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¿Puede el yuan optar a ser la divisa reserva internacional?

Las relaciones entre los Estados Unidos y China viven en un permanente pacto de no agresión, con desconfianza mutua y con la retórica habitual de intercambio de reproches sobre el comercio, la dependencia excesiva de la financiación de la deuda pública y privada de EEUU del dinero chino, el tratamiento de las empresas extranjeras en China, las cuestiones estratégicas, tales como apoyo de EEUU a Taiwán y al Dalai Lama del Tíbet, las respuestas a las ambiciones nucleares de Irán, y, sobre todo, el problema alrededor del tipo de cambio. Dada la importancia de la relación bilateral China-EEUU para el comercio mundial, el crecimiento y la seguridad, lo normal es pensar que los dos países evitarán una confrontación total, ya que, en caso contrario, se podría limitar el crecimiento mundial.

Sin embargo existe un tema de fondo indiscutible para ambas economías y es el papel del yuan en el este entorno económico constantemente en desarrollo. Lo cierto es que en el año 2000  los activos en dólares suponían entorno al 70% de las reservas mundiales. Hoy por hoy, la cifra comparable es de aproximadamente el 64%, el siguiente mayor que acapara la mayor cuota es el euro con  casi el 21%, seguido por el yen, la libra, el dólar australiano, el dólar canadiense y el franco suizo. Esto se debe a que el precio del petróleo establecido por la OPEP, así como el 50% de los títulos de deuda internacionales están denominados en dólares. Además, aunque a partir de 2011, menos del 20% del comercio de mercancías entre China y Corea es con los EEUU, el dólar sigue siendo la moneda exclusiva utilizada en las transacciones de divisas entre los dos países.

China claramente quiere aspirar a que el yuan se convierta en la reserva mundial en el largo plazo. Las ventajas son más que evidentes como optar a bajar los costes de endeudamiento, facilitar la expansión en el extranjero por empresas chinas, lo que permite los contratos transfronterizos y sobre todo, abriendo el camino para una parte de las enormes reservas de divisas de China que se reasignan en direcciones más económicamente productivas. Esta última medida posiblemente podría estimular el crecimiento económico tanto en China como en una escala global. En el fondo, lo que subyace es la búsqueda de un nuevo equilibrio de poder, especialmente tras la actual crisis económica y financiera, donde los países emergentes van a jugar un papel más relevante ya que los países BRIC reclaman una nueva moneda reserva supranacional que supere al dólar, con el fin de balancear el mundo hacía su terreno.

¿Qué ocurre, por otro lado, con el dólar estadounidense? El origen de la actual crisis económica se encuentra en el elevado sobreendeudamiento del sector privado de los países occidentales, que hasta ahora apenas se ha reducido, y además se le está añadiendo el endeudamiento público, necesario, por otro lado, para evitar una depresión económica. Los Estados Unidos no quiere abandonar el papel del dólar como moneda reserva, ya que tendría, en un supuesto extremo, problemas de refinanciación de su deuda.

Para que el yuan compita con el dólar estadounidense como moneda de reserva internacional, es necesario entonces el desarrollo de sus mercados financieros, así como convencer al mundo de la estabilidad y la legitimidad de sus instituciones políticas, que a nadie se le olvida que es una dictadura. Mientras que el gobierno actual ha estado tratando de orientar la economía al mercado, la reciente intervención en el mercado de valores y la triple devaluación del yuan tiene muchos preguntándose si China realmente tiene la voluntad política de seguir adelante con estos objetivos marcado o sólo es un alto en el camino.

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