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Aprender de los errores

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El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada. (Goethe)

Hay que saber reconocer los errores. Es el primer paso para poder solucionarlos. Si te empeñas en creer que tú no has cometido el error, nunca le buscarás la solución.

En cada una de las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria, desde la más simple a la más importante, corremos el riesgo de equivocarnos, pero no aceptar los errores, achacárselos a otros, empeñarse en alcanzar la perfección, o ignorarlos, son actitudes que pueden convertirse en verdaderos obstáculos para tu crecimiento personal y profesional.

Piensa más allá. No pienses sólo en solucionar el error, piensa que vas a aprender de ello. ¿No te lo crees? Sigue estos consejos que nos ofrece jobomas:

Acepta tu error. Nunca esquives tu responsabilidad ni trates de culpar a alguien más pues eso sólo empeoraría las cosas y hablaría muy mal de tu ética profesional. Toma las cosas con calma y acepta que te equivocaste. Una de las actitudes que pueden hablar de nuestro compromiso y nuestra capacidad de liderazgo es la aceptación de responsabilidades así que no eludas tus decisiones, enfréntalas y hazle saber a los demás que eres un profesional honesto que puede superar grandes adversidades.

Oportunamente y con creces. Si cometiste un error y con ello afectaste a terceros, no pierdas tiempo en lamentarte por ello; toma de inmediato las riendas de la situación y ofrece una alternativa para solucionarlo. Cuanto más pronto comiences a trabajar en una solución menores serán los daños y las partes involucradas valorarán el compromiso que haces por resolver la situación. Si está en tus manos, compensa tus errores con creces y esfuérzate por recuperar la confianza de quienes se pusieron en tus manos.

Ofrece garantías. Una equivocación es costosa porque hay un daño que reparar y ello implica una inversión adicional tanto de tiempo como de recursos pero al final de cuentas, es más sencillo reparar un error que volver a comenzar todo el proceso. Justo en este momento es cuando tú tienes la oportunidad de ofrecer una solución y garantizar con argumentos sólidos y detallados que la situación no se repetirá. Tan claro como sea posible explícales a los involucrados por qué puedes asegurar que esta vez saldrán bien las cosas y comprométete a que el resultado final será lo que esperan.

No lo repitas. Si caíste en un error y has visto sus consecuencias, sabes que no puedes volver a cometerlo o definitivamente estarás fuera de la jugada. Equivocarte una vez es humano y hasta cierto punto, comprensible pero hacerlo más de una vez en el mismo punto resulta imperdonable para quien puso de nuevo su confianza en ti. El primer aprendizaje que debe dejarte una mala decisión es el de no volver a cometerla; una vez que lo hayas comprendido habrás evolucionado sin darte cuenta y estarás sacando provecho de una situación adversa.

¿Sabes sacar partido de tus errores?

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