa. O lo que es lo mismo, para dar a la máquina de imprimir billetes e inyectar más dólares en el sistema.
Esa es la conclusión a la que llegaron varios miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed en su última reunión del 21 de septiembre, según se recoge en las actas publicadas hoy.

En dicha reunión los funcionarios coincidieron en que "pronto" será apropiado inyectar más dinero en el sistema como medida para estimular la economía de Estados Unidos. Dicha inyección llegará "antes de tiempo".

Según las actas, en setiembre la situación económica de EEUU se mantuvo en calma, lo que permitió al regulador monetario recopilar más datos y analizar mejor cuáles deben ser las medidas de estímulo a adoptar.

Concretamente varios miembros del del Comité de Mercado Abierto centraron el debate en buscar nuevas formas de estimular la economía basadas en comprar más deuda pública estadounidense y en posibles medidas para modificar las expectativas de inflación.

Más allá de estos mensajes lo cierto es que las actas de la Fed no dan detalles o datos específicos de cuáles serán esos nuevos estímulos a los que hacen referencia ni que volumen de compras maneja el organismo. Lo que si dejan claro las minutas es el consenso generalizado entre Bernanke y el resto de presidentes del banco central estadounidense sobre la idea de que la nueva inyección de dólares en el sistema se puede poner en marcha en el momento en el que las condiciones económicas así lo requiera.

El pasado 21 de septiembre el regulador monetario dejó estables los tipos de interés de EEUU en su actual rango (entre el 0% y el 0,25%) y mostró su predisposición a adoptar nuevas medidas de estímulo si era necesario. Según las actas publicadas hoy, "esta indicación concuerda con la percepción de los miembros de que tales medidas podrían ser apropiadas pronto, pero también dejan claro que estas decisiones dependen de futura información sobre la evolución de la situación económica".

Mismo lenguaje
Fiel al lenguaje de las últimas reuniones, el mes pasado los miembros de la Fed reiteraron que "aunque los participantes consideran improbable que la economía vuelva a entrar en recesión, muchos expresaron su temor a que el crecimiento productivo, y el proceso asociado de reducir la tasa de desempleo, será lento por algún tiempo".

En cuanto a la recuperación económica de EEUU, si bien es cierto que ésta se ha ralentizado, "los participantes piensan que la recuperación económica continuará y generalmente prevén que el crecimiento repuntará gradualmente el próximo año", según recogen las actas.

En su última reunión la Fed también barajó la posibilidad de adoptar nuevas medidas acomodaticias si "el crecimiento continúa siendo demasiado lento para reducir con éxito la tasa de desempleo". Las posibilidades del regulador monetario en este sentido pasan por realizar "más compras de Bonos del Tesoro a largo plazo y en posibles medidas para incidir sobre las expectativas de inflación".

Reacción en Wall Street
Tras conocerse el contenido de las actas la Fed Wall Street ha minimizado sus pérdidas. El Dow Jones de industriales se deja un 0,01%, hasta 11.000 puntos, mientras que el selectivo Standard & Poor's 500 repunta un 0,11, hasta 1.167 puntos. El mercado tecnológico Nasdaq Composite sube un 0,35%, hasta 2.411 puntos.
 

Johngo

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¿Más emisión?

LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN ESTE PELEA MONETARIA ES CÓMO SE GESTIONARÁ EL AJUSTE ECONÓMICO INTERNACIONAL

Estados Unidos ganará la guerra cambiaria global

En lugar de cooperación sobre los ajustes de las tasas de cambio y las cuentas externas, EE.UU. busca imponer su voluntad, a través de la emisión sin límites de dólares

MARTIN WOLF

Las monedas dominaron las reuniones de este año del Fondo Monetario Internacional. Más precisamente, dos monedas lo hicieron: el dólar y el yuan. la primera porque se la considera demasiado débil y la última, demasiado inflexible. Pero, detrás las peleas, hay un desafío enorme: cómo gestionar el ajuste económico global.

En su prefacio al nuevo Panorama Económico Mundial, Olivier Blanchard, asesor económico del FMI, afirma: “conseguir una recuperación global fuerte, equilibrada y sostenida nunca iba a ser sencillo (...) Exige dos actos de reequilibrio económico fundamentales y difíciles”.

El primero es un rebalanceo interno: es volver a depender de la demanda privada en países avanzados y una disminución de los déficit fiscales que se abrieron en la crisis. El segundo es un rebalanceo externo: que EE.UU. y otros países avanzados dependan más de las exportaciones netas y que algunos países emergentes, en especial China, dependan más de la demanda interna. Desafortunadamente, concluye el profesor Blanchard, “estos dos actos de rebalanceo se están produciendo con demasiada lentitud”.

Este rebalanceo tiene dos dimensiones. Primero, los países de alto gasto y alto déficit deben desapalancar sus sectores privados. Segundo, los tipos de cambio reales de economías con posiciones externas robustas, oportunidades de inversión fuertes, o ambas, deben apreciarse, mientras la expansión de la demanda interna compensa el lastre consecuente de las exportaciones netas.

Una política monetaria agresiva de países emisores de monedas de reserva, en especial Estados Unidos, es un elemento en ambos procesos. Los gritos de dolor que hoy se escuchan en todo el mundo, a medida que los mercados hacen subir las monedas frente al dólar, refleja en parte el impacto desparejo de la política estadounidense. Más aún, reflejan la obstinada resistencia a aceptar los cambios necesarios; cada país que recibe capital trata de desviar el ajuste indeseado a otros lugares.

En palabras crudas, EE.UU. quiere inflar al resto del mundo, mientras que éste trata de desinflar a EE.UU. Y debe ganar, puesto que tiene municiones infinitas: no hay límites a los dólares que puede crear la Reserva Federal. Lo que hay que discutir son los términos en que se rinde el mundo: los cambios necesarios en los tipos de cambio nominales y las políticas internas en todo el mundo.

Su actual inflación baja y en descenso puede ser calamitosa. En el peor de los casos, la economía norteamericana puede sucumbir a la deflación de la deuda. Los rendimientos e inflación estadounidenses ya están siguiendo el camino de Japón en los ’90, La Fed quiere detener esta tendencia. Es por eso que parece inminente otra ronda de emisión monetaria.

En pocas palabras, las autoridades estadounidenses harán lo que se necesite para evitar la deflación. De hecho, a la Fed no le preocupa que significa ese esfuerzo para el resto del mundo.

Las consecuencias globales son evidentes: la política elevará los precios de activos de largo plazo y animará el flujo de capitales hacia países con políticas monetarias menos expansivas (como Suiza) o retornos más altos (como las economías emergentes). Esto es lo que está pasando. El Instituto de Finanzas Internacionales con sede en Washington prevé que las economías emergentes recibirán ingresos netos de capital extranjero superiores a u$s 800.000 millones en 2010 y 2011. Los receptores de la entrada de capitales, sean países avanzados o emergentes, deben tomar decisiones incómodas: permitir que el tipo de cambio se aprecie, por lo que cae su competitividad externa; intervenir en los mercados cambiarios, acumulando dólares indeseados y amenazando la estabilidad monetaria interna y disminuyendo la estabilidad externa; o limitar la entrada de capitales, a través de impuestos y controles. Históricamente, los gobiernos combinaron los tres. Sucederá lo mismo en esta ocasión.

El profesor Blanchard tiene razón: los ajustes futuros serán muy difíciles; y apenas han comenzado. En lugar de cooperación sobre los ajustes de las tasas de cambio y las cuentas externas, EE.UU. busca imponer su voluntad, a través de la imprenta. Estados Unidos ganará esta guerra, de un modo u otro: inflará al resto del mundo u obligará a subir sus tasas nominales frente al dólar. Desafortunadamente, el impacto será disparejo; las economías menos protegidas (como Brasil o Sudáfrica) se verán obligadas a ajustarse y otras, protegidas por controles cambiarios (como China) serán capaces de manejar mejor el ajuste.

Sería mucho mejor para todos buscar un resultado cooperativo. Tal vez los líderes del Grupo de los 20 hasta sean capaces de usar su “proceso de evaluación mutua” para lograr eso. Su cumbre de noviembre en Seúl es la oportunidad. De la necesidad, no hay duda. De la voluntad, las dudas son muchas. En lo peor de la crisis, los líderes se unieron. Ahora, la Fed está a punto de colgarlos por separado.

Financial Times
 

Johngo

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Es improbable si los ‘dos’ no quieren

Durante esta semana se ha seguido hablando sobre la eventualidad de una guerra de divisas. Durante el fin de semana pasado los ojos del mundo estuvieron puestos en Washington. Allí, tuvo lugar la esperada reunión conjunta del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en la que los movimientos en el mercado de divisas dominó la agenda de debate.

Como suele ocurrir con este tipo de reuniones no se han producido avances significativos y las dos potencias clave, EEUU y China siguen enrocadas en sus posiciones a cuenta de la política del tipo de cambio del Yuan.

Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EEUU, exigió que el Fondo Monetario Internacional (FMI) "refuerce su supervisión de las políticas cambiarias y las prácticas de acumulación de reservas" para evitar que ello provoque las grandes tensiones en los tipos de cambio que complican ahora la recuperación económica.

Por su parte, Zhou Xiaochuan, gobernador de Banco Central de China, dijo que centrar el foco de atención en las divisas es algo sesgado. "La continuidad de unos tipos de interés extremadamente bajos y de unas políticas monetarias no convencionales por parte de los principales emisores de monedas de reserva han creado grandes desafíos a los países emergentes a la hora de aplicar la política monetaria".

Jürgen Stark, miembro del consejo ejecutivo del BCE ha señalado hoy que “una carrera por devaluar las divisas sería fatal”. Así de drástico ha sido mientras su compañero en la autoridad monetaria europea, el español González-Páramo, negaba la existencia de una guerra en el mercado FOREX aunque reconocía que la inestabilidad en este mercado es mala en sí misma. Tanto González-Páramo como Stark coinciden en que China debe ser más flexible en su política cambiaria. Stark, de hecho, confía en que Pekín actuará en esa línea.

Ashraf Laidi, estratega jefe de mercados de CMC Markets, al que hemos entrevistado esta semana nos decía que no se va dar una guerra de divisas. “Esta sería sólo posible si el Congreso de los EEUU logra convertir en ley alguna propuesta legislativa que fuerce a China a revaluar el Yuan. Si logran imponer aranceles compensatorios y China responde entonces si estaríamos ante una guerra de divisas. Pero las posibilidades de que ocurra algo así son menores a un 50%”.

De lo que no tenemos dudas es que de aquí a noviembre que es cuando vamos a tener la cumbre del G-20 en Seúl la diplomacia tiene que comenzar a trabajar. En nuestra modesta opinión hay que evitar la generación de un creciente clima de desconfianza que podría desencadenar la aparición de nuevas medidas proteccionistas. Esperemos que el sentido común impere y se logren llegar a acuerdos que eviten este escenario de pesadilla para la economía mundial. Si la diplomacia no funciona de aquí a entonces estamos en camino hacia una guerra comercial y de divisas a nivel global.

Francisco Miñana por BMS
 

Johngo

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Dólar devaluado, real revaluado, peso estable: para los empresarios argentinos, la guerra de monedas ya está en el país

Por Horacio Riggi. Editor de Negocios

Cuando el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, aseguró a principios de mes que la campaña de numerosos países para devaluar sus monedas y aumentar su competitividad generará tensiones pero no una guerra global de divisas, no todos los empresarios le creyeron, pero todos se preocuparon.

“No preveo que estemos avanzando hacia una era de guerras de divisas aunque claramente habrá tensiones sobre todo en el caso de países con superávit comercial o por cuenta corriente que están interviniendo sus divisas para mantenerlas bajas”, señaló. Zoellick.

En la Argentina los empresarios, en su mayoría, creen que la guerra de monedas, los afectará si la inflación sigue en alza y el Gobierno deja revaluar el peso. “Lo que vimos este año es un peso más fuerte, que aún es competitivo porque Brasil, nuestro principal socio comercial, tiene un real cada vez más fuerte, y porque el dólar se sigue devaluando en el mundo”, aseguró a El Cronista el CEO de una de las principales automotrices del país. “Sin embargo, si lo medimos en dólares, la Argentina de octubre es menos competitiva que la de enero pasado, porque el tipo de cambio casi no se movió pero los costos para producir aumentaron en promedio 20%”, dijo.

Al mismo tiempo, el empresario reconoció que la fuerte demanda de Brasil, al menos para la industria automotriz, es lo mejor que le pasó al sector en los últimos años. El razonamiento parte de una lógica. Como fabricar en Brasil hoy sigue siendo más caro que en la Argentina, y la demanda brasileña no frena, si bien la Argentina es menos competitiva que hace un tiempo porque aumentaron los costos, también dentro de los costos está la suba de salarios. Es decir, con mayor poder adquisitivo en el mercado interno, hay más dinero para volcar a la industria. Como ejemplo se puede tomar que este año el sector planea fabricar 700 mil vehículos, y establecer un récord histórico. Otros tantos, entre fabricados e importados se venderán en el mercado interno.

Hay otros sectores que están más preocupados. En este caso, las multinacionales (no automotrices) que tienen que decidir inversiones en el país ya no sólo preguntan por la seguridad jurídica o por el Indec. Ahora, la preocupación llega directamente desde el exterior, porque dicen que el mundo está ante un cambio de paradigma. “La historia ahora pasa por saber de dónde viene la inversión, y la inversión va a llegar de China e India, no de Estados Unidos”, pregunta y se contesta un alto directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA).

Ante este escenario, los empresarios sostienen que el verdadero problema llegará si el Gobierno se queda sin herramientas para mantener el tipo de cambio a valores competitivos. “Pueden llegar grandes flujos de inversión del exterior porque el dinero no rinde en el mundo, y entonces se vuelcan a los emergentes. Si el dinero llega para inversión real es una cosa, pero si llega como capital especulativo, podemos estar complicados”, afirmó el gerente de finanzas de una multinacional brasileña con presencia en la Argentina.

Volviendo al principio, las advertencias de Zoellick surgieron luego de que un grupo bancario global, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), revisó al alza su pronóstico de flujos de capital privado a los mercados emergentes en u$s 116.000 millones a un total de u$s 825.000 millones en 2010, por encima de los u$s 581.000 millones del año pasado. El organismo afirmó que el alza continuará en 2011, cuando los flujos de capital privado neto a emergentes llegarían a u$s 833.000 millones. Todo esto viene a cuento de reclamos por parte de varios países. El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, había afirmado a finales de septiembre, a raíz de la intervención de Tokio en el mercado de divisas, que cree que el mundo está inmerso en una guerra comercial y de tipo de cambio, al tiempo que añadió que los países buscan obtener ventajas vía la manipulación de sus monedas. China es el país que atrae mayores críticas, ya que pese a anunciar en junio que permitiría que su moneda fluctuara de acuerdo con las fuerzas del mercado, el valor del yuan se mantuvo sin grandes cambios.
 
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