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Todo lo que debemos saber acerca del PER

Una de las ratios más utilizadas para analizar los valores cotizados es el PER (Price to Earnings Ratio) también conocida como ratio precio-beneficio. Este cociente pretende relacionar la capitalización bursátil de una compañía con sus beneficios después de impuestos del último año. De este modo, obtendremos cuantos años, con los actuales beneficios, deberíamos esperar para recuperar nuestra inversión.

En el cálculo del PER se pueden emplear dos fórmulas:

PER = Capitalización bursátil del valor / Beneficio Neto

PER = Precio de las acciones / Beneficio por Acción (BPA)

Por ejemplo, si los niveles de capitalización bursátil de una empresa fueran 1.000 millones de euros y el resultado del ejercicio fueran 75 millones de euros, la empresa tendría un PER de 13,33 veces (1.000 millones/75 millones). Por lo que el inversor esperaría, con los beneficios actuales, 13 años y algo más de 4 meses para que el beneficio compense la inversión.

Interpretación del PER: 

Para interpretar la ratio, primero debemos conocer qué es un PER elevado y qué es un PER bajo y no dejarlo en la ambigüedad. En base al histórico del Dow Jones desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, los puntos en los que finalizaba el mercado alcista el PER del Dow Jones se situaba alrededor de 25 veces o por encima (máximo PER de 35 veces en la burbuja de las punto.com) estos niveles serían muy elevados. Por el contrario, el Dow Jones en los mercados bajistas encontró el suelo de mercado cuando el PER del mercado se ubicaba entre 5 veces y 10 veces, definiendo un PER bajo. Estos niveles son una referencia para esquematizar mentalmente un PER alto o bajo pero en ningún caso debemos establecer un dogma en base a estos datos.

PER elevado: Un valor con un PER elevado podríamos decir ‘a priori’ que las acciones están caras, no obstante estos niveles son fruto de una cotización disparada y el mercado estaría descontando un escenario futuro de crecimiento de la compañía que empuje los beneficios al alza. De este modo, que las acciones hayan subido mucho no implica que no vayan a subir aún más.

PER bajo: Un valor con un PER bajo podríamos decir ‘a priori’ que las acciones están baratas, no obstante estos niveles son fruto de una cotización hundida y el mercado estaría descontando un escenario futuro de estancamiento o caída del negocio de la compañía que afecte negativamente los beneficios. De este modo, que las acciones hayan bajado mucho no implica que no vayan a bajar aún más.

Usos comparativos del PER

Otra de las utilidades del PER es la comparativa con las empresas de su entorno sectorial o bien con el PER medio que está ofreciendo el sector. Utilizando este sistema, podemos observar qué compañías, según el mercado, ofrecen mejores perspectivas con los PER más elevados del sector y son quiénes están liderando las subidas del entorno.

Si pretendemos comparar los retornos que están ofreciendo la renta variable y la renta fija de un país usaremos el EYG (Earning Yield Gap) = (Rentabilidad teórica Renta Variable – Rentabilidad del Bono soberano a diez años). Primero calcularíamos la inversa del PER de la renta variable para conseguir la rentabilidad teórica, por ejemplo si el PER del Ibex es 20 veces, entonces la inversa del PER sería un 5% (1 / 20), seguidamente nos fijaríamos en el retorno del bono nacional a diez años. Siguiendo el ejemplo, si la deuda pública a diez años ofreciera un 2,75% al inversor, entonces el EYG sería del 2,25% (5% – 2,75%) esa sería la prima teórica por decantarse por la renta variable y asumir mayor riesgo.

El PER de Shiller

Sin embargo muchos inversores algo más exigentes suelen emplear el PER de Shiller, también conocido como ratio CAPE (Cyclically Adjusted Price to Earnings Ratio), ideado por el economista Robert Shiller, que ajusta la magnitud tradicional del PER al promedio de los beneficios empresariales obtenidos en los últimos diez años para abarcar tanto periodos de auge como de decadencia económica y proporcionar una visión más ajustada de la realidad.

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