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El fracaso de las políticas de imprimir dinero

Se está debatiendo enormemente si la Reserva Federal debería o no subir tipos y a su vez también se está haciendo una valoración genérica sobre la actuación de la autoridad monetaria desde la caída de Lehman Brothers. De hecho, en el post La Reserva Federal se resiste a subir tipos ante los riesgos internacionales comentamos que en base a la Regla de Taylor, la Fed, con la escusa de apuntalar la recuperación, lleva cinco años de retraso con la subida de tipos. Con este post vamos a complementar la valoración de su actuación con indicadores como la velocidad de la oferta monetaria y el multiplicador monetario para entender dónde estamos y veremos por qué son un fracaso las políticas de impresión.

En primer lugar para aquellos que no conozcan lo que significa la velocidad del dinero es simplemente la cantidad de veces que circula la oferta monetaria, que son los medios de pago de una economía (M2), para obtener la producción nominal. Cuando la actividad económica es alta con ciertos niveles de sobrecalentamiento, como en la década de los años noventa, la velocidad del dinero es elevada, lo que refleja el hecho de que el dinero está cambiando de manos de manera muy rápida en las diferentes transacciones. Durante ese periodo la velocidad de los medios de pago llegó a superar 2.2 veces.

Como vemos en el siguiente gráfico, tras el final de la fiesta punto.com, la velocidad del dinero cayó y se mantuvo entre 1,9 y 2 veces, unos parámetros relativamente elevados en la serie histórica. En ese entorno, nos estalló en los morros la burbuja subprime y nos atemorizaron diciéndonos que el mundo se iba al garete. Con esa premisa, la Reserva Federal no sólo bajo tipos a mínimos sino que empezó a crear base monetaria, una gran cantidad de dinero de alta potencia, para tratar de salvar los muebles. Un dato a tener en cuenta es que en diciembre de 2007 la base monetaria era de 837.000 millones de dólares, mientras que en la actualidad estamos cerca de 4 billones de dólares. En este entorno vemos que la velocidad del dinero se ha desplomado hasta 1,5 veces (mínimo de la serie histórica), lo que significa que se ha contribuido, en gran medida, a la creación de PIB a través de crear medios de pago.

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La relación entre la oferta monetaria y la base monetaria se conoce como multiplicador monetario, que es cuando dinero de alta potencia se convierte en medios de pago para la economiza real. Pues bien, ese estímulo inmenso de reserva fraccionaria creado por la Fed podía dirigirse hacia dos lugares, o bien hacia la economía real o bien a los circuitos financieros, la denominada economía financiera o economía especulativa. En el supuesto de que el dinero de alta potencia se hubiera convertido en medios de pago, formando parte de la economía real para adquirir bienes y servicios, veríamos en esos años como el multiplicador monetario o bien se hubiera mantenido o incluso crecido, mostrando unas tasas de crecimiento muy elevadas. Sin embargo, vemos que tras las políticas de impresión se produce un auténtico batacazo del multiplicador monetario, lo que significa que el dinero de alta potencia creado masivamente está contribuyendo en «algún lado» que desde luego no es la economía real… Muchos hábilmente sospecharán que el dinero se ha ido a los mercados financieros en manos de los bonos estadounidenses, bolsas, emergentes, etc…

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Hasta aquí pudiera parecer que no hay problema… Es más, la economía estadounidense crece, los datos de desempleo son fantásticos (tasa de desempleo del 5,1%) y no hay inflación económica, a pesar de que la imprenta de la Reserva Federal ha funcionado a pleno rendimiento. ¿Entonces dónde está el problema? Bien como hemos mencionado el dinero se destinó a la economía financiera creando una nueva burbuja en substitución de la anterior… Supongamos que como todas las burbujas está también finaliza (si no lo ha hecho ya), si ese dinero de alta potencia se convierte en medios de pago, mediante el crédito privado, veremos como la oferta monetaria se incrementa sustancialmente y consecuente en base a la Teoría Cuantitativa, el PIB nominal se elevará pero no porque la producción se incremente, sino por el auge del nivel de precios.

Estados Unidos se mantuvo con un IPC en el mes de agosto de 0,21987 respecto al mismo mes del año anterior. Desde luego las tensiones inflacionistas son por ahora inexistentes. En mi opinión, nos dirigimos a un escenario parecido a la década de los sesenta y la década de los setenta en el que la inflación irá aumentando gracias a la introducción del dinero de la alta potencia en la economía real, lo que terminará devaluando las deudas, o mejor dicho… Los trabajadores si quieren mantener el poder adquisitivo deberán experimentar una subida salarial, que les llevará a mayores bases imponibles y por consecuencia a pagar mayores tipos de gravamen, los pensionistas verán como su pensión va perdiendo poder adquisitivo y los inversores por lo general, a diferencia de estos últimos 25 años, será difícil obtener rentabilidades reales porque aquellas empresas que no tengan capacidad de trasladar la subida de costes al cliente final, verá como su margen se reduce. Asimismo, dado que el gobierno de los EEUU está endeudado al 101,3% del PIB, muestra enormes incentivos para que la inflación devalúe su enorme deuda pública. ¿Acaso ésto no es un fracaso de las políticas de impresión?

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